El sagrado derecho a la propiedad. ¿Por qué los oligarcas rusos aún tienen villas en Europa?

A continuación, reproducimos un texto titulado «The Sacred Right of Property: Why do Russian Oligarchs still have Villas en Europe?» escrito por el colectivo anarquista Pramen de Bielorrusia (el cual hemos traducido del inglés) abriendo este interesante debate.

Durante muchos años, los oligarcas rusos han disfrutado de la vida en Italia, Alemania, Francia, Reino Unido y otros países de Europa Occidental. El dinero robado a la gente fue para villas, viñedos, enormes mansiones en el medio de Londres y mucho más. La vida de los oligarcas se asemejaba a los tiempos de lujo de los monarcas de hace dos siglos. Pero con el estallido de la guerra en Ucrania, hubo un breve periodo en el que parecía que los oligarcas rusos se acercaban al abismo. Aquí y allá llegaban noticias sobre la incautación de las propiedades de los amigos de Putin. Pero la ola de entusiasmo de los políticos europeos se desvaneció rápidamente. Sí, 46 de los 200 rusos más ricos han sido incluidos en las listas de sanciones, pero esto son a su vez 154 ricos que continúan disfrutando de sus privilegios mientras el pueblo ucraniano lucha contra los demonios de Putin.

¿Por qué está sucediendo esto? En un comienzo, parecía que los políticos europeos estaban dispuestos a luchar contra la influencia del capital ruso; pero después de muchos discursos ruidosos pero vacíos, nos encontramos en una situación en la que incluso las personas sancionadas no han perdido mucho desde que comenzó la guerra. ¿Los oligarcas resultaron ser capitalistas tan astutos que pudieron engañar a las naciones occidentales? Difícilmente.

¿Cómo evitar sanciones?

El hecho es que la situación de las sanciones no es nueva para muchos bielorrusos. Ya en 2020 y 2021, cuando los políticos europeos gritaban sobre sanciones aplastantes contra Lukashenko, muchos partidarios del dictador pudieron evitar consecuencias graves con simples formalidades. Reescribe la titularidad de tal o cual propiedad a una tercera persona y de repente se vuelve invisible para todo el sistema estatal.

O eso parece a simple vista. Pues los burócratas alemanes, británicos o franceses no son tan estúpidos como para no entender dónde y por qué el capital de un rico se ha ido. Prueba el mismo esquema de evasión de impuestos a una pequeña escala y es probable que tengas problemas con bastante rapidez.

La conclusión es que, contrariamente a las declaraciones políticas, los políticos europeos no están interesados en una completa ruptura con los oligarcas. Y esto tiene que ver con el propio capitalismo, que durante mucho tiempo ha determinado la dirección del desarrollo político en este o aquel país de Occidente. La lógica es bastante simple: además del capital ruso, en Europa hay suficientes propietarios dudosos cuyo dinero está a menudo cubierto con una gruesa capa de sangre. No importa de qué parte del mundo estemos hablando -Europa del Este, regiones de África o Asia, Sudamérica…-, los capitalistas y dictadores aman el lujo de Londres, París o Barcelona.

De modo que, si las élites europeas de repente tienen en cuenta su conciencia y realmente se apoderan de grandes cantidades de propiedades de los oligarcas rusos, los jeques de los Emiratos Árabes o los capitalistas-de-Estado chinos se sentirán amenazados y comenzarán a retirar sus capitales. Para el capitalismo, esta dinámica es extremadamente peligrosa, porque puede tener graves consecuencias sobre el mercado. Así que nos encontramos ante una situación en la que uno puede confiscar simbólicamente algunas de las propiedades de los oligarcas y hacer la vista gorda a la mayoría de las propiedades en manos de empresas opacas o de amigos y conocidos.

Uno puede estar indignado por este estado de cosas durante mucho tiempo, pero la situación con los ricos en Europa existe desde hace años. Y, además, los políticos europeos crean las condiciones para la atracción de este tipo de capital sucio. Es posible lavar dinero en Londres para capital extranjero con tan solo una transferencia, y una propiedad puede ser comprada sin un nombre real. En Alemania, las autoridades locales se niegan a proporcionar listas de propiedades de los oligarcas rusos alegando la imposibilidad de acceder a dicha información por motivos técnicos, las mismas razones que han convertido a Alemania en uno de los países más atractivos donde tener propiedades para los super ricos.

Es también interesante que la Unión Europea esté dispuesta a gastar miles de millones para combatir la llamada inmigración ilegal, construir enormes vallas contra los refugiados e invertir en sistemas de vigilancia de los ciudadanos comunes, pero cuando se trata de las propiedades de los super ricos, el aparato del Estado no tiene los recursos ni el tiempo para recopilar esta información.

¿Vamos a apoderarnos de todo y dividirlo entre todos?

Afortunadamente, hay periodistas que están dispuestos a desenterrar información sobre las propiedades rusas sin financiación del gobierno. Las listas de mansiones, yates y otras propiedades se actualizan todos los días. Parecería fácil mirar estas listas y tomar todo lo que estos periodistas han encontrado. Pero los políticos no tienen prisa por actuar por las razones antes mencionadas.

Los activistas de base sí que se están movilizando para luchar contra los oligarcas en lugar de los políticos. En Alemania, Austria y Reino Unido, anarquistas locales han comenzado a apoderarse de las propiedades de los oligarcas rusos y okuparlas para utilizarlas en proyectos de base. Desde albergar refugiados ucranianos a crear centros sociales de barrio. Y tales incautaciones han encontrado un amplio apoyo en la sociedad.

A su vez, la respuesta del Estado a tales iniciativas han sido desalojos forzosos de los anarquistas y procesos penales. Esto demuestra que las autoridades de los países occidentales no solo no están listas para apoderarse de las propiedades de estos mismos oligarcas, sino que, además, están listos para protegerlas con la ayuda del notorio derecho estatal a la violencia.

Este es un mensaje bastante claro para la sociedad, pues, por un lado, se la sigue alimentando con el exitoso apoyo al pueblo ucraniano en la guerra con Rusia, pero, por otro lado, a puerta cerrada, se intenta mantener el mismo estatus quo que condujo a la guerra.

Y mientras el capital de los oligarcas y los políticos responsables de esta guerra esté protegido no sólo por Putin, sino también por el sistema político europeo, realmente no podemos esperar ningún cambio político serio. Europa del Este sufre no sólo de Putin, sino de todos sus amigos y aliados. No es Putin quien está librando esta guerra, sino toda la élite política y económica de la Federación Rusa. Y sólo con el colapso de todo el sistema caerá el imperio mismo.

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