Estrategias y luchas anarquistas contra la guerra en Ucrania y Rusia

El pasado 24 de febrero, el gobierno ruso de Vladimir Putin decidió invadir Ucrania. De esta manera, cumplió con las nada veladas amenazas que contenía su discurso del día 21 de febrero, el cual, rebosante de anticomunismo, culpó a Lenin y a los bolcheviques de los males de Rusia, de la reducción de su territorio y de su poder y les acusó de crear artificialmente Ucrania como entidad separada. En consonancia con la tradicional narrativa nacionalista-imperialista de la Gran Rusia, el comunismo supuso la destrucción de la nación rusa, en palabras de Putin. Y esto justificaría, décadas después, una invasión al país vecino, el cual no tiene derecho a existir.

En el mundo en general, y en Occidente en particular, las posiciones de apoyo a Rusia son marginales[1]. En el espectro de la derecha, evidentemente los sectores atlantistas, defensores del imperialismo estadounidense, se oponen a la invasión rusa, pues se trata de una conquista perpetrada por el bloque rival. Tan impopular es la agresión de Putin que, incluso la extrema derecha europea que apoyaba sin fisuras el nacionalismo ruso, ahora se ve forzada a ocultar sus vínculos con Putin (Le Pen incluía una foto con él en sus folletos electorales que ahora tiene que destruir, Salvini intenta hacernos olvidar que viajó a Moscú con una camiseta con la cara de Putin, etc), a excepción del líder húngaro Viktor Orbán.

Por otro lado, tanto el anarquismo, como partidos comunistas abiertamente nostálgicos de la URSS, como el griego y el portugués, han condenado la invasión rusa como una guerra imperialista y han subrayado que el régimen de Putin es capitalista y busca la unificación capitalista de los países del antiguo imperio zarista. Como dice Carlos Taibo en “La OTAN, Rusia y Ucrania: una glosa impertinente”, “lo que ha ganado terreno en la Rusia putiniana es un revoltijo lamentable de rancio nacionalismo de Estado, valores tradicionales, ortodoxias religiosas, oligarcas inmorales, lacerantes desigualdades, militarización, represión y… sana economía de mercado. […] Por detrás de todas estas miserias están los arrebatos imperiales de siempre, en Washington, en Bruselas y en Moscú. En esas guerras sucias, como en algunas de las limpias, pierden siempre los pueblos”.

Anarquistas rusas: «Contra la agresiones y la guerra imperialista»

La condena a la guerra manifestada tanto por anarquistas rusos, como ucranianos, se produjo desde el primer día. En el comunicado “Contra las agresiones y la guerra imperial” (publicado en Avtonom, traducido al castellano por Todo por Hacer), un grupo de anarquistas rusas se pronunció en estos términos: “somos anarquistas y estamos en contra de cualquier frontera entre naciones. Pero estamos en contra de esta anexión porque solo establece nuevas fronteras, y la decisión al respecto la toma únicamente el líder autoritario, Vladimir Putin. Éste es un acto de agresión imperialista de Rusia. No nos hacemos ilusiones sobre el Estado ucraniano, pero para nosotros está claro que no es el principal agresor en esta historia. Ésta no es una confrontación entre dos males iguales. En primer lugar, éste es un intento del gobierno autoritario ruso de resolver sus problemas internos a través de una “pequeña guerra victoriosa y la acumulación de tierras” [en referencia a Iván III]”.

“¡No a la guerra entre naciones! ¡No a la tregua entre clases!”. Un mural en Moscú.

Por su parte, un grupo de anarquistas ucranianas publicó en Crimethinc un detallado artículo (traducido al castellano por A las Barricadas) analizando las causas de la contienda, titulado “La guerra y los anarquistas: perspectivas antiautoriarias desde Ucrania”. En él, explican que “los anarquistas de Ucrania, Bielorrusia y Rusia apoyan mayoritariamente la independencia ucraniana de forma directa o implícita. Esto se debe a que, incluso con toda la histeria nacional, la corrupción y un gran número de nazis, en comparación con Rusia y los países controlados por ella, Ucrania parece una isla de libertad. Este país conserva «fenómenos únicos» en la región postsoviética como la sustituibilidad del presidente, un parlamento que tiene algo más que un poder nominal y el derecho de reunirse en paz; en algunos casos, teniendo en cuenta la atención adicional de la sociedad, los tribunales a veces incluso funcionan según su protocolo profeso. Decir que esto es preferible a la situación en Rusia no es decir nada nuevo. Como escribió Bakunin, «estamos firmemente convencidos de que la república más imperfecta es mil veces mejor que la monarquía más ilustrada«[2].

