
El 28 de septiembre de 1905 en San Luis, Misuri, se fundaba la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano sobre el objetivo de articular a las fuerzas opositoras a la dictadura porfirista en México. Tiene su antecedente desde finales del siglo XIX en la tradición liberal mexicana, cuya corriente venía participando en luchas estudiantiles y sociales contra las reelecciones del dictador Porfirio Díaz. Los hermanos Ricardo y Enrique Flores Magón, en esa estela liberal habían entrado ya en contacto con las ideas del comunismo anarquista de Piotr Kropotkin y Errico Malatesta, y habían fundado el periódico Regeneración en el año 1900, lo que les costó su encarcelamiento temporalmente.

En el 1901 hubo el Primer Congreso de Clubes Liberales en la ciudad mexicana de San Luis de Potosí, del cual nace una primigenia confederación, que será duramente reprimida por el gobierno dictatorial de Porfirio Díaz, y encarcelados muchos de sus miembros, además, de suprimir el periódico Regeneración. Estos círculos liberales radicalizados y con postulados por parte de los hermanos Magón cercanos al anarquismo comunista organizado siguen siendo reprimidos al año siguiente, lo cual obliga a su exilio al otro lado de la frontera mexicana. Los hermanos Magón marchan a la ciudad de San Luis, en Misuri, donde sería fundado definitivamente el Partido Liberal Mexicano.
Durante casi un año a lo largo de 1905 se estuvieron teniendo discusiones profundas sobre la situación política, económica y social mexicana, e igualmente conectada a la realidad obrera estadounidense. El programa fue presentado en el periódico Regeneración el 1 de julio de 1906, que tuvo una tirada de 250 mil ejemplares, y se reprodujo igualmente en medio millón de pliegos distribuidos tanto en México, Estados Unidos, Europa, y algunos países de América Latina. Ese programa agrupó a centenares de organizaciones liberales y, principalmente, obreros contra la dictadura de Porfirio Díaz. Incluía objetivos políticos, sociales, y también laborales y en el ámbito económico, con una finalidad estratégica revolucionaria conectando acuerdos de mínimos con una subversión completa del sistema de dominación. Igualmente, años más tarde reconocía el propio Flores Magón, que este programa incluía puntos claramente reformistas para atraer a la organización y a la lucha al movimiento de masas. Considerado un primer paso para acercar a la revolución social, expresado de manera mucho más evidente en el Manifiesto del 23 de septiembre de 1911 con una postura abiertamente anticapitalista y socialista anarquista que traería el lema «Tierra y Libertad».
Huelga e insurrección minera en Cananea y lucha del textil en Río Blanco
Antes de la Revolución Mexicana de 1910, este programa tuvo su reflejo práctico en las huelgas e insurrecciones en los años previos. Sin esa acumulación de fuerza social y de experiencias de revuelta no hubiese sido posible el inicio del proceso revolucionario posterior y su plasmación en la alianza zapatista-magonista con un plan transformador desde la raíz. Debido a la organización clandestina que tenía el Partido Liberal Mexicano, estaba presente en numerosas ciudades y puntos estratégicos de la lucha contra el Porfiriato, debiendo defenderse de la brutal persecución. Se potencian varias sublevaciones contra la dictadura de Porfirio Díaz, en el poder desde 1876, y que había implementado las políticas económicas del capitalismo a finales del siglo XIX en México profundizando las desigualdades sociales.
Los posicionamientos políticos del PLM influyeron directamente en el estallido en junio de 1906 de la huelga minera de Cananea, en Sonora, un levantamiento obrero de varios días contra la empresa «Cananea Consolidated Copper Company», propiedad del empresario y coronel estadounidense William C. Greene. Esta huelga la organizaron los trabajadores mexicanos luchando contra la explotación laboral y la miseria de la vida a la que estaban sometidos. La policía rural porfirista reprimió a los mineros con el apoyo de Rangers del estado de Arizona enviados a petición del cónsul estadounidense para defender sus intereses capitalistas. Miles de trabajadores se levantaron en insurrección, mientras veintitrés obreros fueron asesinados y otros veintidós heridos; y pese a la represión esta Huelga de Cananea fue una muestra de que la clase trabajadora mexicana estaba acumulando capacidad de autoorganización en defensa de sus intereses.

Durante ese verano el PLM organiza una rebelión generalizada en México programada para septiembre de 1906, coincidente con el Día de Independencia (16 de septiembre), y que la compondrían una cincuentena de grupos guerrilleros bien armados. Se levantarían en armas en distintos puntos del interior de México, incluidos rebeldes Yaquis, comunidad indígena de Sonora, mientras que otros grupos de apoyo desde Estados Unidos tomarían las principales ciudades aduaneras, y consolidarían el abasto de armamento. Sin embargo, la primera semana de septiembre, muchos magonistas fueron detenidos por la policía estadounidense, decomisadas sus armas y descubiertos documentos fundamentales para la rebelión.
