When we rise

Creador: Dustin Lance Black. Producido por ABC, distribuido por HBO España. 8 episodios de 41 minutos

Basada en las memorias del activista Cleve Jones, When We Rise narra las luchas personales y políticas de distintas personas LGBT en el marco del movimiento por los derechos civiles a lo largo de 45 años de historia. Se desarrolla principalmente en la ciudad de San Francisco, epicentro del activismo y de la escena LGTB de finales del siglo XX, justo después de los disturbios de Stonewall (en Nueva York) en 1969.

Su mayor fortaleza – además de un reparto estelar – es el retrato con rabia incontenida que realiza de los grandes hitos del movimiento: la violenta persecución policial por razones de discriminación sexual, la revuelta de Stonewall, el ascenso y asesinato de Harvey Milk, la irrupción del SIDA, la estigmatización que supuso, la genocida política federal de EEUU que desprotegió a las personas LGTBiQ de sus efectos, la lucha por el matrimonio homosexual, etc. Quizás se pase de ambiciosa al intentar poner el foco en tantos conflictos distintos y abarcar un periodo histórico tan amplio, lo cual le lleva a ser poco profundo en muchos de sus planteamientos, pero sigue siendo un producto interesante para conocer de primera mano el ambiente del activismo LGTB en distintos momentos de la historia reciente.

Dirigida a un público progresista, no solo ataca a Ronald Reagan y otros líderes ultraderechistas abiertamente opresores; tampoco duda en lanzar dardos contra dirigentes del Partido Demócrata que no hicieron nada por promover una legislación más igualitaria. Pero esta crítica va perdiendo fuelle según avanzan los capítulos. Quizás su mayor debilidad sea la complacencia que va adquiriendo al final, la cual termina por alienar a quienes sufren la LGTBiQfobia en la actualidad y se enfrentan a diario con ella. La serie nos muestra que la situación ha mejorado en los últimos años – lo cual es indudable – y no nos anima a dejar de luchar, pero se pasa de frenada conformista a la hora de describir la conquista del matrimonio igualitario o la posibilidad de que gays y lesbianas se alisten en el ejército como enormes victorias y, en ocasiones, parece olvidarse de que instituciones como el Tribunal Supremo o el ejército siguen siendo profundamente patriarcales, lesbófobas, homófobas, tránsfobas y machistas. También se echa en falta una crítica al capitalismo rosa que coopta la lucha a día de hoy, como ya hemos explicado en este periódico en distintas ocasiones.

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