Más allá del “procés”: Huelgas en los museos de Barcelona

Siguen pasando los meses y el conflicto en torno a la independencia de Catalunya continúa sobre la mesa, avanzando y mutando cada semana, pero sin visos de una resolución a corto plazo. Mientras tanto, la vida cotidiana continúa, y con ella, la precaria situación laboral en la que muchos/as nos encontramos de la mano de reformas laborales y pactos varios. En este sentido, el mes pasado creímos interesante mostrar cómo esta situación sigue siendo respondida en bastantes sectores y empresas, cómo esta otra cara de la realidad catalana que ahora parece más sepultada si cabe de lo normal en los medios de comunicación, sigue existiendo y generando luchas interesantes. En el anterior número nos paramos a analizar el conflicto que mantiene la plataforma #SOSKellys por la firma del nuevo convenio sectorial de la hostelería catalana.

Pues bien, este mes pretendemos seguir tirando de este mismo hilo, y ahora dirigimos nuestras miradas hacia la realidad laboral en los centros culturales públicos. Para ello, nos acercaremos al conflicto que mantienen abierto los/as trabajadores/as de la empresa Servicios Educativos Ciut’art desde hace ya meses y que afecta a varios museos de Barcelona ciudad.

Un conflicto que ya viene de largo

El pasado 16 de agosto amanecía con el cierre de varios museos de la capital catalana. Un piquete de trabajadores fue recorriendo todos estos centros, pasando por las puertas cerradas del Archivo Histórico de Barcelona, el MACBA, la Fundación Miró, el Museo de Diseño, el Monasterio de Pedralbes, la Fundación Tàpies, la Virreina y el Museo de la Música. La causa, un conflicto laboral entre los/as trabajadores/as de estos centros y la subcontrata Servicios Educativos Ciut’art (antigua cooperativa, y actualmente sociedad limitada). Bueno, más bien, varios conflictos, pues la jornada daba el pistoletazo de salida a una huelga indefinida de las plantillas del MACBA y del Archivo Histórico de Barcelona (AHCB), mientras que el resto de museos era parte de una serie de paros parciales distribuidos durante todo el verano. El conflicto común a todos los centros deriva de la petición de los/as trabajadores/as del cumplimiento del convenio colectivo del sector mientras se negocian una serie de mejoras sobre un convenio de empresa ya caducado.

Por su parte, la huelga que inician los/as empleados/as del MACBA viene a protestar contra el nuevo pliego de condiciones que fue presentado en julio por el Instituto de Cultura de Barcelona y el Consorcio MACBA. Dicha nueva licitación supone una drástica disminución del presupuesto general para el centro, lo que conllevaría un empeoramiento de las condiciones laborales de la plantilla (con importantes reducciones de horas de trabajo) y la no subrogación de todos/as aquellos/as trabajadores/as con una antigüedad menor a un año. Por su parte, en el caso del Archivo, la huelga viene motivada por la desaparición en los nuevos pliegos de las tareas que realiza el personal de grabación, encuadernación, restauración y digitalización de documentos, de modo que estos/as empleados/as pasarían a englobarse en la categoría laboral de recepcionista y vendedor/a de entradas (con sueldos más bajos).

El conflicto con Servicios Educativos Ciut’art no es nuevo, ya hace más de un año que viene coleando. El verano de 2016 llegó de la mano de varias jornadas de paros que obligaron a cerrar durante días diez centros culturales de la ciudad. Hacía meses que los/as trabajadores/as llevaban reclamando solventar una serie de irregularidades en las vacaciones y festivos, así como en los contratos temporales de muchos/as de ellos/as. Sin embargo, la empresa se había negado a negociar, y no lo hizo hasta la constitución de un Comité de Huelga (creado tras unas elecciones sindicales que ganó ampliamente el sindicato SUT). Finalmente, este capítulo se cerró con el paso de todos los contratos de la plantilla a indefinidos, la garantía de que todo el personal podría disfrutar de sus correspondientes días de vacaciones y la implícita aceptación por parte del ICUB (Instituto de Cultura de Barcelona) de que en todos los nuevos concursos se subrogaría a la totalidad de la plantilla manteniendo sus condiciones laborales previas.

Un último punto éste del acuerdo de hace un año que vemos que ya se ha roto por parte del ICUB. Tras más de tres meses, a día de hoy, parece que el conflicto puede darse por cerrado (al menos por ahora). Hasta principios de este mes se mantenían en huelga indefinida la plantilla del AHCB (que ya acumulaba 78 días de paros) y los/as trabajadores/as de la Fundación Miró (que se habían sumado a la huelga el 24 de octubre). Finalmente, se llegó a un acuerdo con la empresa por el que ésta se compromete a mantener a la totalidad de la plantilla, a permitir que los/las trabajadores/as puedan realizar cambios de turnos entre ellos/as, a dotar las salas de sillas para los trabajadores/as, se consolida la jornada laboral, y se equiparan las categorías laborales a las que marca el convenio sectorial, lo que unido a ciertos complementos más, supone un aumento salarial de entre el 39% y el 68%. Por su parte, los/as empleados/as del MACBA desconvocaron ya días antes la huelga a la espera de que se ejecuten las medidas anunciadas por la nueva empresa adjudicataria.

Más allá de los árboles, aparece el bosque: precariedad cultural como forma de negocio

Pero si hay un problema que subyace al resto, ese el modelo en sí de gestión de los centros culturales y museos. Ya sean públicos o híbridos público-privados, estos centros han abrazado el mantra de la flexibilidad laboral, y con él, el modelo imperante de externalizaciones de servicios. De este modo, los/as encargados/as de las recepciones, de la venta de entradas, de realizar visitas guiadas o los/as dependientes de las tiendas de los museos dejan de estar sujetos/as por una vinculación laboral a las instituciones para las que trabajan. Todo ello, con la doble intención de las administraciones de reducir costes y desentenderse del control sobre las condiciones laborales de “sus” empleados/as.

En el caso concreto de Barcelona, el negocio de estas licitaciones se lo reparten en gran medida cuatro empresas, dos de ellas específicas del sector, como son Magma Servicios Culturales y Servicios Educativos Ciut’art; y otras dos que podrían englobarse en lo que se denomina empresas multiservicios (aquellas que tan pronto gestionan un colegio como una licitación de seguridad con los mismos criterios y precariedad), en este caso, Manpower Group Solutions y Expertus. Mientras, el Ayuntamiento, a través del ICUB, se encuentra presente en los patronatos de las fundaciones y los consorcios que manejan muchos de estos centros, nombrando directivos pero dejando de lado la regulación de las condiciones laborales de las plantillas. Las empresas externas gestoras luchan en una guerra de precios por las licitaciones, negocian convenios colectivos, modifican categorías y jornadas laborales o entran en conflictos y juicios con sus empleados mientras la administración se mantiene de perfil. Nada importa más para otorgar un nuevo contrato que el precio por el que se fija la adjudicación. Es aquí donde está el verdadero conflicto del que penden los demás.

Para indagar más sobre esta cuestión de la precariedad laboral en el sector de los equipamientos culturales, os recomendamos el artículo de La Directa “Precarietat cultural adjudicada”. Por otro lado, el twitter Vaga Ciut’art está bien para enterarse de cómo evoluciona el conflicto con Servicios Educativos Ciut’art.

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