
«Los Angeles is burning» – Bad Religion
«Las manifestaciones contra la política migratoria de Donald Trump y las redadas llevadas a cabo por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE), que tienen lugar desde el pasado viernes, 7 de junio, en Los Ángeles se ha convertido en el primer desafío abierto contra el presidente de Estados Unidos desde su nombramiento en enero de este año«, explica un artículo de El Salto.
Los orígenes de las protestas: las políticas racistas y las redadas de ICE
Desde que Trump fue reelegido presidente bajo la promesa de que deportaría un millón de migrantes al año, las redadas racistas se han disparado. Pero no lo suficiente para los sectores más duros de su gabinete. Cuenta Roger Senserrich en 4Freedoms que hace unos días se celebró una «reunión en la Casa Blanca en la que Kristi Noem, secretaria del departamento de seguridad nacional, y Stephen Miller, el asesor más influyente de Trump, exigieron a los líderes de ICE (U.S. Immigration and Customs Enforcement, la policía migratoria) que detuvieran y deportaran a 3.000 inmigrantes al día. Esta cifra era el triple de lo que la agencia estaba haciendo hasta ahora, el ritmo necesario para alcanzar el millón de expulsiones anuales prometidas por Trump antes de las elecciones.
Durante la campaña, Trump habló sin descanso de su intención de deportar a gente en masa, echando del país a todos los asesinos, violadores y criminales que habían invadido el país. Poco importa que toda la evidencia empírica deja muy, muy, muy claro que los inmigrantes indocumentados son mucho menos propensos a cometer delitos que los americanos nativos, y que la idea de una ola de crimen provocada por inmigrantes violentos enfurecidos es una fantasía ultraderechista. Tampoco importa que las ciudades con más inmigrantes sean, de media, mucho más seguras. La Casa Blanca quiere echar a gente del país, y listo, e ICE tiene una cuota que cumplir.


Así que, siguiendo esa tradición ancestral de cualquier burocracia cuando le dan una cifra absurda, ICE ha decidido no buscar a criminales, que son difíciles de encontrar, sino pescar a aquellos inmigrantes que tienen más a mano.
Durante las últimas semanas, la policía migratoria se ha dedicado a detener gente en los juzgados de todo el país. No en los juzgados penales, sino en los de inmigración. La estrategia es llamar a un juez y anunciarle que van a retirar los cargos contra inmigrantes que están solicitando asilo, intentando regularizar su situación o incluso sacarse la nacionalidad. Los citan para que se presenten para firmar papeles, les retiran los cargos, y justo en la puerta los detienen allí mismo, con la intención de deportarles utilizando un procedimiento de expulsión acelerada.
Es decir: están deportando en masa a inmigrantes que a menudo han entrado en el país legalmente y están cumpliendo con la ley, siguiendo los pasos establecidos para ser residentes en el país. Porque son la gente que pueden llamar a que vengan a entregarse, sin más esfuerzo que plantarse con una máscara vestido de comando en un edificio federal cualquiera.
Cuando no van a los tribunales, ICE ha decidido que la segunda mejor opción es detener inmigrantes en sus lugares de trabajo. La administración Trump, en una maniobra legalmente cuestionable, ordenó al IRS (Internal Revenue Service, la agencia tributaria) que diera a ICE información sobre cualquier contribuyente que quisieran. Muchos inmigrantes indocumentados se sacan un ITIN (Individual Taxpayer Identification Number) para poder pagar impuestos. Esto significa que hacienda sabe dónde trabajan, así que ICE puede ir a hacer redadas y ponerse a deportar gente sin apenas esfuerzo.
Porque nada dice más “voy a por los peores criminales de América” que plantarse en una pizzeria cualquiera en Scranton, Pensilvania y detener a tres cocineros y dos camareros que estaban pagando impuestos religiosamente. Pero de nuevo, encontrar criminales es mucho más difícil que detener a matados que están cumpliendo la ley«.