Resistencias populares a la invasión rusa: manifestaciones por la paz, ayuda a las represaliadas y apoyo a refugiadas

Una vez iniciada la guerra y producidas las condenas iniciales, llega el momento de la acción y de la resistencia. Y ahí los movimientos sociales y políticos han tenido mucho que aportar, ya que, dadas sus redes y organizaciones preexistentes, les ha sido más fácil organizar grupos de solidaridad para hacer frente a la crisis humanitaria generada por la guerra de agresión.

Señalaba hace poco el periodista valenciano Miquel Ramos en Twitter que “las únicas fuentes ‘de izquierdas’ sobre el terreno son el Partido Comunista Ruso (el ucraniano está prohibido) y algunos activistas anarquistas de ambos lados. Pensar que en estos juegos geopolíticos no existen los movimientos sociales autónomos y que todos actúan a las órdenes de uno u otro bando es un análisis pobre, falso y propio de la propaganda de un Estado. De cualquiera. Un detalle en el que insisten todos: No hacen diferencias entre países. No entran en relatos nacionalistas. Hay anarquistas rusos viviendo en Ucrania y Bielorrusia, y ucranianos y bielorrusos en Rusia. Se llevan bien entre ellos. Todos están contra la guerra. Y contra los nazis[3].

Resistencia a ambos lados de la frontera

Entre las fuentes sobre el terreno mencionadas por Ramos, a finales de febrero nos llegó una noticia, publicada en Crimethinc (traducida al castellano por A las Barricadas), relatando los primeros actos de resistencia contra la guerra detectados a ambos lados de la frontera: “hoy, los rusos han participado en arriesgadas manifestaciones públicas ilegales en todo el país; pueden ver imágenes de varias de ellas en este hilo de Twitter. Los anarquistas ucranianos han convocado manifestaciones en las embajadas y consulados rusos de todo el mundo[4]. […] Quienes deseen donar para apoyar a los anarquistas en Ucrania pueden hacerlo aquí o aquí. También está surgiendo una estructura de solidaridad para apoyar a los refugiados que huyen de Ucrania. Puedes apoyar a la Cruz Negra Anarquista de Moscú en sus esfuerzos por apoyar a los manifestantes detenidos y encarcelados en Rusia aquí”.

Detenciones en una manifestación contra la guerra en Moscú

La represión penal contra quienes protestan contra la guerra en Rusia

En definitiva, buena parte de las anarquistas de Ucrania y Rusia estaban saliendo a la calle a protestar “por la paz en Ucrania y la libertad en Rusia” y volcando sus esfuerzos en apoyar y solidarizarse con las personas represaliadas por estas acciones. Y no es para menos, dado que, como explica Pablo Elorduy en El Salto, el 5 de marzo las movilizaciones se volvieron mucho más peligrosas, dado que la Duma rusa aprobó nuevas leyes. “Las nuevas normas introducen multas de hasta un millón de rublos y penas de hasta 15 años de cárcel por la difusión de información falsa sobre las Fuerzas Armadas y otros actos antipatrióticos[5].

Manifestación anarquista en Moscú por la paz en Ucrania y la libertad en Rusia

Apoyo mutuo ante la escasez y los bombardeos

Las anarquistas también han puesto en práctica el apoyo mutuo y la solidaridad en sitios como en la ciudad rusófona de Járkov. Sitiada por combates y bombardeos, se ha puesto en práctica lo que los teóricos anarquistas del siglo XIX llamaban el “comunismo de asedio”: reparto de pan, de insulina, cuidado de niños y otras prácticas que se pueden leer en un artículo del medio anarquista Assembly (traducido al castellano por A las Barricadas) titulado “Mucho voluntariado, algunos saqueos: cómo se sobrevive en la situada Járkov a los combates y los bombardeos”.

Otras activistas dedican sus esfuerzos a apoyar a las personas que quieren huir de Ucrania y se ven obligadas a convertirse en refugiadas en terceros Estados. Éste es el caso del Sindicato de Solidaridad de los Trabajadores (Trudowa Solidarnist), de Kiev, tal y como explican en una entrevista publicada en Labour Solidarity (traducida al castellano por A las Barricadas).

Food not Bombs Moscow: «estamos contra las guerras»

En la línea de militantes que han apostado por no participar en la guerra, el precitado artículo de Crimethinc sobre la resistencia rusa y ucrania contra la guerra tradujo un comunicado de Food Not Bombs Moscow, que explicaba lo siguiente: “Nunca nos pondremos del lado de este o aquel estado, nuestra bandera es negra, estamos en contra de las fronteras y de los presidentes oportunistas. Estamos en contra de las guerras y los asesinatos de civiles. A la banda imperial de Putin no le bastan los palacios, los yates, las penas de cárcel y las torturas para los rusos disidentes, sino que hay que darles la guerra y la toma de nuevos territorios. Y así, los «defensores de la patria» invaden Ucrania, bombardeando zonas residenciales. Se invierten enormes sumas en armas asesinas mientras el pueblo se empobrece cada vez más.

