La reforma laboral en el contexto de la crisis

Crisis, ajuste, crisis…

Nos encontramos en 2010 y desde hace tres años se viene desarrollando una inestabilidad y una problemática a nivel económico de dimensiones desconocidas. Los medios de comunicación, los gobiernos y las grandes corporaciones llegaron a escenificar en la reunión del G20 en Washington, en 2008, su teatro de buenas intenciones. Un teatro que al bajarse el telón ha tenido como resultado más de lo mismo: recortes.

En los últimos treinta años la economía mundial, y la española en particular, se ajusta perfectamente a la secuencia Crisis-Ajuste- Crisis. Es decir, a nivel general, la crisis que sufrimos ahora es el resultado de durísimas medidas de reajuste (privatización, desreglamentación, flexibilización…) iniciadas en los años 80 por parte de figuras como Thatcher, Reagan, Kohl, Felipe Gónzalez, etc. para reactivar la economía tras la crisis de finales de los 70. Entre ambas crisis no se deberían olvidar “mini-crisis” mundiales como la provocada por el “lunes negro” de 1987, la crisis financiera asiática del 97 o el pinchazo de la burbuja puntocom en 2001…

Esta situación de inestabilidad económica se ejemplifica de una manera más dramática en el estado español ya que los sindicatos mayoritarios apostaron desde la Transición por la moderación salarial, que nunca ha sido ni será  la solución para mejorar el mercado laboral. Treinta años de moderación salarial nos sitúa a día de hoy con la media actual de salarios más bajos y la tasa de paro más alta de Europa.

No vamos a entrar en las causas de esta crisis, ni mucho menos en la causa general de las crisis cíclicas en el capitalismo, simplemente diremos que la crisis se presenta, ante todo, como una bajada de los beneficios de los empresarios, banqueros, especuladores, etc. A nosotros la parte que nos toca es el paro, la inflación, los recortes, etc. Pero lo verdaderamente importante de la crisis es esta caída de los beneficios y, por tanto, cuando hablan de salir de la crisis, de lo que hablan es de que los beneficios vuelvan a subir. ¿Cómo? A nuestra costa. Veamos por qué.

Explotación

La economía capitalista es una economía de mercado. Una economía de mercado quiere decir que si alguien quiere comer tiene que comprar la comida, y si alguien quiere comprar la comida tiene que tener el ingreso para hacerlo, por tanto tienen que vender algo, normalmente, vende su capacidad de trabajo. Eso convierte al trabajo en una mercancía, y que sea una mercancía tiene implicaciones decisivas sobre nuestras vidas, es decir hay dos campos: explotados y explotadores. Los que venden y los que compran fuerza de trabajo.

El problema con la palabra ‘explotación’ es que han conseguido que nos imaginemos a niñxs cosiendo balones en oscuros talleres, y esto no es cierto. La explotación hace referencia a la diferencia entre el dinero que ganan los empresarios y lo que nos pagan: nuestro salario. Se puede estar explotado cosiendo balones en Bangladesh o delante de un ordenador en Madrid, obviamente se está mucho más jodido allí que aquí, pero no dejamos de estar explotados por eso.

Si hablamos de explotación, que no de pobreza, término limpia conciencias donde los haya, la cosa cambia. Si hablamos de explotación decimos que hay gente que vive mal porque hay gente que vive bien. La noción de explotación no es una noción cualquiera porque zanja la imposibilidad de pretender que hay un supuesto espacio de intereses comunes para el conjunto de la sociedad. No, no lo hay, porque si existe la explotación es porque hay explotadorxs y hay explotadxs. Y donde hay explotadorxs y explotadxs, hay lucha: lucha de clases.

Por tanto, la cuestión de la reforma laboral no puede ser analizada y comprendida y no se puede intervenir contra ella sin tener en cuenta que está directamente relacionada con la noción de explotación y la lucha de clases. Pongamos como punto de partida dicha noción, es decir: hay explotación, hay explotadorxs y explotadxs y, por tanto, todo lo que se haga mediante el punto de vista del funcionamiento económico o de la regulación institucional de la sociedad en la que vivimos gira en torno a la explotación, lo que implica que cualquier cambio o beneficia a los explotadxs o a los explotadorxs. Punto.

Y ahí está el verdadero sentido de la reforma laboral: puesto que en el capitalismo el beneficio se basa en la explotación, la recuperación del beneficio implica aumentar la explotación: nuestra explotación. Y eso quiere decir “disminuir costes” o “hacer recortes”, bonitos eufemismos para hacernos tragar más fácilmente que nos van a joder más la existencia.