Las protestas en Los Ángeles
«El sábado por la mañana, un grupo de agentes de la policía fronteriza (“reclutados” para estar a las órdenes de ICE) se plantó en un Home Depot (una cadena que vende material para la construcción) en Paramount, California, un suburbio de Los Ángeles«, explica Senserrich. Y no es la única acción de este tipo que sucede en la misma semana. Días antes, el 3 de junio, una multitud expulsó a agentes federales de Minneapolis tras una redada en una taquería. Y el 4 de junio, personas confrontaron a agentes de ICE mientras llevaban a cabo redadas en Chicago y Grand Rapids.
«La acción en Paramount fue compartida en redes sociales, y al cabo de un rato un pequeño grupo de manifestantes se plantó en el aparcamiento. Durante toda la semana, ICE había estado haciendo redadas en juzgados, almacenes y colegios por toda el área metropolitana, y el ambiente estaba tenso. Los agentes de ICE se pusieron el equipamiento antidisturbios y empezaron a disparar gases lacrimógenos y balas de goma a los manifestantes.
Y la cosa a partir de ahí empeoró, pero no demasiado. Se quemó un carrito de supermercado y varias bolsas de basura, un coche, y hubo fuegos artificiales. No se saqueó nada, y los manifestantes, como mucho, se contaron en cientos, pero poco más. Una manifestación pequeña en la que a menudo hubo más policía que manifestantes.

La web anarquista Crimethinc ha publicado un interesante relato en primera persona de los acontencimientos del 6 de junio, haciendo distinciones entre una primera acción que tuvo lugar a mediodía, una segunda acción que ocurrió por la tarde y otra que ocurrió por la noche.
Primera acción del 6 de junio: mediodía
Respecto de la primera acción, relatan que «en redes sociales comenzó a circular la noticia de que ICE (la policía migratoria de EE. UU.) estaba realizando redadas en varios puntos del centro de Los Ángeles, Highland Park y MacArthur Park. Los agentes habían empezado a allanar un edificio en el distrito de las flores cuando una multitud espontánea los encerró dentro. La gente bloqueó cada entrada del edificio, cada acceso, impidiendo que los agentes pudieran salir. Ya habían detenido a muchas personas allí y no esperaban que entre 50 y 100 angelinos los acorralaran.
Al parecer, pensaban que podrían hacer una redada visible en pleno centro de Los Ángeles sin recibir respuesta del vecindario. Se equivocaban. De los seis o más lugares donde actuaron, este estaba en la zona más densamente poblada, a unas pocas calles de Skid Row y a unos pasos del distrito de las piñatas.
Frente al edificio, una gran cantidad de personas bloqueaba la salida de ICE. Los agentes, sorprendidos por la rapidez de la respuesta, no sabían cómo evacuar. Familiares de las personas detenidas lloraban frente a puertas y rejas, preguntándose qué iba a pasar con sus seres queridos.
El gobierno federal le había declarado la guerra a Los Ángeles.
ICE llamó a un camión blindado con tres docenas de policías antidisturbios federales y una flota de furgonetas. Querían entrar por una de las puertas que estaba bloqueada por un camión de sonido del sindicato SEIU, y empezaron a amenazar con remolcarlo. SEIU cedió, retiró el camión e incluso utilizó el sistema de sonido para gritarle a la gente: “¡A la acera!”. La mitad obedeció y la otra mitad no. Era un grupo lo bastante pequeño como para que eso hiciera una diferencia. Gracias a eso, el camión blindado y las furgonetas lograron llegar hasta la verja.
Los federales con equipo antidisturbios empezaron a empujar a la gente. Pero el pequeño grupo que se negó a retroceder se mantuvo firme, torciendo sus escudos antidisturbios y burlándose de ellos. Los agentes estaban visiblemente descolocados por la fuerza de ese grupo que se había reunido en menos de quince minutos. En un intento desesperado, agentes del FBI lanzaron botes de gas lacrimógeno contra la multitud. La gente les gritaba a los mercenarios fascistas mientras trataban de resistir. En medio del caos, lograron abrir paso para que las furgonetas cruzaran la verja.
Los detenidos fueron subidos a las furgonetas y los federales intentaron salir. La multitud trató de detenerlos, pero el FBI intensificó la represión: agarraron manifestantes al azar, dispararon bolas de pimienta y balas de goma a todo el mundo. Una de las furgonetas aceleró y atropelló al presidente de la sección californiana del SEIU, hiriéndolo. Luego lo arrestaron.