Hay quienes no tienen nada que comer ni dónde vivir, no porque no haya suficientes recursos para todos, sino porque se distribuyen de forma injusta: unos tienen muchos palacios, mientras que otros no han conseguido ni siquiera una choza.

Para mantener y aumentar los beneficios en sus manos, el gobierno declara guerras. ¿Quiénes recogerán sus intestinos con las manos, a quiénes les arrancarán los brazos y las piernas con las explosiones, cuyas familias enterrarán a sus hijos? Por supuesto, todo esto no se aplica a la minoría gobernante.

Debemos resistir con todas nuestras fuerzas al régimen militarista y a la guerra que libra. Difundid la información entre vuestros camaradas, luchad como podáis. No hay más guerra que la de clases. Solidaridad en lugar de bombas”.

Declaración Anarquista Internacional: «Contra el Militarismo y la guerra»

Por otro lado, una Declaración Anarquista Internacional, titulada “Contra el Militarismo y la Guerra”, firmada por diversos colectivos libertarios europeos a finales de febrero, decía que “la guerra imperialista se libra por el reparto de las esferas de influencia, las rutas energéticas y el reordenamiento del poder geopolítico. No nos interesa luchar por los intereses de los poderosos, por los intereses de la clase dominante. Además, se espera que el estallido de la guerra traiga consigo nuevos aumentos de precios e inflación, tanto en la energía como en los productos básicos, lo que supondrá una carga aún mayor para los bolsillos de quienes ya no pueden satisfacer sus necesidades básicas. No hay que olvidar que la guerra es una solución del capital para superar las crisis estructurales de sobreacumulación de las que periódicamente adolece el capitalismo. La destrucción del capital fijo (medios de producción) y variable (fuerza de trabajo) allana el camino para la reconstrucción y el desarrollo capitalista.

Nuestro deber revolucionario y de clase dicta la organización y el fortalecimiento del movimiento internacionalista, antibélico y antiimperialista de las clases oprimidas. La lógica del imperialismo más agresivo o más progresista es una lógica que conduce a la derrota de la clase. No puede haber una vía imperialista pro-popular. Los intereses de los/as de abajo no pueden identificarse con los de los capitalistas y las potencias imperialistas. El sabotaje de la máquina de guerra, la organización del movimiento antibélico clasista e internacionalista y el fortalecimiento de las luchas sociales y de clase en la dirección de la revolución social mundial para la construcción de una sociedad comunista libertaria son las tareas urgentes e históricas de los oprimidos y explotados de todo el mundo”.

El Movimiento Pacifista Ucraniano

Un ejemplo de activistas ucranianas que no participan en la guerra es el de Yurii Sheliazhenko, directora del Movimiento Pacifista Ucraniano, quien se niega a llevar armas y a unirse a sus vecinos en la elaboración de cócteles molotov para rechazar el avance de las fuerzas rusas. Tal y como explica a Mike Ludwig en un artículo de Truth Out (traducido al castellano por A las Barricadas), “no hay un camino violento para la paz”. Y el artículo prosigue: “Sheliazhenko culpa a los nacionalistas de derechas de ambos bandos de la mortífera guerra, que se ha cobrado hasta ahora cientos y posiblemente miles de vidas civiles. Sheliazhenko y una compañera activista por la paz fueron tachadas de traidoras por oponerse a la guerra con los separatistas apoyados por Rusia por un sitio web de extrema derecha en Ucrania, antes de ser atacadas por neonazis en las calles. Sin embargo, dijo que el auge de las bandas fascistas y ultranacionalistas de extrema derecha desde el levantamiento del Maidán de 2014, que depuso a un presidente prorruso en Ucrania, no es excusa para la sangrienta invasión rusa, como ha afirmado Putin.

«La crisis actual tiene una larga historia de mal comportamiento por parte de todos los bandos, y más actitudes como ‘nosotros los ángeles podemos hacer lo que queramos’ y ‘ellos los demonios deben sufrir por su fealdad’ llevarán a una mayor escalada, sin excluir el apocalipsis nuclear, y la verdad debería ayudar a todas las partes a calmarse y negociar la paz», dijo Sheliazhenko”.

