“La infiltración policial debe servirnos de aprendizaje colectivo”. Entrevistamos a antiguos militantes de Distrito 14 tras el descubrimiento del sexto infiltrado policial en movimientos sociales

A primeros de septiembre, El Salto publicaba la noticia del descubrimiento de un nuevo infiltrado policial en los movimientos sociales del Estado español. Era el sexto desenmascarado en poco más de un año, esta vez en colectivos de Madrid.

Sergio, nombre real y también el utilizado durante la infiltración, se acercó al colectivo de Moratalaz Distrito 14 a través del reparto de alimentos, comenzando en 2015 a militar en esta organización juvenil de barrio y participando posteriormente en el Movimiento Antirrepresivo de Madrid. Durante seis años que duró la infiltración, mantuvo relaciones de amistad con decenas de personas y, en al menos dos casos, también relaciones sexoafectivas.

Desde junio de 2022, en el que La Directa revelaba que Marc Hernàndez Pon, activista en un casal del barrio de l’Eixample, en Barcelona, en realidad era un policía, se han descubierto otros cinco casos de policías infiltrados: “Dani”, activista del movimiento libertario y el derecho a la vivienda de Barcelona, “Ramón” infiltrado en los movimientos sociales de Benimaclet de Valencia, “Mavi”, activista de los movimientos ecologistas y participante en el centro social La Animosa de Madrid y “Maria”, activista en el movimiento antirracista y cercana al Comitè de Defensa de la República de Girona, fueron descubiertos como policías, todos ellos tras abandonar sus labores de infiltración.

Hemos hablado con antiguos militantes de Distrito 14, recién llegados de las jornadas “Sin Filtro” que sobre esta temática ha organizado el colectivo antirrepresivo Colze a Colze. Los materiales de estas jornadas pueden consultarse en la web de Sin Filtro.

En septiembre, una investigación de El Salto desveló que sufristeis la infiltración de un policía en vuestro colectivo durante seis años. ¿Nos podéis contar qué sucedió?

A raíz de los casos de infiltración policiales destapados a lo largo de este año, observamos que en todos los casos hay unos patrones en común entre ellos que coinciden con el perfil de uno de los ex-militantes de Distrito 14. Si bien es cierto que, a pesar de estos patrones y el aumento de las sospechas sobre Sergio, no es hasta el caso de la Policía infiltrada que estuvo varios años con un militante de Girona, y que incluso la madre de la Policía en cuestión participó en el complot, cuando comenzamos a ahondar en el asunto. A modo de aprendizaje para todxs, no nos cuesta admitir que no nos tomamos en serio la cuestión hasta que vemos que determinadas líneas rojas que frenaban nuestras sospechas (relaciones sentimentales, relaciones sexo-afectivas, que trabajasen de verdad en profesiones habituales entre la juventud obrera, la familia, etc.) se ven traspasadas en el resto de casos, puesto que infravalorábamos al Estado en lo que a juego sucio represivo se refiere.

Imaginamos que fue un golpe muy duro ¿Cómo lo encajasteis? ¿Cómo lo estáis llevando?

Al principio es difícil de asimilar, a la vez que sentíamos mucha rabia y nos encontrábamos en estado de shock. En el caso de Sergio, su entrenamiento y control de la infiltración ha sido muy manejado en todo momento, pudiendo contar pocas veces aquellos momentos o hechos que ahora vemos que nos podían haber hecho sospechar, lo que se traduce en haber militado y convivido con una persona que se comportaba prácticamente igual que muchos otros militantes. Tantos años de militancia y relaciones sociales con Sergio hacen que pensar que era un policía infiltrado sea difícil de digerir, pues ni colectivamente ni personalmente estábamos preparados para ello, por lo mencionado anteriormente en cuanto a líneas rojas frente a la represión se refiere. Sin embargo, cabe destacar el apoyo mutuo y los grupos de apoyo al respecto, que están haciendo una labor magnífica tanto en el ámbito político como en el psicológico y personal.

Por último en cuanto a esta pregunta, nos gustaría destacar el hecho de que a pesar de la dificultad que supone el asimilar y encajar un hecho así creemos que debe servirnos de aprendizaje colectiva y políticamente de cara a los pasos que damos en nuestras organizaciones políticas, afianzando la seguridad en nuestros espacios, entre otros, con el fin tanto de proteger a nuestrxs militantes como de alcanzar nuestros objetivos políticos más fácil y efectivamente.

A finales del mes de octubre habéis participado en las jornadas “Sin filtro”, organizadas por el colectivo antirrepresivo Colze a Colze, para debatir sobre las infiltraciones policiales. ¿Qué nos podéis contar sobre este encuentro?