La protesta se encendió aún más: se lanzaron fuegos artificiales, botellas de agua, basura, incluso coles, contra los mercenarios. El FBI respondió con una lluvia de granadas aturdidoras, balas de goma y más bolas de pimienta.
Mientras continuaba esa batalla, alguien siguió a las furgonetas de ICE hasta el aeropuerto de Burbank, donde los agentes habían dicho, irónicamente, que transportaban a un “equipo de hockey”. Desde entonces, hay gente intentando rastrear el vuelo y saber adónde los llevaron.
El resto de personas detenidas fueron trasladadas al Centro de Detención Metropolitana (MDC), lo que desató una nueva convocatoria de movilización unas horas después.
El MDC es donde actualmente siguen retenidas cientos de personas tras las redadas. También fue el lugar del histórico campamento por el cierre de ICE en 2017, que duró 60 días«.
Segunda acción: 16:00 horas
«La gente empezó a concentrarse frente al Centro de Detención Metropolitana (MDC). Se celebró una rueda de prensa con la participación de Union del Barrio, el sindicato SEIU y la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes de Los Ángeles (CHIRLA). La “policía de la paz” provocó tensiones entre activistas asalariados y el resto de la multitud. Al final, los activistas se marcharon y la gente se quedó: llenaron de pintadas el lugar, rompieron cristales, destruyeron cosas y se volvieron ingobernables. Alguien había traído un mazo y estaba destrozando pilares de hormigón para que pudieran usarse los fragmentos como proyectiles contra la policía. Otra persona puso una silla giratoria como barricada; alguien más apareció disfrazado de dinosaurio.
Los federales estaban desbordados, lanzando todo lo que podían contra la multitud. Lanzaron gases lacrimógenos varias veces, pero la gente sabía cómo neutralizarlos: aplicaban hielo y agua sobre los botes, o los cubrían con conos de tráfico, como se hizo en Chile. Algunas personas incluso devolvían los botes a los agentes del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), responsables de lanzarlos. La multitud estaba viva, valiente, decidida. Algunos streamers de extrema derecha intentaron infiltrarse, pero fueron reconocidos y rápidamente expulsados.
El DHS no podía controlar la situación. Los federales estaban sobrepasados y rogaron a la Policía de Los Ángeles (LAPD) que viniera a “salvarlos”. A pesar de que la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, había declarado estar “horrorizada” por la presencia de ICE en la ciudad, la policía local apareció en masa. Un helicóptero volando bajo amenazaba con detenciones y daba órdenes de dispersión, mientras la LAPD empujaba a la gente lejos del edificio durante las siguientes cuatro o cinco horas. Todos se marcharon cubiertos de polvo de balas de pimienta y gas lacrimógeno«.





Tercera acción: 22:00 horas
«Comenzó a circular un mensaje advirtiendo que ICE había sido visto preparándose para una redada en Chinatown. (Más tarde se supo que en realidad estaban planeando reservar ese aparcamiento para una rueda de prensa de Thomas Homan, el “Zar de la Frontera” de Trump, a las 7 de la mañana del día siguiente—una rueda de prensa que, al parecer, fue cancelada).
Cientos de personas empezaron a llegar poco a poco, apuntando linternas a los ojos de los agentes federales y coreando consignas e insultos frente a la línea antidisturbios.
Aunque la gente había estado en acciones durante todo el día, la energía seguía alta, atrayendo a transeúntes e incluso a aficionados de los Dodgers que se sumaban a la protesta. La multitud tomó la calle y volvió a bloquear los accesos cuando el ambiente empezó a caldearse. Esta vez, la policía de Los Ángeles (LAPD) no estaba presente, así que los agentes federales se prepararon para intentar desalojar por su cuenta.