En definitiva, existen tres bloques entre las anarquistas ucranianas que no han tomado las armas para resistir la invasión. Un primer grupo son las personas a las que su activismo les ha llevado a participar en otras cuestiones (cuidados, por ejemplo), pero que no se han pronunciado a favor o en contra de la estrategia armada. Un segundo bloque lo componen quienes, por razones ideológicas o morales pacifistas, se niegan a unirse al Comité de Defensa. Y, en tercer lugar, se encuentran quienes no se oponen a empuñar las armas por razones éticas, pero sí por motivos tácticos: consideran que, si la OTAN no entra en la contienda es imposible que el ejército ucraniano y los civiles paren al ejército ruso, piensan que el fin de la guerra llegará por la vía diplomática y que, por tanto, no tiene sentido arriesgar su vida en una batalla que perderán de manera inevitable.

Anarquistas en el Comité de Resistencia

Dice Stathis Kouvelakis en un artículo publicado en castellano por Viento Sur que “esta guerra no puede ser de ninguna manera la guerra de las fuerzas que luchan por la emancipación humana; por sus  objetivos y su propia lógica, es su exacta negación. Es una agresión dirigida contra el pueblo ucraniano, cuyo derecho a la autodeterminación es negado por Putin y que, independientemente de su gobierno, no tiene otra opción que luchar para defender su país”.

«¿Merece la pena luchar contra las tropas rusas? Creemos que sí»

Así, desde luego, es como se sienten también muchas anarquistas en Ucrania. El mencionado artículo “La guerra y los anarquistas: perspectivas antiautoriarias desde Ucrania” se pregunta y responde al respecto: “¿Merece la pena luchar contra las tropas rusas en caso de invasión? Creemos que la respuesta es sí. Las opciones que los anarquistas ucranianos están considerando en este momento incluyen unirse a las fuerzas armadas de Ucrania, participar en la defensa del territorio, el partisanismo y el voluntariado[6].

Ucrania está ahora en la vanguardia de la lucha contra el imperialismo ruso. Rusia tiene planes a largo plazo para destruir la democracia en Europa. Sabemos que todavía se ha prestado poca atención a este peligro en Europa. Pero si se siguen las declaraciones de políticos de alto nivel, de organizaciones de extrema derecha y de comunistas autoritarios, a lo largo del tiempo, se notará que ya existe una gran red de espionaje en Europa. Por ejemplo, algunos altos funcionarios, después de dejar su cargo, reciben un puesto en una empresa petrolera rusa (Gerhard Schröder, François Fillon).

Consideramos que los lemas «no a la guerra» o «La guerra de los imperios» son ineficaces y populistas. El movimiento anarquista no tiene ninguna influencia en el proceso, por lo que tales declaraciones no cambian nada en absoluto.

Nuestra posición se basa en el hecho de que no queremos huir, no queremos ser rehenes y no queremos que nos maten sin luchar. Puedes mirar a Afganistán y entender lo que significa «No a la guerra»: cuando los talibanes avanzan, la gente huye en masa, muere en el caos de los aeropuertos, y los que se quedan son purgados. Esto describe lo que está ocurriendo en Crimea y puedes imaginar lo que ocurrirá tras la invasión de Rusia en otras regiones de Ucrania”.

«No se puede evitar tomar partido»

Cada vez son más anarquistas las que han decidido participar en la resistencia bélica contra la guerra de Putin. Y es que, conforme han ido avanzando los días, se ha cristalizado que lo que parecía una invasión agresiva pero quirúrgica que buscaba destruir objetivos militares no era tal: los ataques se han recrudecido y las muertes entre civiles han ido en aumento. En consecuencia, es normal que los deseos de autodefensa se hayan disparado.

Ésta es la postura de Oksana Dutchak, una investigadora afincada en Ucrania y activista de E.A.S.T. (Essential Autonomous Struggles Transnational). En una entrevista realizada por Transnational Strike (traducida al castellano por A las Barricadas y por Viento Sur) manifiesta su postura de la siguiente manera: “He tenido discusiones con gente de izquierda de otros países y a veces me sorprende cómo tienen miedo de culpar demasiado poco a la OTAN y tratan de poner en cada frase que «la culpa también es de la OTAN». Claro que se puede culpar a la OTAN hasta cierto punto, pero cuando las bombas empiezan a caer del cielo, sólo se puede culpar a Rusia de los bombardeos. Desde aquí, en el terreno, la situación se ve de otra manera porque vemos cómo se comporta el gobierno ruso. No están dispuestos a renunciar a sus planes. No podemos decir que mantengamos a Rusia y a la OTAN lejos de aquí, porque sólo fue Rusia quien invadió Ucrania. Porque no es la OTAN quien está bombardeando las ciudades, es muy obvio aquí.

