Palestina quiere huir de la jaula. La fuga de seis presos palestinos de una prisión de máxima seguridad israelí

Siempre que se habla de Palestina se hace desde la condición de pueblo ocupado y expuesto a las violencias del terrorismo sionista; siempre se muestra mediáticamente a Palestina desde el dolor, el desaliento, y creando la idea de un destino fatídico del que jamás podría emanciparse. Sin embargo, consideramos que los palestinos no son solo una comunidad social encaminada a sufrir agresiones pasivamente, ni una entidad política infantilizada que no sea capaz de articular acciones propias en la lucha por su liberación entre un bombardeo y otro del ejército israelí. Su continuada resistencia de varias décadas convierte al pueblo palestino en un sujeto político de gran magnitud, su experiencia de vida atacada les configura como un frente de acción latente, y prueba de ello son las diversas intifadas que han llevado a cabo contra el Estado de Israel.

Evasión en Israel: una misión imposible que abre una brecha en la seguridad sionista

El pasado mes conocíamos una noticia inmersa en esta tendencia de acción y autodefensa palestina, la fuga a través de un túnel excavado por seis presos palestinos de una prisión de alta seguridad en el territorio ocupado por el Estado israelí. Rápidamente comenzó una intensa búsqueda que llevaron a cabo conjuntamente la policía y el ejército israelí. Un revés a un sistema penitenciario y de reclusión como el de Israel, que presume de ser de los más infalibles en el mundo de las prisiones a nivel internacional. Cuatro de estos presos palestinos habían sido juzgados bajo la legislación penal israelí, y condenados a cadena perpetua; por lo que tenían mucho por ganar, y muy poco que perder.

La cárcel de alta seguridad de Gilboa, construida en el año 2004, era conocida como ‘la caja fuerte’, por lo que esto nos da una idea de la hazaña y la organización de los presos palestinos en la consecución de su fuga. El lunes 6 de septiembre estos militantes palestinos decidieron llevar a cabo un plan que venían preparando desde hacía tiempo. Eligieron como fecha la víspera del Año Nuevo judío, aprovechando que se reduce la presencia de guardias en la prisión.

Durante las siguientes semanas un dispositivo frenético por parte de las autoridades sionistas tenía como objetivo la captura de estos presos; y desgraciadamente han sido arrestados, no sin un esfuerzo israelí fruto de la vergüenza internacional que han sufrido con este suceso. Los dos primeros fugados cayeron en la noche del día 10 de septiembre en el área de Nazaret, a unos 20 kilómetros al norte de la prisión. Al día siguiente, dos presos más fueron arrestados en un aparcamiento de Shibli Umm Al Ghanam, una localidad árabe próxima. Tras la espectacular fuga no tenía un plan organizado para escapar hasta Gaza o a Jordania, por lo que fueron improvisando una ruta para pasar desapercibidos hasta que fueron capturados debido a la intensa búsqueda sionista. Los dos últimos presos palestinos fueron arrestados el domingo 19 de septiembre tras haber dejado demasiados rastros en su huida y acabar completamente cercados.

Las fuerzas policiales israelíes estaban apoyadas por comandos infiltrados entre la población palestina, perros rastreadores, drones, y principalmente, por los sistemas electrónicos de espionaje más punteros. Estaban deshidratados y hambrientos, pues la población local no pudo arriesgarse a darles cobijo ante el seguimiento tan asfixiante. Un ejemplo de que una fuga de tal calibre hubiera podido tener un final de liberación definitiva de no ser por la tecnología utilizada en favor del poder autoritario, la pesadilla de la sociedad orweliana hecha realidad.

Policías y guardias inspeccionan el lugar donde se efectuó una fuga en la prisión de Gilboa, en el norte de Israel, el lunes 6 de septiembre de 2021.

Un túnel con una cuchara, huida de película de los seis presos palestinos

Pero la gran pregunta que todo el mundo se formula es: ¿Cómo lograron vulnerar el sistema de seguridad de una cárcel de máximo control? Pues bien, durante meses estos seis presos que compartían celda abrieron un hueco en el suelo del baño excavando diariamente con una cuchara que escondían hasta construir un estrecho túnel que conducía a un campo justo fuera de los muros de la prisión. Una acción propia de cualquier guion de película por lo espectacular de la fuga, y que a muchas pueda recordarnos al papel de Tim Robbins en el filme ‘Cadena Perpétua’ (1994). Días antes se había extendido en la prisión un rumor de un posible motín organizado por los 400 presos palestinos que allí se encontraban, y que todo apunta fuese una maniobra de distracción.

Tras salir de la celda a través de este hueco excavado, los prófugos utilizaron algunos pasadizos subterráneos de la propia cárcel para continuar excavando hasta el exterior. Los fugados posiblemente estaban en contacto con personas fuera de la prisión, pues lograron comunicarse con un teléfono introducido de contrabando en la cárcel.

Si bien el desenlace de la fuga no se ha materializado en una victoria definitiva, estos seis presos palestinos lograron poner en jaque a toda la inteligencia israelí durante cerca de dos semanas. Abrieron una brecha psicológica, y literalmente, en los cimientos de una de las prisiones más seguras del Estado terrorista israelí. Un camino mostrado a los 4.650 presos palestinos aproximadamente para continuar con la resistencia activa frente a Israel.

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