Las personas en la protesta empezaron a pintar con spray el vehículo blindado de ICE y a saltar encima de él mientras sonaba a todo volumen un LRAD (dispositivo acústico de largo alcance). Alguien pintó “FUCK ICE” y cubrió con espray las cámaras de un coche autónomo de Waymo. No había organizaciones presentes, salvo un fuerte contingente del Sindicato de Inquilinos de Los Ángeles, que estuvo presente en cada acción a lo largo del día.

Los agentes federales decidieron que mantener el aparcamiento era demasiado difícil y comenzaron a retirarse. La multitud aprovechó para cortarles el paso, lanzando fuegos artificiales, piedras, botellas y, de alguna manera, hasta platos de cerámica. El FBI respondió con varias granadas aturdidoras y botes de gas lacrimógeno, pero el ánimo de quienes resistían seguía intacto.
Algunas personas empezaron a romper los cristales de los coches federales. En ese momento, ICE decidió abandonar la zona, y la calle se transformó en una celebración. Se lanzaron más fuegos artificiales en un ambiente de júbilo. La gente festejó un rato antes de dispersarse, animada por una pequeña victoria tras un día aterrador y deshumanizante en los mal llamados Estados Unidos«.

Trump despliega al ejército
«Stephen Miller, que es literalmente un fascista, se pasó el día hablando de “insurrección”, una ciudad “tomada por el caos” y en “revuelta abierta contra el gobierno federal”. El secretario de defensa y la secretaria de seguridad nacional, además del propio presidente, soltaron perlas parecidas«, explica Senserrich. «Al anochecer, la Casa Blanca anunció que iba a tomar el control directo de 2.000 soldados de la Guardia Nacional de California (que está habitualmente en manos de los estados), invocando una ley para situaciones de rebelión contra el gobierno, y movilizarlas contra los manifestantes. La última vez que eso sucedió fue en 1965, cuando Lindon Johnson lo hizo para proteger a manifestantes por los derechos civiles en Alabama. Trump lo estaba haciendo para reprimir una manifestación en la que había ardido un coche«.
«El sábado, 7 de junio, el presidente estadounidense tomó la decisión de movilizar 2.000 efectivos de la Guardia Nacional para sofocar las manifestaciones en California. Se trata de la primera vez desde el año 1965 en el que se ordena un despliegue de este tipo sin la solicitud del gobernador de un Estado«, cuenta El Salto. «Desde el domingo, 8 de junio, el centro de la ciudad ha sido declarado “reunión ilegal” por parte de la policía de Los Ángeles. En esa jornada se produjeron más de veinte detenciones. Se suman a una docena de personas que fueron arrestadas el sábado por, según la Fiscalía de California “interferir con el trabajo de los agentes de inmigración”«.


Domingo: más personas participan en las protestas contra la presencia militar
La respuesta de Trump ha provocado el efecto contrario al deseado de incitar más protestas y disturbios. Durante la jornada del domingo la autopista 101 fue cerrada por miles de manifestantes, que interrumpieron el tráfico. Aunque las manifestaciones son predominantemente pacíficas, se han dado algunos enfrentamientos con la policía.


«Parece obvio que el presidente y Miller estaban buscando como locos una excusa para movilizar soldados en una ciudad llena de inmigrantes (un tercio de la población del condado de Los Ángeles es nacido fuera de Estados Unidos) gobernada por demócratas«, cuenta Senserrich. «Poco importa que California sea uno de los estados más ricos y prósperos del país y que el principal problema de Los Ángeles sea el desorbitado coste de la vivienda porque mucha gente quiere vivir ahí. Menos aún de que sea mucho más segura que cualquier otra ciudad grande de Estados Unidos con la única excepción de Nueva York. Está llena de inmigrantes, la derecha lleva años obsesionada con la idea de que es un aquelarre postapocalíptico fuera de control, y van a hacerlos entrar en vereda, sí o sí.
Como era de esperar, la presencia de guardias nacionales vestidos como tropas de combate en las calles de Los Ángeles no redujo las protestas. El domingo había más manifestantes. Un poco más violentos, pero no mucho; cortaron una autopista (que es lo que hacen todas las protestas en Los Ángeles) y quemaron varios robotaxis de Waymo (Google), cosa que tampoco está mal del todo. Ha habido diez (10) detenidos. Os podéis imaginar la magnitud del caos«.