No se puede decir: No tomemos partido. No se puede evitar tomar partido, especialmente cuando se está aquí. No aconsejo a la gente de los países occidentales o de Europa del Este que se queden diciendo que no tomamos partido. No tomar partido aquí significaría lavarse las manos.

Un amigo me dijo que también es culpa de la OTAN y que cuando todo acabe tendremos un país muy nacionalista, xenófobo y otros problemas. Así que le contesté: Claro que sí, pero lo pensaré más adelante, cuando no haya bombardeos en las ciudades y cuando no haya ejército ruso aquí. Ahora no podemos resolver estos problemas. Podemos hablar de ellos, pero no podemos ignorar el elefante en la habitación.

Algunas personas de izquierdas dicen que la salida es negociar y acordar la neutralidad de Ucrania. Me resulta difícil apoyar este punto en este momento. Esta posición es un poco colonial: negar también la soberanía de un país. Es la gente del país la que debe decidir lo que quiere hacer y para que ellos puedan decidir, no debería haber guerra. Como he dicho, esta guerra hizo que muchos ucranianos tomaran decisiones. La gente dice que siempre se puede elegir. Pero la mayoría de los ucranianos no ven una opción ahora.

Un grupo de antifascistas ucranianos, al que se han unido dos antifascistas rusos, recibiendo adiestramiento

No estamos negando nuestra capacidad de acción. Algunas personas de la izquierda -de la izquierda occidental- están negando nuestra agencia, diciéndonos lo que los ucranianos deben hacer.

Suena muy bien decir que Ucrania no debe tomar partido, no debe estar en ningún bloque, debe mantener un estatus neutral. Pero la historia nos enseña que el estatus de neutralidad está reservado a los estados fuertes, a los estados ricos, a los estados que pueden defenderse. Ucrania no pudo defenderse del ataque y ahora lo está intentando, pero no sé hasta cuándo podremos continuar”.

«Cuando te atacan es muy difícil adoptar una postura pacífica antibelicista»

Por su parte, el artículo de Truth Out que daba voz a la postura pacifista de Sheliazhenko, también entrevista a Ilya (pseudónimo que utiliza una activista anarquista para proteger su identidad), quien se ha alzado en armas contra el ejército ruso y se ha unido a las unidades de «defensa territorial» que funcionan como milicias voluntarias dependientes del ejército ucraniano con cierto grado de autonomía. «Cuando el enemigo te ataca, es muy difícil adoptar una postura pacifista antibélica, y esto es así porque necesitas defenderte«, dijo Ilya en su entrevista.

Los caminos divergentes de Sheliazhenko e Ilya ilustran las difíciles y a menudo limitadas opciones a las que se enfrentan los activistas y los movimientos sociales progresistas en Ucrania. En particular, sus diferentes puntos de vista sobre la autodefensa y el papel de la violencia en la política han llevado a ambos a emprender luchas activas que parecen complementarse en lugar de antagonizarse.

Ilya y sus compañeros no se hacen ilusiones sobre el Estado ucraniano, del que dice que «obviamente tiene muchos defectos y muchos sistemas podridos». Sin embargo, Ucrania, Rusia y los separatistas prorrusos del este de Ucrania se han enzarzado en una guerra de bajo nivel desde 2014, y como muchos otros en la izquierda, Ilya cree que la «agresión imperialista rusa» que podría imponer el estilo de autoritarismo brutal de Putin es la mayor amenaza común en este momento. Puede que Ucrania no sea una democracia que funcione bien, pero los activistas antiautoritarios dicen que los problemas del país no se resolverán con la intervención rusa y las condiciones políticas increíblemente represivas que conlleva. Los manifestantes en Rusia están desafiando actualmente una brutal represión policial y arriesgándose a largas penas de prisión para protestar contra la guerra.

«En Rusia está surgiendo un amplio movimiento antibélico y lo saludo con seguridad, pero aquí, por lo que puedo estimar, la mayoría de los progresistas, socialistas, izquierdistas y movimientos libertarios están ahora tomando partido contra la agresión rusa, lo que no significa necesariamente solidarizarse con el Estado ucraniano», dijo Ilya”.

Los pelotones anarquistas de Rev Dia, Black Flag y Black Headquarter

En un artículo titulado “Los anarquistas ucranianos se organizan en milicias armadas para combatir a los invasores rusos”, publicado en Público, el periodista Ferrán Barber explica que “los activistas de la organización libertaria Rev Dia (Acción Revolucionaria, en castellano) habían previsto ya desde hace años una eventualidad como un conflicto provocado por los rusos y, en vista de la situación, ahora han creado su propio pelotón para combatir al invasor. Y ellos no son los únicos porque al menos otros dos colectivos más han constituido milicias semejantes. A la postre, los anarquistas locales han comprometido un apoyo unánime al esfuerzo bélico, pese a que hubo ciertas desavenencias al principio sobre cuestiones relacionadas con la estructura de mando y ciertas lealtades.

