Valencia, ciutat podrida

Nos dirán que teníamos que haber acotado la protesta a los límites y reglas que nos imponen, pero los desbordamos. Conseguimos hacernos valer en la calle, demostrando que es nuestra, conseguimos burlar el cerco policial en varias ocasiones, estrechamos lazos de solidaridad cuidando las unas de las otras, y eso no nos lo puede quitar nadie”.

Hoy es 20 de febrero y este pequeño texto, al principio, iba a centrarse en las últimas actuaciones policiales tras la llegada de la nueva Delegada de Gobierno de la Comunidad de Madrid, pero antes de empezar a escribir, puse un rato el telediario. Las primeras imágenes que aparecieron fueron las cargas y los palos de los antidisturbios en Valencia. Sabía que en los días anteriores había habido follón entre policías y estudiantes, pero no le había prestado mucha atención. Pero al ver aquello, era una obligación tratar este asunto. Al no vivir los hechos directamente ni tener contacto con alguna persona implicada, tan sólo hemos podido recopilar información de diferentes medios de comunicación, por ello, pedimos perdón de antemano por si damos alguna información incorrecta.

Nadie puede decirnos como tenemos que protestar, nadie puede intentar desalentar nuestra rabia al saber que nuestras compañeras detenidas habían recibido muchas hostias, no necesitamos líderes que dirijan nuestras acciones o que nos llamen a la calma cuando nosotros lo que queremos es todo lo contrario”.

Todo comienza cuando las/os estudiantes del IES Lluis Vives se manifestaban contra los recortes presupuestarios aprobados por el gobierno autonómico que, por ejemplo, en el centro, han provocado cortes en la luz y en la calefacción. La policía carga contra los/as estudiantes cuando estos/as cortan el tráfico, produciéndose las primeras detenciones. Al día siguiente, videos que recogen agresiones físicas por parte de la policía recorren las redes sociales. Además, se realiza una concentración en solidaridad con las/os detenidas/os del día anterior, donde se juntan no sólo estudiantes sino también padres y madres de las/os alumnas/os, y profesores/ as. Esa tarde también se producen cargas por parte de la policía, aumentando la lista de detenidos/as y heridas/os.

Pero el lunes, las/os estudiantes vuelven a salir a la calle a mostrar su malestar. Durante todo el día, consiguen agruparse tras cada carga policial y cortan diferentes arterias de la ciudad. Los medios de comunicación recogen escenas donde la policía actúa con gran violencia no sólo contra los/as jóvenes sino contra toda aquella persona que se cruza en su camino, produciéndose detenciones completamente arbitrarias. Pese a ello, la gente no abandona, y hasta bien entrada la noche, la protesta se mantiene en diferentes puntos de la ciudad. Ya más tarde se celebra una multitudinaria asamblea en la universidad que consensúa continuar con las protestas.

El balance final hasta ese mismo día, según las autoridades, es de 43 detenidas/os, de los/as cuales ocho son menores de edad, y de dos centenares de fichados/as, la mayoría por “desobediencia a la autoridad” y algunos/as por “atentado”.

Las reacciones por parte de los/as políticos/as y responsables institucionales no se hacen esperar. Los/as políticos/as del Partido Popular repitiendo la misma cantinela de siempre, “la actuación policial fue justa y proporcionada”. Los partidos de la oposición, tratando de sacar algún rédito político, se muestran muy críticos, olvidando así las actuaciones policiales que tuvieron lugar mientras ellas/os estaban en el poder. Y hasta incluso, aparecen repentinos representantes estudiantiles, que erigiéndose en portavoces de los/as jóvenes, se reúnen con las autoridades autonómicas. Pero sin lugar a dudas, la palma se la lleva Antonio Moreno, jefe de la Policía, quien se refirió a los/as manifestantes como “el enemigo”. Por nuestra parte decir que por una vez estamos de acuerdo, somos enemigos/as.


No hay nada más horizontal que hacer una protesta incontrolable, no hay nada más digno que seguir peleando y ese es el camino que debemos seguir. Estos días hemos empezando a hablar por nosotras mismas y entre nosotras, superando el miedo que día a día nos intentan imponer, que los que día a día más palos recibimos también sabemos devolverlos”.

Las muestras de solidaridad no se hicieron esperar. Ese mismo lunes y al día siguiente, se realizaron concentraciones por todo el Estado. En Madrid, cientos de personas cortaron las principales calles de la ciudad para llegar a una sede del PP completamente tomada por los antidisturbios. Esta escena se repitió en más de una ciudad.

Para acabar, desde estas páginas nos gustaría mandar todo nuestro cariño y fuerza a aquellos/as que durante horas desafiaron a la policía, a aquellos/as que plantan cara a unas medidas que nos perjudican a los/as de siempre, y también, a aquellas familias que han sufrido de primera mano la represión del Estado. Esperemos que los/as jóvenes de Valencia puedan sentir nuestro calor.

Tan sólo nos queda incidir en lo necesario que es el que continuemos con las asambleas que ya han surgido o que creemos nuevos espacio de encuentro, apoyo mutuo y lucha, con el objetivo de fortalecer los lazos que existen entre nosotras/os, para que los próximos golpes no duelan tanto.

* Los párrafos intercalados entre la noticia son extractos de una carta escrita por unos/as rebeldes valencianos/as a sus compañeros/as de lucha. Puede leerse en https://madrid.indymedia.org/node/19801


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