La Ingobernable: Construyendo la autonomía en el Madrid de la especulación y los pelotazos culturales

El pasado 5 de mayo, tras la celebración de la manifestación #MadridNoSeVende (impulsada por diversos movimientos sociales que reclaman una ciudad en la que podamos vivir todas) se ocupó un espacio situado en la calle Gobernador 37, en pleno paseo del Prado.

La okupación en el 2017

Esta noticia, hace cuatro o cinco años, habría sido bien recibida, pero no supondría el hito en que se ha convertido hoy. Y es que si bien hace un lustro proliferaban los centros sociales okupados en nuestra capital (recordamos los desaparecidos La Salamanquesa, el CSO Casablanca, L.A. Hormigonera, el Centro Social 16.0, el Espacio Vecinal Montamarta, el KOALA, el Centro Social Huertas 16, la Morada o el Raíces, por citar algunos ejemplos), en el último año y medio cualquier intento de liberar un nuevo espacio abandonado ha sido infructuoso, salvo honrosas excepciones como las de La Casa Roja (okupada entre junio y noviembre de 2016) y La Canica (una antigua sucursal bancaria expropiada el pasado invierno y en activo a día de hoy).
Bueno, también existen excepciones no tan honrosas, como las ocupaciones de auténticos palacios (en el sentido literal de la palabra) en lugares privilegiados de la geografía madrileña llevadas a cabo por parte del colectivo neonazi Hogar Social Madrid. Su última sede se encuentra en la Plaza de Colón y nos duele reconocer que su presencia privatizadora sustentada sobre la violencia racista se ha normalizado en nuestra ciudad, pero ése es otro tema.
Volviendo al asunto que nos ocupa, decíamos que en el último año y pico nos hemos encontrado con que casi todos los esfuerzos por abrir centros sociales nuevos (o reabrir espacios antiguos) han fracasado rotundamente: desde los distintos intentos de crear La Osa Morada (herederas del CSOA La Morada, desalojada hace un año) hasta los de un sector del Patio Maravillas (que a nadie se le escapa que es cercano a Ahora Madrid), que trató de entrar en un inmueble después de que el Ayuntamiento les denegara su proyecto. En todos los casos la policía nacional, siguiendo instrucciones de la Delegación de Gobierno (según les reconocían a testigos), desalojaba los inmuebles a las pocas horas de que se hiciera pública su existencia. Por eso, la okupación del espacio de la calle gobernador (por cierto, propiedad del Ayuntamiento), fue un éxito inesperado. Pocas horas después, el nuevo centro social abrió sus puertas y en la primera asamblea se bautizó a sí mismo como La Ingobernable.

La potencia de La Ingobernable

La existencia de La Ingobernable en un Madrid infectado por el virus de la parálisis y la desidia ha generado una pequeña ola de optimismo entre los movimientos sociales. Bari Dz, por ejemplo, publicó en el portal Regeneración Libertaria un artículo titulado “La potencia del Centro Social La Ingobernable” en el cual compartía las siguientes reflexiones: “Disponer otra vez de un espacio en una de las arterias principales de la metrópoli nos debe hacer reflexionar sobre la utilidad de este. La Ingobernable no es un espacio para “hacer barrio”, frente al Caixa Forum y el Museo del Prado. La ingobernable sí que puede convertirse por un lado en un espacio de encuentro para proyectos y movimientos de los barrios, y por el otro en una toma de posición frente al colonialismo urbano.
[…] Pero no podemos ser ilusos, estas zonas de la ciudad son lugares irrecuperables e inhabitables a no ser que tengas las cuentas con muchos ceros a la derecha. Nos puede servir, eso sí, como centro de operaciones contra la gentrificación y turistificación de la ciudad, como isla y refugio en las movilizaciones que se suelen desarrollar por el centro, y como frente de combate si en algún momento queremos bloquear alguna arteria metropolitana. […] La Ingobernable deberá ser el espacio abierto, multiforme e intercultural, lugar de refugio para manteros (que participaron de la manifestación de #MadridNoSeVende) y para el resto de disidencias.
[…] Algunas amigas dirán que La Ingobernable es un paso más para el poder popular, yo prefiero hablar de la construcción de autonomía, de espacio de confluencia, en donde entrecruzarnos, agregarnos y conectarnos con otros devenires singulares”.
De momento, parece que La Ingobernable se está convirtiendo en ese espacio de autonomía que reclama. En su comunicado “Hacemos La Ingobernable”, de 17 de mayo, denuncian la especulación urbanística que nos asola y reivindica plantarse contra el abandono de espacios desde la participación popular, movimientos sociales, feminismo y la autogestión. Por otro lado, su actividad está siendo frenética: charlas de todo tipo (vivienda, liberación kurda, feminismo, presentación de la campaña Colze a Colze, etc.), asambleas, cafetas, etc. Observando su cartelería pensaríamos que nos encontramos ante un centro social veterano si no supiéramos que sólo tiene un mes de antigüedad.

El papel del Ayuntamiento

Como hemos explicado antes, el edificio (ojo, de 3.000 m2, poca broma) en el que se sitúa pertenece al Ayuntamiento, aunque Ana Botella, en un enorme pelotazo urbanístico y cultural cedió su uso de forma gratuita a Emilio Ambasz (un millonario arquitecto que dirige una fundación vinculada a la FAES de su marido José María Aznar) en el último Pleno que dirigió antes de abandonar la alcaldía. Capitalismo de amiguetes.
La fundación, como era de esperar, denunció al día siguiente el delito de usurpación cometido ante los Juzgados. ¿Y el Ayuntamiento? Una vez más, la postura de Carmena fue reaccionaria e indicó que actuaría “conforme a lo que dice la Ley”. Unos días después, su concejal de seguridad, Javier Barbero, anunció que habían abierto un expediente administrativo para recuperar el inmueble. Todo esto transmitiendo la impresión de que deben hacerlo, porque si no sería ilegal, sin importarles que la Ley es un instrumento que sirve para perpetuar las desigualdades sociales.
Mientras tanto, algunas voces dentro del consistorio han mostrado públicamente su apoyo al centro social (en algunos casos de forma sincera) y han tendido su mano a negociaciones. Se trata de una postura bicéfala que resume muchas de las acciones del Ayuntamiento durante los dos últimos años.
De momento, La Ingobernable ha condicionado cualquier contacto a que el Ayuntamiento rescinda la cesión. Después de que eso ocurra (si es que ocurre), no sabemos qué sucederá. La Ingobernable son quienes trabajan en ella y confiamos en que defenderán el espacio y el proyecto que con tanta ilusión están creando. Dice Bari Dz en el artículo citado sobre estas líneas que “la lucha contra la gentrificación pasa inevitablemente por la recuperación de espacios que nos han sido expropiados, repensar la ciudad como un espacio de guerra, de colonización por parte del capital, es una necesidad”. Que así sea.
Puedes encontrar todos sus comunicados y calendario de actividades en su página web: www.ingobernable.net

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