Las seis de Fraguas irán a la cárcel (si no hacemos nada por impedirlo). Represión contra los repobladores de un pequeño pueblo en Guadalajara

El colectivo Fraguas Revive, conformado por un grupo de personas que han vivido o viven en un pequeño pueblo en la Sierra Norte de Guadalajara, ha arrancado una campaña a través de las redes sociales para financiar la defensa legal tras recibir el auto judicial que confirma la ejecución de la sentencia de 2017. Esta sentencia condena a seis de los repobladores de Fraguas al desalojo del pueblo y la demolición de las casas reconstruidas por presuntos delitos contra ordenación del territorio y usurpación de bien inmueble, así como a pagar una responsabilidad civil (indemnización) tasada actualmente en 110 mil euros a la Administración público por el coste del derribo de los inmuebles. De lo contrario, lo esperable es que ingresen en prisión, ya que suele ser condición habitual para que se suspenda la condena el abono de dicha responsabilidad civil. Para evitar esto, el colectivo ha pedido a los movimientos sociales, a fin de hacer frente a semejante deuda.

Este último auto judicial, del 24 de junio, está recurrido, pero el colectivo de Fraguas considera según su propio comunicado que la vía judicial está prácticamente agotada. Los tribunales se han cebado contra los repobladores de Fraguas, se prioriza la monetización del campo, ya que la Sierra Norte fue declarada de especial protección natural para la explotación maderera, además se aplica una represión desproporcionada contra quienes protegen y defienden el territorio, sin embargo, después desde las instituciones se realizan campañas contra el despoblamiento rural.

Sus repobladores defienden que el delito contra la ordenación del territorio por el que han sido condenados es completamente injusto, ya que ninguna de las reconstrucciones realizadas han sido de nueva planta, y todas son autorizables. Además, la ordenación territorial tanto de Fraguas, como de otros muchos pueblos españoles es fraudulenta, heredera del Franquismo y con normativas que van contra el derecho social. Casi cuatro años después de iniciarse los trámites para la ejecución de la sentencia la Junta de Castilla La Mancha insiste en demoler a ras de suelo las edificaciones, cuando se conoce perfectamente que ese no fue el estado inicial en que estaban las construcciones antes de llegar los repobladores de Fraguas.

Tras el abandono de su último poblador en el año 1968, el pueblo fue un espacio de prácticas militares del Ejército español para la Guerra de los Balcanes en los años 90, que es lo que produjo el estado de destrucción y ruindad en que se encontraba el antiguo pueblo de Fraguas cuando llegaron sus repobladores. Esto sí que tendría que haber sido denunciado y juzgado por destrucción de bienes patrimoniales. De hecho los pobladores de Fraguas solicitaron un informe arqueológico sobre este suceso, y que la Junta de Castilla La Mancha también les obligó a costear.

Actualmente los repobladores de Fraguas quieren denunciar a las instituciones autonómicas por conservar una ordenación territorial fraudulenta y pretender demoler un pueblo con ocho siglos de historia haciéndolo desaparecer. Además, presentan y defienden un presupuesto totalmente sobredimensionado, ensañándose con seis jóvenes y pretendiendo encarcelarles por repoblar un pueblo en la zona más despoblada del sur europeo. Por todo ello, la Junta de Castilla La Mancha y los tribunales son responsables directos de que estos seis pobladores puedan acabar en prisión, una realidad que cada vez parece menos evitable desgraciadamente.

Desde el año 2013 que algunos jóvenes procedentes de la ciudad, decidieron instalarse en Fraguas, han construido un proyecto comunitario y autogestionado que ha puesto sobre la mesa algunos interesantes debates sobre la ruralidad. Caminar por las antiguas calles que conformaron el pueblo de Fraguas es una labor más intuitiva que certera. Sus antiguos pobladores enseguida se acercaron a conocer el proyecto, manteniendo interesantes charlas sobre el pasado del pueblo y les han inculcado el cariño por sus raíces. Las antiguas construcciones tienen el estilo de la arquitectura negra, típica en la zona por la abundancia de piedra pizarra, y es con esos materiales con los que han levantado nuevamente edificaciones como la Casa Cándida, o la casa común del pueblo.

Las instituciones españolas se rasgan las vestiduras contra el despoblamiento rural, pero la realidad es que solo les interesa si se pueden generar actividades de explotación monetaria: ecoturismo, industria maderera, sector agroalimentario y macrogranjas. Sin embargo, cuando se trata de poner en el centro la vida rural desde una perspectiva social y no solamente desde la rentabilidad económica del sistema capitalista, cualquier proyecto alternativo que no se enfoque bajo esa óptica de máxima explotación, es vista con recelo y rechazo por parte de esas instituciones.

Este ha sido el caso de Fraguas, ya que la evolución natural de estos proyectos es crear una red amplia de comunidades sociales rurales donde experimentar la autogestión y la vida autónoma en colectivo. Los propios pobladores de Fraguas han debatido sobre la burbuja aislada que un proyecto de esas características supone en un mundo en ruinas con un sistema brutal que todo lo engulle, es decir, son un ejemplo de cómo organizarse de manera alternativa, aunque su modelo no sea una herramienta para la transformación profunda de toda la sociedad en conjunto. Sin embargo, sin estos ejemplos de otros mundos posibles, no podríamos imaginar nuestras vidas al margen del capitalismo.

Os dejamos a continuación el programa «Fraguas Vive y Resiste«, del podcast Hoy desde Aquí (Radio Almaina):

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