Esto es Europa

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Esta imagen no es más que una entre miles. Una pequeña dosis del constante bombardeo de fotografías que han poblado periódicos, televisiones y webs durante este verano. Imágenes de todo tipo, distintos puntos de vista, acciones, sentimientos y consecuencias de una misma realidad, la migración, o más concretamente, los movimientos de poblaciones con destino a Europa. Los últimos meses han visto un importante incremento en estos flujos migratorios, en gran medida derivado de los/as miles de refugiados/as provenientes de las guerras que asolan Siria, Irak o Libia.

Y las consecuencias a esta situación no se han hecho esperar. Se han acabado de levantar vallas en Hungría, se han creado campos de refugiados insalubres en los que encerrar a miles de personas, autobuses y centros de refugiados/as han sido atacados y quemados en Alemania, miles de manifestantes han clamado por la expulsión del diferente,  los diversos gobiernos gastan su tiempo en marear el problema de unos a otros… Vergüenza y asco es lo que te viene a la cabeza en estos momentos. Nos consideramos el ombligo del mundo, la civilización por excelencia, y lo que destilamos es ignorancia y crueldad.

Volviendo la vista sobre la península ibérica, bastante alejada del camino recorrido por tantos cientos de miles de exiliados/as de Oriente Próximo, la noticia también saltó este pasado mes en relación con la migración. Pero en este caso, derivada de las condiciones laborales de muchos/as subsaharianos/as que se dedican a la venta de artículos en el top-manta. Una redada contra este tipo de actividad llevada a cabo por los/as Mossos/as de Escuadra en la localidad costera de Salou se saldó con un trabajador senegalés muerto en extrañas circunstancias, lo que provocó importantes manifestaciones de repulsa y cortes de tráfico y del servicio ferroviario en la ciudad tarraconense. Mientras esto sucedía, algunos/as de nosotros/as nos encontrábamos leyendo el libro «Partir para Contar», en el que Bruno Le Dantec relata la odisea de Mahmud Traoré en su viaje como clandestino desde Senegal hasta Sevilla. Sin más, os dejamos un pequeño extracto del final del libro, del epílogo de Le Dantec, que creemos puede aportar alguna luz sobre las causas y las posibles alternativas a la migración ilegal:

«Desde 1995, el África subsahariana, aunque esté considerada como la región más pobre del mundo, envía la norte 1,5 millones de euros más de los que recibe. Más allá de los mecanismos viciados de la deuda, los dogmas del FMI imponen la apertura de las fronteras a las importaciones, así como políticas de reajuste estructural que ponen en peligro la soberanía alimentaria de los países y los pocos servicios públicos que los procesos de independencia habían conseguido desarrollar. Un proteccionismo de geometría variable favorece sistemáticamente al norte: la política agrícola comunitaria o las subvenciones al algodón estadunidense, por ejemplo, hunden la producción africana. Los monocultivos intensivos implantados por grandes grupos europeos hacen tabla rasa de la agricultura de subsistencia. La importación de arroz asiático a precio de ganga suplanta al arroz autóctono. Inicuos acuerdos pesqueros abren la vía a los barcos-fábrica japoneses y europeos para saquear los recursos marinos. Los engranajes corruptos del África francófona, las guerras del diamante, el expolio del petróleo, del oro, del uranio, del coltán, de la bauxita, el destrozo medioambiental y cultural del golfo del Níger… La lista que prueba la responsabilidad directa de Occidente en la situación desesperada de millones de africanos es larguísima. ¿Acaso no convendría más frenar el expolio de los mares y la tierra de África, que pretender yugular los movimientos migratorios? Pero, ¿quién es lo suficientemente ingenuo para exigirle algo así al sistema actual? Sería contrario a la libertad de empresa.»

«El hecho de que los del sur suban al norte no es solo la consecuencia delgraffiti subdesarrollo y de relaciones internacionales desequilibradas. Corresponde también a un sentimiento demasiado humano para que pueda canalizar tan fácilmente: el deseo de venir a comprobar in situ las promesas de libertad y de felicidad que pregona Occidente. Ir y venir libremente permitiría a la juventud africana experimentar el mundo tal y como es, sin quedar atrapada en el intento, y de sopesar los pros y los contras del exilio. Y esto también permitiría, por qué no, buscar colectivamente alternativas a la miseria moderna. En cuanto consiguen los papeles, muchos inmigrantes se lanzan a comerciar con sus países de origen y prueban, de una forma o de otra, escapar a la condición asalariada. Esta fuga precursora es el fruto de una voluntad individual, pero a menudo se apoya en redes de intercambio y de ayuda mutua que se pueden considerar como un conato de alternativa a la lógica individualista de la acumulación capitalista. Y una vez liberada, esa energía no estaría completamente perdida para África; el prohibicionismo fronterizo, por el contrario, no impide de ninguna manera que la hemorragia de fuerzas vivas llegue a desangrar el continente negro. Para muchos africanos, el reto no está en adoptar la ilusoria postura de <<ciudadano del mundo>>, sino más bien de plantear en la práctica la cuestión de la libre circulación en su dimensión universal, sin renegar de las culturas y los modos de pensamiento de sus territorios de origen. La promesa de felicidad y libertad aireada por los anuncios publicitarios es un engañabobos que nunca podrá satisfacernos, ya que de nuestra eterna insatisfacción se nutre el tan anhelado crecimiento económico. El dominio del dinero sobre todos los aspectos de la vida nos vuelve cada vez más desposeídos, extraños a nosotros mismos, incluso cuando residimos en el lugar en el que nacimos. Y si a partir de esta constatación, nos planteamos unas relaciones sociales basadas en la libre asociación, nos percataremos de que el camino de regreso del exilio está por recorrer para todos los seres humanos, tanto del norte como del sur.»