Anarquistas de Rev Dia

Hace ahora algo más de un año que Público se reunía clandestinamente en el ático de una vieja jruschovska de un paupérrimo barrio de los aledaños de Kiev con dos miembros de Rev Dia, y entonces Vladimir y Aleksei (nombres figurados) lamentaban la persecución a la que estaban siendo sometidos por su propio Gobierno y el modo en que la policía había forzado a alguno de ellos a unirse a las Fuerzas Armadas Ucranianas y a bajar a combatir a la línea de contacto, la frontera establecida en el Donetsk por el río Kalmius, donde se miraban a los ojos desde 2014 el ejército de Kiev y los secesionistas prorrusos.

La invasión ha modificado la situación y tras algunos días de debate y de reajuste de sus posiciones, los anarquistas han elegido entre dos males. De hecho, ya entonces estaba más que claro que Ucrania era un escenario bastante más deseable que el espacio autoritario creado en Rusia por Putin, ahora conocido como Putler, y la prueba es que Kiev se había convertido ya en refugio de anarquistas rusos como Daniel Galkin, a quien también entrevistamos, y quien había recalado justamente en la capital de Ucrania huyendo de la represión del FSB, los Servicios Rusos de Seguridad.

«Sí, en efecto, hemos creado nuestra propia unidad, cien por cien anarquista, y estamos reuniendo material para luchar contra los rusos», nos confirmaba este viernes un activista de Rev Dia. Ni quieren revelar el número de miembros que conforman su milicia ni saben todavía donde van a desplegarse. El esfuerzo militar anarquista sobre el terreno se ha organizado bajo la bandera del Comité de Resistencia, que está bajo el mando y control de las Fuerzas de Defensa Territorial de Ucrania que operan bajo el ala del Gobierno. «¿Anarquistas bajo la bandera de un Estado?», les preguntamos. E inmediatamente nos responden: «No, como anarquistas, no protegemos a un Estado, sino a nosotros mismos. Si Rusia gana este conflicto, acabará con el movimiento en Ucrania, y esa es exactamente la misma situación que nuestros camaradas enfrentan en Rusia, donde son torturados y encarcelados durante largos periodos de tiempo. Tras considerar todas nuestras opciones, no hemos visto otras posibilidades que resistir a esta invasión»[7].

En efecto, en pocos lugares del mundo se reprime al movimiento anarquista de un modo tan brutal, despiadado y violento como en la Rusia de Putin. Hace ahora justamente un mes que un tribunal ruso condenó por terrorismo a tres adolescentes siberianos, simpatizantes anarquistas. Se les acusaba, entre otras cosas, de volar una comisaría virtual de los Servicios Federales de Seguridad en el popular vídeo de juego en línea Minecraft.

Nikita Uvarov, Denis Mikhailenko y Bogdan Andreyev, de Kansk, una ciudad en la región siberiana de Krasnoyarsk, fueron arrestados en junio de 2020 por distribuir folletos políticos en la oficina local del FSB que incluían consignas como «la Seguridad Federal es la principal terrorista», así como textos de apoyo explícito a Azat Miftakhov, un anarquista que fue condenado a seis años de prisión. Los tres sospechosos tenían 14 años en el momento de su arresto. Uvarov fue sentenciado a cinco años en una colonia penal, mientras que Mikhailenko y Andreyev recibieron sentencias suspendidas de tres y cuatro años.

 Esa es, según Rev Dia, la Rusia que combaten y que desean expulsar de Ucrania, la que representa el tirano de Moscú. Se da la circunstancia de que esta organización anarquista llevaba años organizando campamentos de adiestramiento militar y formando a sus miembros en el manejo de armas de asalto, cuchillos y tácticas de guerrilla urbana que, eventualmente, ponía en práctica para la caza de supremacistas blancos de grupos como el C14. […] Hasta el momento, la unidad de Rev Dia no ha entrado todavía en combate, y está realizando acopio de pertrechos y materiales, así como colectas para el sostenimiento de su pelotón. Esta semana dispusieron con tal fin varios puestos de venta de camisetas serigrafiadas con el rostro de Néstor Majnó en mercadillos de ciudades europeas como París. Formar parte de la resistencia es también, a su juicio, una manera de poder influir en el rumbo que tome la sociedad a tenor de la actual situación.

