Las lágrimas de caperucita.

Autor: Beate Teresa Hanika .Editorial Takatuka. 178 páginas.

No es habitual que se reseñen libros destinados a un público infantil o juvenil en publicaciones vinculadas a los movimientos sociales. En algunas ocasiones esa ausencia se debe a nuestro desconocimiento y al olvido involuntario de que un lector se hace, de manera que antes de llegar a leer los libros que sí reseñamos hemos tenido que leer otros muchos. Y en otras, lo que suele sucede es que el mercado editorial no ofrece demasiada literatura infantil y juvenil cuya temática se relacione con alguna de las cuestiones que nos suscitan verdadero interés. Sin embargo, poco a poco aparecen editoriales y títulos que de alguna manera rompen con los clichés establecidos y asumen el riesgo de contar “otras historias”. Incluso sabiendo que se va contracorriente. Ese es el caso de Las lágrimas de caperucita, un libro con el que sus editores jamás se van a hacer ricos, pero que era necesario que llegara a las estanterías de librerías y bibliotecas.

las_lagrimas_de_caperucitaComo la protagonista de Perrault, Malvina tiene que ir cada tarde a visitar al abuelo, para llevarle comida y compañía. Pero el abuelo se parece más al lobo que a la abuela del cuento, y el cariño que quiere de su nieta no es limpio e inocente. La impotencia de esta adolescente, que no es comprendida en su propia casa, se compensa con la relación con un chico especial que comparte con ella sus inquietudes.

La estructura narrativa del libro imposibilita su entrada en el material, pero se trata de una obra tan valiosa y singular que he decidido dedicar unos minutos a reseñarla. Ni el título ni la espantosa portada invitan a la lectura (o quizás se trate más bien de la desafortunada combinación de ambos), pero lo cierto es que la forma en la que se presentan los personajes y se desenvuelve la trama ayuda a leer de un tirón una historia terriblemente dura que aborda los abusos en el ámbito familiar. Y lo hace con clase, elegancia, tacto e incluso cierto optimismo. Los personajes no son planos y la moralina no se deja ver por ningún lado. Se presentan con nitidez responsabilidades y culpas, y el mecanismo psicológico de negación queda descrito de manera magistral. Además, la narración se adereza con otros temas que la enriquecen sin cesar: las diferentes estructuras familiares, el urbanismo desatado, el amor adolescente, etc.

No existen demasiados libros sobre el tema que sepan tratarlo con el respeto y la inteligencia que el sentido común exige, así que por lo menos deberíamos tenerlo localizado.

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