La rebelión programada había sido desarticulada pero aún así se produjo un levantamiento el 26 de septiembre en distintos municipios del estado de Coahuila principalmente, sofocado por fuerzas federales. El 30 de septiembre de 1906 estalla la rebelión de Acayucan, Minatitlán y Puerto México, todas ellas en el estado de Veracruz, impulsada igualmente por delegados del PLM. Los enfrentamientos contra el ejército federal duraron cuatro días completos, bastantes rebeldes murieron, otros encerrados en cárceles políticas y otros huyeron a la zona de la sierra para reorganizar guerrillas que estuvieron en combate hasta 1911. Muchos de los indígenas capturados por fuerzas federales fueron deportados a Valle Nacional, una zona tabacalera en las montañas del noroeste de Oaxaca donde eran esclavizados por los hacendados.
Estos intentos insurreccionales no estaban desconectados de la realidad social, política y el clima cada vez más incrementado de oposición al Porfiriato. Y en enero de 1907 estalla una nueva huelga del movimiento obrero mexicano en la fábrica de huaraches (sandalia mexicana que procede lingüísticamente de la lengua purépecha) de Río Blanco en Veracruz. Esta era una de las fábricas más grandes y buque insignia del Porfiriato. En abril de 1906 se había constituido el Gran Círculo de Obreros Libres, promovido por dos trabajadores militantes del PLM magonista. Sus estatutos se mantenían clandestinos por la represión porfirista, y tenían relaciones directas con la Junta Revolucionaria que para entonces ya estaba constituida en San Luis, Misuri.
Tras un paro patronal en el mes de diciembre ante el incremento de la lucha obrera, la vuelta al trabajo tras el año nuevo se produce con la represión porfirista a la libertad de asociación y de prensa. Miles de obreros y sus familias se reunieron en Río Blanco, y solicitaron en la tienda de abastos de la empresa que se les entregase suficiente maíz y frijol hasta que percibieran sus salarios. Ante la negativa del tendero, que era protegido por los dueños de la fábrica, fue una mujer llamada Margarita Martínez, quien animó al pueblo a que se tomasen por la fuerza las provisiones negadas. Tras el saqueo de la tienda se prendió fuego a la fábrica, pero los huelguistas no sabían que batallones de soldados estaban a las afueras del pueblo. Comandados por el general Rosalio Martínez, el subsecretario de Guerra, estos soldados entraron al pueblo disparando a quemarropa contra la multitud sin resistencia posible y dejando centenares de muertos entre mujeres, menores y hombres.
Redes y resistencias en el crecimiento del PLM, la relevancia histórica de su lucha
Todas estas insurrecciones previas están conectadas con el programa del PLM publicado en 1906, es decir, los numerosos clubes liberales que surgieron en muchas ciudades mexicanas trasladaban los principios políticos de este programa, y se coordinaba la autoorganización obrera y campesina. Sin embargo, se tenía enfrente a una dictadura implacable como el Porfiriato, aliado con la burguesía y el clientelismo capitalista internacional, pero sobre todo, con la inserción del incipiente imperialismo estadounidense que venía practicando sobre México esa explotación con un carácter expansivo y neocolonial. Es por ello, que los intentos insurreccionales y huelgas en la primera década del siglo XX, detrás de las cuales estuvo siempre el PLM, estaban completamente conectadas a los movimientos de masas. No fueron intentos individualizados, ni desprovistos de una organización social y política detrás que conectaba con las reivindicaciones obreras y campesinas, y esa es una de las claves principales para comprender por qué se dieron, y la manera en que sumaron para que fuese posible una Revolución pocos años después. Las huelgas insurreccionales son necesarias en la lucha socialista libertaria, pero deben conformar parte de un todo estratégico, y no deben de dar la espalda a la clase trabajadora, de la cual, los magonistas como trabajadores y militantes, integraban por completo.
Este movimiento anarquista en México, encabezado por el PLM para luchar contra el Porfiriato y el capitalismo no fue posible sin alcanzarse previamente un alto grado de redes transnacionales, es decir, un anarquismo sin fronteras. La prensa, la propaganda, la solidaridad internacional que sostuvieron cientos de hombres y de mujeres. Y es que la historia oficial, pero también la falta de voluntad memorialista entre nuestras filas de la izquierda libertaria, no ha valorado y analizado suficientemente el impacto político de las redes de mujeres implicadas en este entramado del PLM. La clandestinidad tampoco, es cierto, ayuda a conocer datos o informaciones, desgraciadamente nuestros hilos rojinegros en la historia tornan invisibles por pura supervivencia del movimiento, pero se tejen por manos femeninas y disidencias. Su labor particularmente fue notoria en mantener vivo el proyecto revolucionario, incluso en los momentos de mayor represión.
Todos estos centenares de redes y miles de integrantes de la clase dominada se unieron bajo la lucha por la emancipación total, ese era su objetivo y por ello se organizaban en torno al Partido Liberal Mexicano. Un ejemplo valioso en nuestra historia anarquista sobre la necesidad de una organización fuerte con redes bien establecidas y un programa claro integrado en las reivindicaciones de la clase trabajadora y con una clara intención revolucionaria. Si bien el anarquismo nace en el siglo XIX en Europa de los movimientos de lucha de clase, su desarrollo, revisiones y mejora en otras latitudes lo único que han hecho ha sido engrandecer su pasado y aportarnos nuevas herramientas de combate. Por siempre tierra y libertad, que no se diluya en la noche de los tiempos oscuros.