Existe, por otro lado, otro sector cercano al anarquismo en Ucrania que se mantiene encastillado en sus posturas antibelicistas y que sigue negándose a combatir con ninguna de las partes en conflicto. No solo han hecho frente a la abierta enemistad del grueso de la población sino que se enfrentan abiertamente a la persecución del gobierno de Kiev, absolutamente comprometido con la guerra y auspiciado por pulsiones esencialmente nacionalistas. Colectivos anarquistas de Rusia y Bielorrusia están siendo también brutalmente reprimidos por oponerse a la invasión en sus respectivos países.

 […] Además del pelotón creado por Rev Dia, hay al menos otros dos grupos anarquistas que están montando sus propias unidades antifascistas para combatir contra los invasores rusos. Uno de ellos se denomina Black Flag, o Bandera Negra, y el otro, Black Headquarter, o Cuartel Negro. También ellos están armándose y consiguiendo pertrechos como botiquines y artículos de higiene personal a través de colectas de apoyo realizadas por colectivos comunista-libertarios de todo el mundo. La operación de solidaridad articulada por el anarquismo internacional va igualmente orientada a apoyar a los desplazados y a la difusión de las prácticas de igualdad en la toma de decisiones y democracia directa.

El comité de resistencia que aglutina a las fuerzas antiautoritarias ha trabajado también para apoyar la creación de una unidad internacional de voluntarios y está ocupado ahora tratando de conseguir chalecos antibalas, cascos balísticos, torniquetes, botiquines, sistemas de combate integrados, walkie-talkies y guantes tácticos. El anarquismo ha dejado claro que no simpatiza con el Estado ucraniano, al que ha criticado repetidamente por sus eventuales derivas represivas. «Pero esto no es simplemente una guerra entre dos poderes semejantes. Lo que está sucediendo en Ucrania es un acto de agresión imperialista: una agresión que, de tener éxito, llevará a un declive de la libertad en todo el mundo: en Ucrania, en Rusia, y posiblemente también en otros países. Y también aumentará la probabilidad de que la guerra continúe y se alcance escala global», se decía hace unos días en Crimethinc“.

Redes feministas contra la guerra de Putin

Por último, cabe hacer una mención a la labor de resistencia que mujeres y colectivos feministas están realizando contra la invasión rusa[8].

Yelena Osipova, superviviente del asedio de Leningrado durante la II Guerra Mundial, detenida varias veces estos días, con sus pancartas contra la guerra

Por ejemplo, el colectivo ruso Resistencia Feminista contra la Guerra publicó a finales de febrero un comunicado (traducido al castellano por Viento Sur) condenado el hecho de que “Rusia declaró la guerra al país vecino, privándolo de derecho a la autodeterminación y a una vida pacífica y libre. No es la primera vez: sabemos que la guerra en Donbass iniciada por el gobierno de la Federación Rusa dura ya 8 años, siendo consecuencia de la ilegal anexión de Crimea.

Creemos que al presidente Putin nunca le han importado las vidas de la gente de Lugansk y Donetsk, y el reconocimiento de estos territorios como repúblicas independientes después de los 8 años, ha sido necesario para crear un pretexto e invadir Ucrania bajo el lema de la liberación.

Como ciudadanas rusas y feministas, condenamos esta guerra. El feminismo como la fuerza política no apoya guerras, sobre todo la ocupación militar. El movimiento feminista en Rusia lucha por los derechos de los grupos oprimidos y el desarrollo de una sociedad más justa e igualitaria, donde no hay cabida para la violencia ni los conflictos armados.

La guerra es violencia, pobreza, desplazamientos forzados, vidas rotas, inseguridad y ausencia de futuro. La guerra es totalmente incompatible con los valores y principios del movimiento feminista. La guerra agrava la desigualdad de género y hace que los logros en la defensa de los derechos humanos durante las últimas décadas retrocedan.

La guerra no solo conlleva violencia física, sino sexual: como nos muestra la historia, el riesgo de ser violada aumenta drásticamente durante la guerra para cualquier mujer. Por estas y muchas otras razones, las feministas rusas ven muy necesario posicionarse en cuanto a esta guerra que fue iniciada por el gobierno de nuestro país.

Esta guerra, como ha demostrado la última comparecencia de Putin, ha sido organizada con el objetivo de promover los llamados “valores tradicionales”, que Rusia, como “país misionero” se siente obligada a llevar al mundo, utilizando violencia contra las y los que no están de acuerdo.

Estos “valores tradicionales”, está claro, sustentan el sistema patriarcal existente: mantienen la desigualdad de género y explotación de las mujeres, condena a las represalias a todas las personas cuya identidad y pensamiento no va acorde con la estrecha visión del régimen patriarcal. No se puede justificar la ocupación del país vecino con esta falacia de “norma y liberación”. Por lo tanto, las feministas de toda Rusia tienen que poner resistencia a esta guerra”.