Salario y salario social

En ese sentido en el marco de la economía capitalista y en el seno del propio estado (que es un estado capitalista), cuya función es la de favorecer el desarrollo de dicha economía, se han introducido elementos contradictorios, elementos que no sólo no favorecen la acumulación sino que al contrario, la dificultan. Esos “cuerpos extraños” que en el interior de un estado capitalista se incrustan y se institucionalizan (la jornada de ocho horas, una sanidad asequible para todos, etc.) que son el resultado de duras luchas del pasado, muchas de las cuales pretendían no sólo vivir mejor sino acabar con el capitalismo, suponen un punto de apoyo para las condiciones de la clase explotada.

Esto se traduce en que nuestro salario no es solo el número que aparece en la nomina, sino que está formado por el entramado de protección o pseudo-protección que configuraban el tan nombrado “Estado de Bienestar”. Aquí es donde se quiere meter mano y la reforma laboral es un clavo más en un camino de reajuste que viene de lejos.

Tendemos a escuchar normalmente la idea de que el salario sería simplemente la pasta que nos llevamos a fin de mes. Y en realidad el salario, claro que es eso, pero es más que eso. Porque el salario es una relación social en la que se sustenta la explotación. Que sea una relación social quiere decir, entre otras cosas, que lo que ganamos no depende solamente de nuestra relación con “nuestro capitalista particular” o “nuestro explotador”, sino que esa cuestión salarial, que tiene que ver con lo que ganamos cada mes pero no sólo con eso, se dilucida en el marco del conjunto de las relaciones sociales. Y he dicho que no es solamente lo que ganamos a fin de mes, ya que el hecho de que podamos ir al médico sin tener que pagar por ello forma parte de nuestro salario. Y tanto es que forma parte del salario, que precisamente desde un punto de vista histórico es una de las reivindicaciones iniciales del movimiento obrero constituyéndose como tal la idea del derecho a la salud, a la educación y otra serie de conquistas y de aspiraciones que son las que en alguna medida se medio institucionalizan. La mayoría suele pensar que estas conquistas, por conquistadas, ya están consolidadas, aseguradas, y en absoluto. Una conquista no se encuentra sólidamente anclada por el mero hecho de serlo, sino que se sustenta en la dinámica de la lucha de clases, en sus avances y retrocesos, y tenemos que ser conscientes de donde están nuestros intereses para darnos cuenta de que formamos parte de un bando por el que deberíamos tomar partido.

¿Saldremos de la crisis?

Sin duda, saldremos de la crisis, tarde o temprano saldremos. La cuestión es que lo que se juega aquí es precisamente cómo saldremos y quien va perder más en ese proceso: ¿Nosotros o ellos? Esta pregunta contiene toda la esencia de la reforma laboral, de los recortes y de la crisis. De nosotros depende la respuesta…

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Un comentario en «La reforma laboral en el contexto de la crisis»

  • el 10/10/2011 a las 01:36
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    De nosotros depende la respuesta,comparto totalmente esto.Pero tenemos que ser mas realistas, tenemos una sociedad tan burda, acogotada,irresponsable y nefasta, que me recuerda mucho a los paises tercermundistas,¿ por que ? simplemente parece que nuestra sociedad se ha quedado viendo pasar el tren como la vaca,nos han quitado derechos fundamentales a la clase trabajadora y aqui no se mueve nadie , y si lo hace es a destiempo, timidamente y muy mal por falta de contundencia.Somos tan sumamente analfabetos y descerebrados que estamos hablando de bi-partidismo PSOE O PP como si alguno de estos partidos nos fueran a devolver los derechos robados por decreto,en este pais tenemos mucho voto cautivo de LLAMAME PERRO PERO ECHAME PAN , y asi nos esta luciendo el pelo somos cobardes por naturaleza,nunca hemos pensado por nosotros mismos,y nos han hecho bajar tantas veces la cabeza y no alzar la vista que nos han echo cortos de vision.

    QUE PASARIA SI NO VOTASEMOS NADIE O SOLO UN 3% O UN 10% CON ESO PODRIAN GOBERNAR,VOTAR SIGNIFICA JUGAR AL JUEGO QUE ESTOS ESTAFADORES QUIEREN Y NO NOS ENGAÑEMOS VOTAR SERIA SER PARTIFICES DE DICHA ESTAFA Y FRAUDE. QUEDA EN VUESTRA CONCIENCIA.

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