Por una verdadera recuperación de la memoria histórica

Quien pierde la memoria, quien olvida su historia, olvida quién es. Pierde el “¿por qué?”, pierde el “¿para qué?” Y pierde el “¿con quién?” Olvida su pasado, se encuentra perdido en el presente y no encuentra referentes para el futuro. Hoy, esta ciudad en la que vivimos, como un enfermo de alzhéimer, ha olvidado que un mes de noviembre hace ya 82 años comenzaba la “Batalla de Madrid”.

Dicen que la historia la escriben los vencedores, y esto es algo que los que ganaron la guerra civil hicieron muy bien para mantenerse en el poder a día de hoy, aun con la muerte del dictador. “Muerto el perro, no había muerto la rabia”.

Primero con sangre durante casi 40 años, bajo un sistema fascista, militar, ultracatólico y autoritario hicieron callar a toda una generación que luchó por un mundo más justo, asesinando, violando y torturando en los más de 180 campos de concentración que se conocen, en cárceles y comisarías, convirtiéndonos en el segundo país del mundo con mas muertos en fosas comunes. Y luego, “a los nietos de los obreros que no pudieron matar” les repitieron las mismas mentiras una y otra vez, hasta que se convirtieron en verdades, durante una supuesta transición ejemplar, pacífica y pactada, que más se podría llamar post-franquismo y que dura ya otros más de 40 años y unos 600 muertos.

Así los que ganaron la guerra consiguieron que uno de los periodos más importantes de nuestra historia contemporánea dejara de estudiarse hasta en el colegio, esos temas a los que nunca se llega. Que la guerra civil española fue una guerra fratricida entre hermanos, que los dos bandos hicieron cosas malísimas y eso era algo de lo que no hablar, algo por lo que no preguntar, había que pasar página y cerrar las heridas, vamos, había que olvidar. Callaron a los abuelos y consiguieron que no preguntaran los nietos. Así, además de perder la guerra perdimos la memoria y olvidamos nuestra historia.

Olvidamos que hubo una república, olvidamos por qué un golpe de estado y una guerra, olvidamos que hubo una revolución, una contrarrevolución, una postguerra y una dictadura. Así, quienes perdimos la guerra olvidamos nuestro pasado, nos sentimos perdidos en el presente y no tenemos referentes para el futuro.

Hoy, a 82 años del comienzo de la batalla de Madrid y en plena “democracia” nos encontramos con un dictador enterrado con honores, una ciudad con placas, calles y símbolos fascistas, hoy nos encontramos con casi 30.000 niños robados desde el franquismo hasta los años 90 de nuestra ejemplar democracia, nos encontramos un país repleto de luchadores asesinados en fosas comunes mientras que torturadores como Antonio González Pacheco alias “Billy el Niño” se pasean libremente con sus medallas y su buena pensión acudiendo a fiestas de la policía. Hoy, en plena democracia, nos encontramos un ejército y una guardia civil plagadas de nostálgicos del franquismo, una monarquía corrupta, hoy después de lo que llamaron transición nos encontramos con unos partidos políticos que siguen defendiendo el franquismo, mintiendo y queriendo hasta derogar una mínima ley de memoria histórica que ni siquiera ha empezado a aplicarse. Hoy vivimos un estado democrático con unas condiciones laborales pésimas para la mayoría social, una falta de libertad de expresión amparada por una ley mordaza, en la que el intento de votar se castiga a base de hostias y se encarcela por twittear o por intentar parar un desahucio.

Dicen que la historia la escriben los vencedores. En el año 1970 aún salía un ministro franquista en la tele diciendo que el bombardeo de Guernica fue un mito en el que no murieron ni 12 personas y un engaño propagandístico de la república, ya que Guernica fue incendiada y destruida por los rojos. Esa mentira, para defender el prestigio de la Alemania de Hitler aliada de los que ganaron la Guerra, es solo una parte más de esa infamia, de esa historiografía franquista. Hoy los que ganaron la guerra siguen con la farsa, siguen consiguiendo que no recuperemos esa memoria, siguen mintiendo y moldeándola, como ocultaron de la historia los simples nombres de “Batalla de Madrid” o “Revolución social española”.

Hoy, quienes perdimos la guerra debemos recordar nuestra memoria y recuperar nuestra historia, esa otra historia de los de abajo, la historia de los olvidados, porque el nombre de la batalla de Madrid fue borrado de la memoria porque la ganamos nosotros, la ganamos quienes perdimos la guerra. Hoy, si recordáramos que ganamos la batalla de Madrid celebraríamos el 82 aniversario de la victoria de un pueblo contra la guerra y la barbarie fascista y recordaríamos una revolución que casi de la noche a la mañana espontáneamente dio el gran ejemplo histórico de que otro mundo era posible.

Como escribió ya hace muchos años el poeta León Felipe:

Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
que la cuna del hombre la mecen con cuentos,
que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos,
que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,
que los huesos del hombre los entierran con cuentos,
y que el miedo del hombre…
ha inventado todos los cuentos.
Yo no sé muchas cosas, es verdad,
pero me han dormido con todos los cuentos…
y sé todos los cuentos.

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