Estrategias distintas, mismos fines

En definitiva, no existe una respuesta única y cohesionada del anarquismo. El movimiento libertario ha respondido con apoyo mutuo, solidaridad y apoyo a refugiados. Busca, en definitiva, aliviar la situación de las millones de personas que están sufriendo una agresión militar. Algunas activistas se mantienen alejadas del frente, mientras otras han empuñado las armas y han decidido enfrentarse a las tropas rusas. Son estrategias que, lejos de ser contrapuestas, se complementan. Pero estas diferencias ideológicas o tácticas no deben llevar a nadie a olvidar lo que explica el anarquista turco Batur Ozdink en Avtonom: “aunque nuestras acciones y declaraciones (como anarquistas) puedan diferir en el tiempo y el espacio, todos estamos en contra del Estado, el capitalismo y el imperialismo. En estas condiciones, aunque excepcionalmente cooperemos con fuerzas no anarquistas, no debemos olvidar que aquellos con los que luchamos codo con codo pueden convertirse en nuestros enemigos en un futuro próximo. Nuestro principal objetivo debe ser desarrollar la solidaridad internacional entre nuestros camaradas y la clase obrera. También debemos continuar la lucha contra la guerra”.

Manifestación anarquista en Moscú contra la guerra en Ucrania y por la libertad en Rusia

[1] Destacamos el comunicado “No habrá paisaje después de la batalla”, del EZLN, condenando “la fuerza agresora del ejército ruso” y llamando a apoyar la resistencia en Ucrania. En el Estado español podemos reseñar comunicados condenando la agresión rusa como el de CGT o el de CNT-CIT o el de CNT-AIT.

[2] Este comunicado generó una respuesta en la web anarquista rusa Avtonom (traducida al castellano por A las Barricadas) que, si bien considera que el texto es interesante y recomienda su lectura, critica algunas de sus conclusiones. Por ejemplo, no comparte la apreciación que hacen las compañeras ucranianas de que los planes a largo plazo de Rusia consisten en destruir la democracia.

[3] También detalla Miquel Ramos en su hilo de Twitter distintos casos de represión contra anarquistas y antifascistas en Rusia, como el de Nikita Uvarov, detenido con 14 años por repartir panfletos anarquistas, condenado a 9 años de prisión por terrorismo, o la oleada de arrestos que se produjeron en 2018, ante el Mundial y las elecciones presidenciales.

[4] En Madrid se celebró una concentración en la embajada rusa, que tuvo cierta repercusión mediática porque acudió el actor Javier Bardem. También se han celebrado otras concentraciones por el centro de la ciudad con el lema “no a la guerra, no a la OTAN”. Asimismo, activistas anarquistas han creado la web “Guerra a la Guerra. Fuck OTAN” y han convocado jornadas antimilitaristas y concentraciones contra la guerra imperialista.

[5] Esta ley ha encontrado una medida espejo en Occidente, donde en EEUU y en la Unión Europea se ha bloqueado la emisión y los contenidos de medios rusos como Russia Today, impidiendo que se difunda la versión del Kremlin.

[6] En un artículo de A las Barricadas titulado “Anarquistas en Guerra. El Comité de Resistencia” podéis ampliar la información sobre anarquistas que han decidido resistir de forma armada a la invasión rusa.

[7] En un artículo publicado en Avtonom (traducido al castellano por A las Barricadas) por el anarquista turco Batur Ozdink, éste nos recordaba que, entendiendo la rabia que genera la guerra de agresión rusa, “apoyar al «bando» ucraniano ahora no es lo mismo que ponerse del lado de la revolución en Cataluña en 1936 (la llamada Guerra Civil española), cuando se cuestionaba la existencia de las instituciones del capitalismo, la religión y el Estado. Tampoco se asemeja a los procesos que están teniendo lugar en Rojava (norte de Siria) bajo la influencia de los escritos de Bookchin. La sociedad ucraniana puede ser más «democrática» y abierta (que Rusia) en el sentido liberal, pero Ucrania sigue siendo un Estado capitalista”.

[8] Recomendamos el artículo “Resistencia feminista antimilitarista contra la guerra de Putin”, publicado en El Salto; y “Ni guerra que nos destruya, ni paz que nos oprima”, publicado por Justa Montero en CTXT. También nos remitimos a un artículo de Nuria Alabao en CTXT sobre la persecución a personas LGTBiQ en Ucrania, atrapadas entre movimientos neonazis de su país (reforzados con la guerra) y la homofobia de Putin y su ejército.

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