Viernes 6 de junio, 19:00h. Local Anarquista Magdalena, c/ Dos Hermanas, 11
Este mes se inician los encuentros anticarcelarios “C2: conversaciones y cartas” en el Local Anarquista Magdalena. Desde la inquietud por continuar aprendiendo sobre el que consideramos uno de los ejes del pensamiento y la militancia libertaria surge este espacio con una doble intención: formarnos compartiendo y tender redes de comunicación con las personas que se encuentran entre rejas. Para ello las sesiones C2 se construyen con la propuesta de una charla y un espacio de carteo.
Las conversaciones se plantean en torno a la exposición de una ponente que indaga en aspectos concretos entre los muchos que se entretejen en las estructuras carcelarias: las formas del control social, la represión, la condición carcelaria y las propuestas abolicionistas. Con este formato se busca propiciar la participación y el intercambio de ideas, haciendo desde lo colectivo el trabajo discursivo que mejor conforma respuestas a nuestras inquietudes y nuevas maneras de imaginar.
Para abrir esta primera sesión contamos con Marisa Pérez Colina, militante anticarcelaria, que nos acercará su texto “Hacia la abolición de las prisiones. Los desafíos de la justicia antipunitiva” (publicado originalmente en zonaestrategia.net). La experiencia de Marisa plantea preguntas con respuesta: por qué, para qué y para quién existe la institución penitenciaria. Ante la ubicua invisibilidad de las cárceles, que se naturalizan como respuesta unívoca a las violencias y se construyen lejanas y opacas, se hace necesario especificar su articulación con otras instituciones, su capacidad de integrarse en el discurso sobre distintas acepciones de “justicia” y su papel en las relaciones de desigualdad. Todas ellas cuestiones desde las que sentar las bases que nos permitan formular propuestas alternativas con las que encarar los conflictos sociales que nos atraviesan.
El espacio de carteo estará disponible después de la charla, con materiales y algunas orientaciones para aquellas personas que lo necesiten. Después de trabajar sobre lo teórico creemos que es importante culminar con prácticas que traigan a lo cotidiano las ideas en alguna medida. La correspondencia epistolar es una forma de acción política, mediante las cartas que entran en la cárcel negamos la invisibilidad de sus habitantes y contrarrestamos su ejercicio punitivo por medio de la solidaridad y la comunicación. Frente a la violencia de la reclusión tender palabras es reconocer la presencia y la autonomía de quienes las reciben. En un momento en el que gran parte de los mensajes se diseminan en lo virtual, sin emisores o receptores claramente definidos, escribir cartas se concreta entre lo personal y lo colectivo, dándonos la oportunidad de vincularnos para que dentro y fuera no estén tan lejos.
“C2: conversaciones y cartas” continuará en septiembre con nuevas propuestas de discusión.