Gavin Newsom, gobernador demócrata del Estado, ha acusado a Trump de no responder a una crisis, sino de tratar de provocarla con el envío de la Guardia Nacional. Tom Homan, el director de ICE, llamado el “zar de las fronteras” insinuó que Newsom puede ser detenido por obstrucción a la detención de ilegales. Poco después, Trump respaldó esta idea y dejó caer en redes sociales que Homan debía detener a Newsom.
El lunes invoca la Ley de Insurrección y se moviliza a los marines
«El lunes, un juez fijó la fianza de 50.000 dólares contra el líder sindical David Huerta, al que se acusa de conspiración para obstaculizar a un agente de ICE. La pena a la que se arriesga es de hasta seis años de prisión federal«, relata El Salto. «Mientras, las redadas contra personas migrantes siguen produciéndose en ciudades como Paramount, Huntington Park y Whittier, especialmente frente a comercios y núcleos de afluencia de personas migrantes«.
El lunes por la noche, Trump invocó la Ley de Insurrección y ordenó al Secretario de Defensa, Pete Hegseth (antiguo tertuliano de Fox News) que enviara 700 marines a Los Ángeles. La ciudad está tomada por la policía antidisturbios, la Guardia Nacional y los marines, en un claro experimento social de autoritarismo, militarismo y fascismo sobre una población migrada.
Citando a un funcionario de defensa bajo condición de anonimato, el medio estadounidense The Intercept califica la activación de los Marines como una “provocación” por parte de Trump diseñada para fomentar una “crisis manufacturada”.
Gavin Newsom ha interpuesto dos demandas contra Trump y contra el secretario de Defensa, Pete Hegseth por el envío de la Guardia Nacional y el de los marines. Les acusa de extralimitarse en su autoridad federal, abuso de poder y de violación de la Constitución de EEUU. Según la oficina del Gobernador californiano, Trump “moviliza a la mejor rama de las fuerzas armadas estadounidenses contra sus propios ciudadanos”.
Rob Bonta, fiscal general de California, emitió un comunicado en la misma línea en el que habla de una medida “innecesaria y contraproducente”. Bonta añadió: “Seamos claros: no hay invasión. No hay rebelión. El presidente intenta sembrar el caos y la crisis sobre el terreno para sus propios fines políticos”.
Más allá de las luchas partidistas, los movimientos sociales y sindicales también están emitiendo comunicados contra el autoritarismo y el racismo de la Administración Trump. “Miles de trabajadores siguen detenidos injustamente y separados de sus familias”, señalaba el sindicato SEIU California, al que pertenece David Huerta: “En este preciso momento, las comunidades inmigrantes están siendo aterrorizadas por fuerzas armadas fuertemente militarizadas. El despliegue de la Guardia Nacional por parte del régimen de Trump es una peligrosa escalada para atacar a quienes no están de acuerdo con él. Es una amenaza para nuestra democracia. El gobierno federal nunca debe ser utilizado como arma contra quienes no están de acuerdo con él”.

Estamos ante un primer paso para establecer una autocracia
«Aunque la administración Trump ha comenzado atacando a los inmigrantes —tanto con papeles como sin ellos—, este es solo el primer paso en su intento de establecer una autocracia«, concluye la web anarquista Crimethinc. «Están atacando a los inmigrantes porque los consideran el objetivo más vulnerable, pero su objetivo más amplio es acostumbrarnos a todos a la pasividad frente a la violencia brutal del Estado, rompiendo los lazos básicos de solidaridad que deberían unir a todos los seres humanos.
Debe quedar claro para todos —incluso para los centristas más tibios— que el resultado del conflicto que ahora se está intensificando determinará las perspectivas de todos los demás objetivos que Trump tiene en el punto de mira, desde la Universidad de Harvard hasta quienes simplemente desean poder permitirse comprar comida«.
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Crimethinc está difundiendo enlaces (en inglés) con consejos útiles para manifestantes, explicando cómo dejar sin efecto botes de humo, cómo mantenerte a salvo en manifestaciones y cómo boicotear redadas de ICE
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