Solares okupados, oasis verdes en ciudades grises

El parón de la construcción provocado por la explosión de la burbuja inmobiliaria dejó el paisaje repleto de esqueletos de edificios a medio hacer y de solares en medio de las ciudades propiedad de inmobiliarias o constructoras quebradas o que esperaban un mejor momento económico para llenarlos de ladrillos y hormigón.

Buscando en el portal Idealista (ese que patrocina las noticias de vivienda de El País) podemos encontrar en el interior de la M-40 madrileña 435 solares disponibles y 122 en el Área Metropolitana de Barcelona, a los que habría que añadir 80 propiedad del Ayuntamiento barcelonés. Con pocas excepciones, estos lugares abandonados son vertederos descontrolados donde las ratas encuentran su hogar al lado de las viviendas o, incluso, como se ha denunciado en los barrios de El Raval o de Vallecas, narcosolares en los que se trafica con heroína.

Ante este deterioro y la necesidad existente en los barrios de nuestras ciudades de espacios verdes y lugares de reunión al aire libre, vecinas/os de todo el Estado han ido recuperando estos espacios para crear en ellos parques, huertos urbanos, cines, zonas para asambleas del barrio o charlas, o simples puntos de encuentro, logrando oasis autogestionados en la ciudad.

Parques y huertos de las/os vecinas/os de Madrid

El pasado mes de junio se celebraron las primeras fiestas de Doña Karloto en Nueva Numancia, Vallecas. Unas fiestas populares, organizadas por los/as propios/as vecinos/as, con cabaret, música, teatro y otras actividades para peques, etc. y que nos llevó a conocer el Parque Vecinal Autogestionado Sputnik. Este espacio está en la c/ González Soto, donde hace diez años fueron demolidas tres viviendas y que se había convertido en un basurero lleno de ratas y bichos. Unos meses antes, se presentaban en sociedad y nos contaban como los vecinas, sin participación ninguna de las instituciones, hartos de ver cómo se deteriora nuestro barrio en beneficio de unos intereses inmobiliarios y especulativos, hemos cogido el azadón, las bolsas de basura y nos hemos puesto “manos a la tierra”. Somos gente que antes de esto, ni nos conocíamos, ni nos saludábamos y mucho menos sabíamos nuestros nombres o dónde vivíamos, en eso se basa construir barrios grises en ciudades grises, se fomenta la idea de individualismo, del “esto no me afecta no, no va conmigo.” Quién iba a decirnos que la basura, el desinterés institucional y el deterioro de nuestros barrios serían esa pequeña semilla, o más bien ese riego a goteo, que necesitamos para darnos cuenta que no estamos solos y que vecinos desconocidos, tenemos los mismos intereses. Solo necesitamos algo pequeño (una idea), para construir algo grande entre todas.

Esas mismas ideas tuvieron hace ya más de ocho años los/as okupantes del Solar Polivalente Autogestionado de la calle Antonio Grilo 8, en el bario de Malasaña. Seis años después de que el Ayuntamiento expropiara y demoliera el edificio que ocupaba el espacio al estar en ruina, gente vinculada al cercano Patio Maravillas tomó posesión de un vertedero lleno de maleza y lo convirtió en un huerto urbano en el corazón de Madrid (que forma parte de la Red de Huertos Urbanos de Madrid), con zona para peques, cine de verano y mercados agroecológicos que acercan a productores/as y consumidores/as. Al estar en un solar municipal, han tenido que enfrentarse a la amenaza de desalojo para la construcción de un centro de salud en 2016. Ante este chantaje, comunicaron al Ayuntamiento que “El solar es Salud” y que “No vamos a permitir que se plantee desde las instituciones la falsa dicotomía de Centro de Salud versus Solar Maravillas, al igual que no aceptaríamos esta argumentación si se tratara de cerrar una escuela infantil para abrir una biblioteca, o de cerrar una biblioteca para abrir un polideportivo o cerrar un polideportivo para abrir un espacio de encuentro y gestión ciudadana, pues todas las dotaciones públicas son necesarias y deben ser garantizadas por las instituciones y no empleadas en busca de un lavado de imagen política”. A día de hoy, continúan llenando de vida el centro de nuestra ciudad.

Otro espacio muy querido por esta publicación, fue el Solar Okupado de Lavapiés, recuperado en 2012 por la asamblea del barrio. Propiedad del IVIMA, fue desalojado tras dos años de okupación en el que se celebraron las fiestas alternativas de Lavapiés, ciclos de cine y multitud de charlas y asambleas diversas, con la intención declarada de la construcción de viviendas sociales. Ante la inactividad institucional, fue reokupado en 2015 y, tras un espectacular giro de acontecimientos propio del barrio más cool de Madrid, nuevamente desalojado para la construcción de un hotel Ibis que nació entre una fuerte oposición vecinal.

Máquinas arrasando el Solarpiés. Fotografía tomada por la Asamblea de Barrio de Lavapiés

Barcelona, El Àgora Juan Andrés Benítez se queda

El Àgora Juan Andrés Benítez es un solar de la calle Aurora, recuperado el 5 de octubre de 2014, día en el que se cumplía un año de la muerte de Juan Andrés, vecino del Raval muerto a manos de los mossos en esa misma calle. Desde su muerte, los/as vecinos/as denunciaron que fue producto de la brutalidad policial y de “las estrategias de represión y estigmatización de nuestro barrio para favorecer la renovación de los vecinos y atraer a otros nuevos de mayor poder adquisitivo, que encajen en la llamada “Marca Barcelona”. Los intereses privados están por encima del bien común y la especulación y la venta de nuestra ciudad pone en peligro nuestras vidas”.

El espacio, que cuenta con un huerto comunitario y es punto de reunión de los movimientos sociales del barrio, es una de las muchas propiedades de la SAREB producto de la crisis del ladrillo. Después de cuatro años de okupación, sus okupantes han sido citados el próximo 17 de octubre a juicio en el que la propiedad buscará el desalojo del solar. Ante esto, han iniciado la campaña L’Àgora és queda al barri en la que prometen resistir al desalojo y piden al Ayuntamiento y Generalitat que aseguren el uso público del lugar como espacio verde y abierto a los vecinos/as, en lugar de apoyar la especulación.

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