Okja

Director: Bong Joon-ho. Productora: Lewis Pictures / Plan B Entertainment / Netflix / Kate Street Picture Company. 2017. 118 min.

Esta es la historia de Mija, una niña que vive en las montañas de Corea del Sur y Okja, un enorme animal genéticamente diseñado que vive con ella. El argumento es ya todo un clásico: elementos externos se interpondrán entre las amigas, intentando separarlas. En este caso, se trata de una megacorporación cárnica que quiere revolucionar la industria ganadera. Okja es secuestrada y Mija hará lo imposible por rescatarla. En el camino, y desde bien temprano, se encontrará con unos curiosos aliados. El planteamiento como vemos es sencillo, no estamos ante una trama enrevesada, llena de giros y complejidades. En lo formal, podemos decir que nos encontramos ante una película de aventuras, conmovedora, humorística y con intención. Quizá ahí resida uno de sus mayores méritos: provocar una reflexión profunda a raíz de elementos sencillos y accesibles.

Más allá de personajes concretos, podríamos decir que el protagonista de Okja es el tesón. La constancia y el coraje del que hacen gala Mija y sus compañeras de viaje, son dignos de apreciar en un momento histórico en el que triunfan la inmediatez y la comodidad. Mención especial merecen los personajes que intentan ayudar a Mija a salvar a Okja. Aunque su perfil activista pueda despertar el recelo de algunas personas ante la película, lo cierto es que aparecen retratados de una manera totalmente diferente a cómo lo habían sido hasta ahora. Películas como 13 monos o 28 días después nos mostraban a quienes se oponían a la explotación animal como fanáticos incapaces de calibrar las consecuencias de sus actos. EnOkja, por el contrario, son gente noble, con un profundo sentido de la justicia y el respeto y un compromiso fuera de toda duda. Algo alocados, sí, pero no podemos perder de vista que estamos ante una película que tiene bastante de comedia.

Okja está consiguiendo plantear un debate en el mundo real a través de una ficción basada en alterar algunos elementos del mismo. Quizá se deba a que a veces necesitamos cierta distancia para permitirnos cuestionarnos algunos temas que nos tocan demasiado cerca.

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