Autoría: Miquel Ramos, Juan Elman, Giselle Leclercq, Jaime Barrientos D., Tomás Ojeda, Natalia Marsicovetere, Tristán López, Alberto Ramiro de Urbiztondo y el Strategic Issues and Research Council. Editado y coordinado por l’Associació de Drets Sexuals i Reproductius. Octubre 2025. 151 páginas.
Este informe (disponible en castellano, catalán e inglés) es el resultado de un profundo estudio realizado por periodistas, académicas y activistas, que concluye que la ultraderecha española se ha convertido en un actor clave en la expansión global de las políticas antigénero, incidiendo en la agenda pública, legislativa y cultural en Europa, América y África. Analiza la historia e influencia de los grupos antigénero españoles dentro del Estado, así como su influencia en Argentina, Chile, El Salvador, Guatemala y Kenia, y confirma que organizaciones y partidos políticos españoles como el Opus Dei, Hazte Oír, CitizenGO, Political Network for Values y Vox no son solo un fenómeno político interno, sino un epicentro estratégico de una red transnacional que influye en la agenda pública, legislativa y cultural en varios continentes. “El caso de España es singular dentro del auge global de la ultraderecha, ya que actúa como nodo central y puente entre Europa y América Latina, con un papel destacado en el origen y la expansión de organizaciones que lideran la ofensiva contra los derechos sexuales y reproductivos” apuntan. “El legado del franquismo, la alianza con el integrismo católico y la emergencia de Vox han sido determinantes en este proceso”.
Según sus conclusiones, esta ofensiva no es una reacción puntual a la aprobación de nuevos derechos, sino un proyecto organizado de poder que combina actores religiosos, políticos y culturales para erosionar algunos avances feministas en políticas públicas que garantizan los derechos sexuales y reproductivos. Las campañas antigénero en España muestran una estrategia de desgaste cultural sostenida: judicialización, acoso en las calles, propaganda masiva e internacionalización.
El informe describe tres ejes principales de la estrategia: (1) La inserción de discursos regresivos en marcos culturales y jurídicos locales, manteniendo como núcleo ideológico la defensa de una familia patriarcal y la negación de los derechos sexuales y reproductivos; (2) las alianzas políticas, mediáticas y religiosas en los países receptores, que amplifican la legitimidad y permiten ocupar espacios institucionales clave; y (3) el uso masivo de plataformas digitales y medios de comunicación para difundir desinformación y discursos de odio, generando pánico moral y facilitando retrocesos en derechos.
El estudio advierte, además, que esta proyección internacional se nutre de crisis institucionales, polarización política y legados coloniales, reforzándose a través de nociones de “hispanidad” y herencia cultural.
Sin embargo, a pesar del panorama preocupante, la investigación constata que la resistencia es posible. Por ejemplo, movimientos feministas, LGTBIQ+ y de derechos humanos han logrado frenar retrocesos con movilizaciones masivas, como la respuesta a la reforma del aborto en España (2012–2014), y con victorias judiciales en Guatemala, México y Colombia. “Conocer estas dinámicas es fundamental para poder enfrentarlas y, sobre todo, para construir relatos positivos y herramientas transformadoras frente a un movimiento cada vez más polarizador y autoritario”.