Sin duda fueron unas jornadas muy enriquecedoras para todas las personas que acudimos a ellas. El hecho de poner encima de la mesa de primera mano los casos de infiltraciones policiales destapados este año nos ha hecho confirmar los patrones en común entre los infiltrados, aportándonos así a todo el movimiento político en general una herramienta muy poderosa de cara a seguir destapando otros casos y luchando, a su vez, contra la represión del Estado.

Destacamos también de las jornadas la participación de varios activistas ingleses que llevan décadas destapando infiltraciones policiales en Reino Unido, especialmente en el movimiento ecologista y animalista. Sus aportaciones también fueron valiosísimas, ya que las tácticas que tanto el Estado español como el inglés en lo que a infiltraciones policiales se refiere, son exactamente idénticas. Sus consejos y experiencias, sumado a las nuestras, hicieron de las jornadas un elemento único para conocer en profundidad este modelo represivo.

Son seis las infiltraciones de los últimos años que se han desvelado en muy poco tiempo. ¿Pensáis que estos descubrimientos se deben a que las infiltraciones han ido en aumento? ¿O que los movimientos sociales siempre han sufrido estas tácticas policiales y ahora se ha hecho un buen trabajo de investigación?

Más que la cantidad de infiltraciones policiales destapadas, son los métodos utilizados en ellas lo que nos indica que estas tácticas policiales están hechas a medida de nuestros movimientos políticos y sociales, lo que nos hace pensar que desgraciadamente han sido parte fundamental en la función represiva del Estado desde hace, como mínimo, décadas. Sin embargo, cabe destacar el gran trabajo de investigación que se está llevando a cabo en este sentido, así como la valentía de aquellxs militantes que, a pesar de lo difícil que es, deciden dar un paso hacia delante cuando ven que un compañero o compañera suyo se comporta de una manera sospechosa o parecida a los patrones de comportamiento en común comentados anteriormente entre los infiltrados.

Ante el gran número de casos que se han desvelado últimamente, es fácil caer en la paranoia y en la sospecha exagerada. Esto puede llevar a que el colectivo se cierre para evitar infiltraciones y se limite la entrada de nuevos miembros o la participación con otros colectivos. ¿Algún consejo para evitar este aislamiento sin renunciar a una básica estrategia de seguridad?

Debido a que es muy reciente el destape del caso de Sergio en Distrito 14, aún nos es difícil sacar las suficientes enseñanzas de ello como para poder aconsejar de una manera firme a otros colectivos y organizaciones. A pesar de ello, sí que invitamos, e incluyéndonos y animándonos a nosotros mismos, a no caer frente a los juegos sucios represivos del Estado, así como a no cerrarse en banda y terminar cayendo en el «gueto», y creemos que una buena manera de seguir hacia adelante después de destapar este tipo de casos es reflexionar acerca de la seguridad en nuestros espacios, con especial atención, una vez más, a los patrones en común que tienen los infiltrados policiales como herramientas de las que nos estamos brindando para poder protegernos. Aprender el funcionamiento de sus métodos nos está abriendo una puerta inmensa que debemos aprovechar al máximo.

En algunas ocasiones en las que se ha descubierto la presencia de policías infiltrados, como en otros casos en el Reino Unido o el reciente de Barcelona, las afectadas han recurrido a la vía judicial para denunciar las infiltraciones. ¿Qué opináis sobre esta postura? ¿Os habéis planteado hacerlo?

No tenemos una postura concreta respecto a la vida judicial, puesto que, volviendo a lo anterior, aún es pronto para posicionarse sobre muchos temas. En este sentido, la aportación de lxs compañerxs de Reino Unido fue cuanto menos interesante; a pesar de considerar, como todos deberíamos hacer, el Derecho como parte del Estado burgués y sus intereses, planteaban la posibilidad de usar el procedimiento judicial y sus resultados como una manera de difusión y denuncia pública frente a estos casos, más que con fines de satisfacción tras una condena a nuestro favor. Sin embargo, destacaban muchísimo las diferencias existentes entre el modelo judicial inglés y el español, ya que consideraban que el inglés facilitaba las cosas en este sentido.

En nuestro caso, de momento no es una opción, aunque aún es pronto para afirmarlo definitivamente. Las aportaciones de las compañeras inglesas, así como el proceso que siga la querella presentada contra uno de los infiltrados destapados, nos hace y nos va hacer reflexionar en este sentido también, puesto que no deja de ser una de las posibles estrategias que podemos seguir, siempre en el espectro del hecho de que nuestro fin no es una condena a nuestro favor sino la difusión y denuncia pública que podemos conseguir de ello.

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