Juan El Largo

Una generación de lucha antifranquista va desapareciendo en estos tiempos oscuros en los que la amenaza fascista regresa con renovada energía. Octavio Alberola ha fallecido en julio de 2025. Resumir su trayectoria política y vital aquí no es el objetivo aunque son inevitables algunas, imprescindibles, pinceladas. Participó en el congreso de la CNT de Limoges en Francia en 1961, tras la muerte de Quico Sabaté en 1960, que supuso la reunificación de la organización, dividida en el exilio. Coordinó su organismo secreto, que tenía como objetivo último matar a Franco: Defensa Interior (DI), El submarino. Desde 1963, en que fueron ejecutados por Franco los militantes Francisco Granados y Joaquín Delgado por un atentado en el que no habían participado,  trabajó en la revisión de sus condenas a muerte. Miembro del grupo Primero de Mayo, organizó el secuestro de un banquero en 1974, relacionado con los GARI, siempre en la lucha antifranquista. Exiliado, encarcelado, perseguido, una vida anarquista y de acción la de Octavio. Heterodoxo, opuesto a la parálisis interna que suponían la burocracia y el atrincheramiento en posiciones apolíticas inmovilistas en el exilio. Enfrentado al sector ortodoxo que representaban Federica Montseny y Germinal Esgleas paralizando a la organización en el exilio francés. Relacionado con la histórica militancia: Juan García Oliver, Cipriano Mera, y con los más jóvenes entonces: Luís Andrés Edo, Floreal Cuadrado, Silvio Mateucci, Salvador Gurrucharri, Stuart Christie… Encabezó hasta el final la revisión de las condenas contra Granados y Delgado, ejecutados a garrote vil.

Lo conocí en 2006 en Madrid por mediación de Salvador Gurrucharri cuando investigaba sobre el falsificador anarquista Laureano Cerrada para mi libro Café Combat. Octavio me recibió cordialmente, y aunque no se comprometió en las preguntas más comprometedoras que le hice, en todo momento fue sumamente correcto y respetuoso, incluso con aquellos protagonistas con los que tenía diferencias, o de los que dudaba seriamente. Veinte años después puedo afirmar que las pocas pistas me proporcionó eran correctas y supusieron una gran ayuda. Además me contactó con algunos de aquellos jóvenes cuya actividad subterránea con Cerrada me estaba vetada. Octavio me abrió la puerta.

Su libro, escrito junto a su compañera Ariane Gransac, El anarquismo español y la acción revolucionaria (1961-1974) para la editorial Ruedo Ibérico en 1975, es un texto imprescindible para el estudio del movimiento libertario español en el exilio francés.

Gracias Octavio. Tierra.

Por Miguel Sarró, Mutis.

La imagen que ilustra este artículo es de Juan Venganza

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