Apuntes históricos del antisionismo entre la comunidad judía

Por Ángel Malatesta. Extraído de Regeneración Libertaria

La única apuesta para extirpar de raíz el sionismo globalmente es a través de organizar una oposición con enfoque de clase, anticolonial, y antiimperialista a nivel internacional. Para ello es fundamental que en el seno de la comunidad judía transfronteriza, se trabaje junto a organizaciones políticas en todo Oriente Próximo, donde el papel de la fuerza social de los trabajadores, y especialmente las mujeres y disidencias, tengan un rol primordial. Desde sus orígenes, la naturaleza del Estado de Israel es colonialista, genocida y de apartheid, siendo respaldada actualmente su existencia y acción de despojo y expulsión del pueblo palestino por parte de las potencias imperialistas con EEUU y Europa a la cabeza. El sionismo no es más que la puesta en práctica de esa ideología de terror y exterminio capitalista contra la humanidad, en esta ocasión con tintes ultrarreligiosos y racistas, queriendo reducir a la nada al pueblo palestino.

La causa palestina está, por lo tanto, unida a la lucha anticapitalista y anticolonial a nivel mundial a día de hoy. El sionismo, en tanto que fuerza absolutamente hegemónica en Israel defendida por el imperialismo y sus intereses estratégicos en Oriente, se ha convertido en una doctrina política que ha secuestrado al propio pueblo judío, y a toda la humanidad. Rastrear en la historia de la comunidad judía la oposición verdaderamente de clase e internacionalista que desde sus albores ha combatido al sionismo, marcan un camino indispensable para la construcción de esa lucha en la actualidad. El sionismo ha hecho bandera del antisemitismo frente a toda crítica a su proyecto genocida y, sin embargo, después del pueblo palestino, el sionismo tiene por principal enemigo a cualquier otro judío que no sea sionista. Utiliza el sufrimiento histórico del pueblo judío para legitimar un proyecto colonial opresor contra otro pueblo.

Origen del sionismo instalado en un proyecto nacionalista y colonial

El sionismo había nacido en Europa a finales del siglo XIX como una rama del nacionalismo moderno en el seno del judaísmo secular. Los estados-nación europeos rechazaron en sus proyectos políticos a comunidades sociales que no pudieran ser incluidas en ese ideal nacionalista, y por lo tanto se iniciaron fuertes opresiones hacia numerosos pueblos disgregadores de ese orden nacional. No todas esas comunidades han resistido conformando proyectos políticos hegemónicos que buscasen construir estados-nación opresores de otros pueblos. Sin embargo, en 1897 se funda la Organización Sionista Mundial, donde se aboga por la creación de un Estado nacional Judío, y apoyándose en la tradición judía y rabínica, comenzarán a desarrollar un proyecto político de migración hacia el territorio de la Palestina Otomana, y posteriormente el Mandato Británico de Palestina. Partiendo de que el pueblo judío conformaban una nación ancestral, se inicia como un proyecto colonialista integrado en el nacionalismo de su época, y por tanto, de un proyecto de dominación de las burguesías nacionales en pugna en el capitalismo. Se iniciaron las olas de colonización sionista, o «Aliyá» en su denominación hebrea, promoviendo asentamientos agrícolas con apoyo financiero de sionistas europeos. Alcanzarían su objetivo principal en 1948 con la creación del Estado de Israel como proyecto supremacista, y en la agenda del imperialismo capitalista como principal aliado y desestabilizador de Oriente desde la segunda mitad del siglo XX.

Estos grupúsculos sionistas fueron minoritarios inicialmente, y aprovechaban las situaciones violentas de pogromos antisemitas en Europa para justificar su proyecto nacional como una emancipación. Sin embargo, una mayoría de judíos europeos apostaban por la defensa de la clase obrera y la revolución en los países en los que habitaban, rechazando la idea de crear un estado-nación israelí, que era un proyecto político en la línea burguesa y colonial. Los nacionalismos siempre engendran respuestas expansionistas y reactivas que ofrecieron como resultado la creación de los fascismos, y el sionismo tiene su origen en esa doctrina, enmarcada en un nivel superior de explotación capitalista e imperialista.

La creación del «Bund», la oposición judía antisionista y socialista revolucionaria

En la zona oriental de Europa los trabajadores judíos venían organizándose en agrupaciones revolucionarias desde mediados del siglo XIX, siendo especialmente activos en la Rusia zarista, encuadrados en organizaciones socialistas. La Liga General de Trabajadores Judíos se funda también en 1897, concretamente en Vilna (Lituania), congregando a judíos polacos, rusos, bielorrusos o lituanos del territorio del Imperio Ruso, bajo la denominación en yidis de «Bund».

Este movimiento judío antisionista fue una de las organizaciones de izquierdas más relevantes en preparar el terreno para el estallido de la Revolución Rusa de 1905, y muchos de sus miembros fueron perseguidos por las autoridades zaristas por su doble condición de judíos y socialistas. El «Bund» creó toda una red de autoprotección del antisemitismo en estrecha relación con la creación de un proyecto emancipador socialista revolucionario. Organizaron escuelas, bibliotecas, clubes deportivos, e incluso centros sanitarios donde se atendía a las clases populares excluidas.