··· Cuando el migrante no viene de lejos ···

Pero no queremos que nuestras reflexiones se queden estancadas en estos últimos acontecimientos, nos gustaría dar una vuelta de tuerca más a este tema. Pues siempre nos ha resultado curioso cómo el discurso cambia cuando de los/as migrantes de los/as que hablamos no son africanos/as o árabes, sino que somos nosotros/as. En esos casos, las palabras de muchos/as periodistas cambian, ya no estamos ante asaltantes o pobres víctimas (según si la intención es crear alarma o llamar a la santísima caridad), entonces hablamos de una dura crisis económica que nos obliga a miles a partir y tratar de ganarnos la vida en otros países. Pero se nos olvida que esa condición de migrantes sigue ahí, por mucho que seamos blancos/as y europeos/as, y que las consecuencias de esta migración por motivos económicos tienen su reflejo en la vida de los/as que desde el sur llegan aquí. Toca sufrir condiciones laborales paupérrimas, trabas para conseguir alojamiento o atención sanitaria, y desprecio por parte de la mierda nacionalista de turno.

Pero también nos gustaría recordar algo más lejano en el tiempo, pero que lamentablemente se hace presente estos días. Las condiciones deplorables en la que están siendo encerrados muchos/as de estos/as refugiados/as en Hungría, en campos vallados y desprovistos de cualquier tipo de salubridad, nos recuerda (o al menos debería, pues no fue hace tanto) a lo que tuvieron que soportar muchos/as de nuestros/as mayores que huyeron a Francia al concluir la Guerra Civil. Campos de refugiados/as inhumanos, donde el hambre, el hacinamiento y los malos tratos de las autoridades francesas eran el pan de cada día. ¿Hemos olvidado tan pronto, o simplemente es que somos así de egoístas?

Es por ello que os recomendamos leer dos de los artículos que hemos incluido en este mismo número, uno sobre el GAS, una herramienta de lucha creada por españoles residentes en Alemania con la que combatir la explotación laboral, y una reseña sobre un pequeño viaje por la Francia de los campos de refugiados durante el exilio republicano y anarquista español.

mapa francia 2

Asimismo, también hemos reseñado el libro «El Arte de Volar» y otros libros sobre el exilio republicano y anarquista español, para ayudar a comprender mejor el sufrimiento de estas miles de personas.

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3 comentarios en «Esto es Europa»

  • el 05/09/2015 a las 12:17
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    Este mes le hemos dedicado varias páginas a un tema muy importante: la inmigración, la emigración y la crisis de las refugiadas.

    Comenzamos con el artículo «Esto es Europa» (https://www.todoporhacer.org/esto-es-europa), donde recordamos que «los diversos gobiernos gastan su tiempo en marear el problema de unos a otros… Vergüenza y asco es lo que te viene a la cabeza en estos momentos. Nos consideramos el ombligo del mundo, la civilización por excelencia, y lo que destilamos es ignorancia y crueldad». En este mismo artículo rescatamos algunas reflexiones del libro «Partir para contar. Un clandestino africano rumbo a África» (https://www.todoporhacer.org/novela-partir-para-contar-un-clandestino-africano-rumbo-a-europa).

    Un poco más adelante, abordamos el 15-M de Berlín y su Grupo de Acción Sindical (https://www.todoporhacer.org/gas-15m-berlin), para ver cómo se organizan españolas emigradas a Alemania frente a los abusos laborales a los que se enfrentan. «Algunos medios patrios han tratado de vender esta lucha como la propia de unos/as pobres españoles/as siendo explotados/as por extranjeros/as sin escrúpulos. Un discurso marcadamente diferente del que nos topamos en las páginas de los diarios cuando son las/os extranjeras/os en España las/os que denuncian abusos dentro de nuestras fronteras».

    Pero los movimientos migratorios no son un fenómeno actual. Han existido durante toda la historia de la humanidad y por causas diversas. En «El camino de la Retirada en Francia» (https://www.todoporhacer.org/ruta-camino-retirada) queremos recordar que en 1939 España era un país de exportador (y no importador) de personas, que 500.000 republicanas y anarquistas cruzaron a pie a Francia y que buena parte de ellas fueron maltratadas y encerradas en campos de concentración. Esto, que tan deplorable y miserable nos parece, no se nos debe olvidar jamás. «Europa ahora finge no escuchar el grito de auxilio de otro pueblo devastado; el sirio. Tolera el hedor de los cadáveres hacinados en camiones de porte. No se moja en el rescate de las/os niñas/os que surcan el Mediterráneo huyendo de la guerra y del genocidio perpetrado por ISIS. Europa no escucha, no mira, no habla. Golpea, dispara, lesiona y asesina a quienes intentan adentrarse en su interior. Europa ignora su pasado y su fundamento. Macedonia, Serbia y Melilla son sus puertas, y están cerradas y custodiadas. Europa se revela hipócrita, perezosa y cobarde. Traiciona su propia esencia y olvida la primera frase que soltó por la boca: «La paz mundial no puede salvaguardarse sin unos esfuerzos creadores equiparables a los peligros que la amenazan» (Robert Shumann, 9 de mayo de 1950, Discurso fundacional de la CECA). No hacer este esfuerzo es ser cómplice de la muerte».

    Por último, recomendamos varios libros sobre el exilio republicano y anarquista español de la posguerra (https://www.todoporhacer.org/exilio-republicano-espanol) y, concretamente, el libro de «El Arte de Volar» (https://www.todoporhacer.org/arte-de-volar).

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