Esta organización judía antisionista se unió al Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR), fundado en Minsk, que era de ideología marxista. Portaban en su seno una posición internacionalista, viendo el sionismo como un proyecto profundamente nacionalista, mientras que el «Bund» propiciaba priorizar la lucha de clase en los territorios donde hubiera comunidades judías en Europa. En la Revolución Soviética de 1917 mantuvieron disputas y oposiciones con la fracción bolchevique, por lo que fueron perseguidos como organización. En el periodo de Entreguerras, algunos de sus miembros pasaron a formar parte del «Kombund», judíos comunistas que apoyaban el nuevo escenario político bolchevique, aunque posteriormente la mayoría sufrirían la tortura o el asesinato por el régimen estalinista.

El «Bund» se convirtió en una fuerza importante en la comunidad judía en Nueva York, y mantuvo su fuerza clandestinamente en Lituania y Polonia. En este último país, en las campañas que hacían líderes sionistas alentando a la colonización del territorio palestino, el «Bund» les acusaba de aliarse con posturas antisemitas. También operó en Polonia el conocido como «Folkspartei» que, a diferencia del bundismo, no alentaba a la lucha de clases, sino que era un partido judío social-liberal y laico, aunque igualmente enfrentado al sionismo. Estas organizaciones como el «Bund» participaron de la resistencia contra el Holocausto nazi en Europa durante la Segunda Guerra Mundial, y muchos de sus miembros acabaron asesinados.

Algunos de sus supervivientes acabaron cayendo en las tesis sionistas laboralistas y conformarían entidades colonizadoras en el territorio de Palestina tras la creación del Estado de Israel. Otros antiguos bundistas, que habían logrado exiliarse, restablecieron organizaciones en Europa o América, pero no volverían a tener la fuerza antisionista que alcanzaron en el primer tercio del siglo XX. El sionismo explotaría hasta la saciedad el Holocausto para hacer avanzar su proyecto colonialista. Las comunidades judías que, en la segunda mitad del siglo XX, se posicionaban contra Israel y su apartheid sobre Palestina, comenzaron a ser acusados por Israel de ser judíos que se odian a sí mismos. Esta persecución dentro de la propia comunidad judía por el sionismo, convierte a la ideología sionista en la principal fuerza hegemónica antisemita agresora de judíos en el mundo.

La lucha judía y palestina conjunta en territorio colonizado por Israel

Inicialmente la primera organización comunista en Palestina fue fundada en 1919 por judíos, trabajadores escindidos de la organización «Poale Zion», de la corriente del sionismo laboralista, viendo que el objetivo nacional sionista estaba siendo un engaño para la comunidad judía y que muchos trabajadores judíos eran manipulados por el sionismo para acabar en el territorio de mayoría árabe. Se estableció el Partido Socialista de los Trabajadores (MPS, en hebreo) que comenzó a denunciar el sionismo como una ideología reaccionaria en todas sus vertientes, y llamaron a la unidad de los trabajadores judíos y árabes contra el imperialismo británico valedor del sionismo. Sin embargo, ese partido comunista palestino refundado en 1923, posteriormente sería estalinizado y convertido oficialmente en Partido Comunista de Israel («Maki», por sus siglas) en los años 30, además, el propio Stalin llevaría adelante persecuciones antisemitas en la URSS. Algunos países satélite soviéticos proveerían armas a Israel a través de los miembros de ese partido comunista estalinizado, que tuvo un papel destacado en acometer la Nakba palestina en 1948.

A finales de los años 30 nació la Liga Comunista Revolucionaria en Palestina, una organización antiestalinista compuesta por jóvenes judíos trotskistas exiliados mayoritariamente de Alemania y de otras partes de Europa, quedando completamente expatriados ante los fascismos europeos. A ellos se unieron comunistas árabes como Jabra Nicola, quienes, una vez concluido el conflicto mundial y tras la Nakba palestina, se convertirían en activistas antisionistas y marxistas en diversos países europeos.

En el año 1962, nace Matzpen («Brújula» en hebreo), una organización socialista revolucionaria israelí y antisionista, que estaría activa hasta la década de los 80. Reunió a activistas judíos y árabes con diversos antecedentes en corrientes u organizaciones de izquierdas en Israel. En junio de 1967 se posicionaron contra la «Guerra de los Seis Días» y las nuevas tierras colonizadas por Israel en territorio palestino. Sus activistas entraron en contacto a través de conferencias con miembros de la nueva izquierda internacional, alcanzando incluso a comunicarse con los «Panteras Negras» en los EEUU. Además, también establecieron contactos con grupos palestinos como el Frente Democrático por la Liberación de Palestina (FDLP) o la Organización por la Liberación de Palestinas (OLP), que lideraron la lucha palestina en los años 70. Matzpen se disolvería en múltiples organizaciones de distintas corrientes del marxismo, participando posteriormente alguno de sus miembros originales en la Primera Intifada.

El anarquismo en Israel y los movimientos judíos antisionistas en la actualidad

El anarquismo en Israel puede rastrearse en los inicios del movimiento de los kibutz, comunidades y asentamientos del sionismo laboralista en territorios árabes desde las primeras oleadas judías. Igualmente que el marxismo, el anarquismo ha mantenido una relación bastante mixta, compleja y cambiante según acontecimientos internacionales en vinculación con el sionismo. Las ideas proudhonianas o incluso de Gustav Landauer influyeron en algunos de los primeros kibutzim, es decir, colonizadores de los kibutz israelíes. La organización Hapoel Hatzair (traducida del hebreo como «El joven trabajador») publicaba artículos sobre Kropotkin o Tolstoi, asegurando llevar una línea antiestatista, antimilitarista y pacifista de cooperación con los campesinos árabes. En realidad eran una vía del sionismo laboralista, que no representaban una confrontación al sionismo como proyecto colonizador. Incluso el sionista de origen ruso Joseph Trumpeldor, declarándose anarco-comunista propuso en los años 20 construir una «Comuna General en Palestina». La influencia anarquista en estos colonos judíos fue más de carácter moralista, porque no conformaron una organización declaradamente socialista libertaria y antisionista.

Tras la Nakba palestina, activistas anarquistas se posicionaron contra Israel desde el punto de vista de conformación estatal, debido a sus implicaciones racistas y colonialistas. Surgieron algunas agrupaciones anarquistas que tenían sus propias publicaciones, pero tenían un carácter aislado y una falta de conexión con las luchas sociales e internacionales fundamentalmente. Fue tras 1967, y la mencionada «Guerra de los Seis Días», cuando activistas anarquistas cooperaron con «Matzpen», y colaboraron en la creación de las «Panteras Negras Israelíes». Igualmente activistas anarquistas protestaron en el interior de Israel contra la Guerra del Líbano de 1982 con Toma Sik, superviviente del Holocausto y destacado antimilitarista israleí, fundando una sección en la Internacional de Resistentes a la Guerra («WRI» en sus siglas en inglés).

El anarquismo continuó activo en la década de 1980 como parte del movimiento punk israelí, así como entre los objetores de conciencia e insumisos que se negaron a acudir a reprimir la Primera Intifada. Se creó una efímera Federación Anarquista Israelí que protestó contra la brutalidad policial y la instalación del primer McDonalds en Israel. En los años 90 el anarquismo israelí se centra en las protestas antiglobalización, y en luchas por los derechos de los animales ayudando a configurar Anonymous for Animal Rights (similar a la organización PETA estadounidense). También algunos colectivos anarquistas israelíes se suman a proyectos movimientistas de la post-izquierda como «Food Not Bombs» o «Reclaim the Streets». Será durante la Segunda Intifada en los años 2000 cuando surgió una nueva ola de organización en torno al Movimiento de Solidaridad Internacional («ISM» por sus siglas en inglés) y anarquistas israelíes apoyaron acciones palestinas contra los checkpoints en las carreteras y los toques de queda callejeros.

En el año 2003 nace «Anarchists Against the Wall» (AatW, en sus siglas en inglés), un grupo de acción directa contra la construcción del muro israelí en Cisjordania, denunciando la limpieza étnica y la violencia que ello suponía. El grupo se autodisolvió en el año 2010 tras sufrir una enorme represión por parte de las IDF israelíes. Grupos anarquistas aislados participaron de las protestas por la justicia social en 2011 en Israel (el equivalente al movimiento 15-M u «Occupy Wall Street»). Durante esta década y concretamente en la pandemia del Covid-19, colectivos anarquistas en Haifa organizaron proyectos de apoyo mutuo y distribución de alimentos durante el confinamiento. En la actualidad, hay pocos grupos anarquistas operando en Israel con un programa antisionista que logre aunar una corriente hegemónica; y otras corrientes radicales tampoco cuestionan en su mayoría el carácter nacionalista y racista israelí. Sin embargo, en las protestas desde hace dos años en Israel se conforma un «Bloque Antiapartheid» y de boicot contra el propio estado israelí con cientos de activistas reclamando el fin de los crímenes en Palestina, y un movimiento contra el servicio militar en Israel.

Debe destacarse, a la figura de Ilan Shalif, un anarco-comunista israelí, que participó del «Matzpen» originalmente, que también apoyo a «Anarchist Against the Wall», y que la década pasada trató de impulsar «Ahdut» (traducido al castellano como «Unidad»), un colectivo anarquista comunista. En la actualidad mantiene que para detener al sionismo se debe constituir una fuerza internacionalista y antiimplerialista contra las élites israelíes; y que la causa palestina está inscrita en la lucha del «Sur Global» contra los proyectos del colonialismo.

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