Sobre los planes del IVIMA en la UVA de Hortaleza

“No pedimos dinero, ni que nos ayuden, simplemente, que nos dejen en paz”

Así se expresaba uno de los monitores del Hortaleza Boxing Crew. El IVIMA (con un nefasto historial de incumplimientos y desalojos en el barrio, como nos contaban en www.todoporhacer.org/somos-la-uva-un-barrio-en-lucha) pretende derribar la sede de la asociación de vecinos/as que este grupo de boxeo utiliza diariamente. Les damos este espacio para que nos cuenten su problemática y reproducimos un artículo de Julio Rubio, autor del libro “Décimocuarto asalto. La adolescencia golpeada. Sentir, pensar y luchar en el barrio” y participante del grupo.

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Hortaleza Boxing Club se queda

Somos vecinas y vecinos que nos juntamos para hacer cosas por el barrio en la Asociación Vecinal “La Unión de Hortaleza”. No somos una ONG profesional, no tenemos sueldos, ni subvenciones, ni cobramos por las actividades. El material y los gastos de las actividades los pagamos con nuestro dinero.

Viendo las problemáticas del barrio, detectamos la necesidad de que los chavales y chavalas tengan un espacio de encuentro donde puedan estar desarrollarse personal y socialmente. Por ello, realizamos actividades en el local como baile, graffiti

s, manualidades, breackdance, etc., en nuestro caso, boxeo. Pero nuestro objetivo no es la actividad en sí. La actividad es solo una excusa para encontrarnos con la muchachada del barrio, que tengan un espacio de encuentro, y detectar otras necesidades sociales y personales, así como poder mediar en conflictos.

Contamos con un local donde se nos realojó en 1996 tras derribar el anterior, construido y re

formado por los y las vecinas con su tiempo y dinero en 1974. Pero la Agencia de Vivienda Social de la Comunidad de Madrid, antiguo IVIMA, lo quiere derribar para realojarnos en otro local sin reformar, y pagando un alquiler que no podemos asumir. Solo queremos que la AVS nos realoje en un local reformado y sin pagar alquiler para poder seguir haciendo nuestras actividades y labor de mediación con la chavalada del barrio y que puedan tener un espacio donde estar y encontrarse.

Lo que hacemos

Hace mucho tiempo fui muy contundente; “Si la policía sigue acosando a los chavales, si les seguimos expulsando de los institutos, del sistema educativo, de las asociaciones, si les seguimos quitando sus espacios… van a irse a las vías del tren, que es el único sitio del barrio donde se les deja en paz”.

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A los meses de yo decir eso, Marina murió atropellada por el tren, mientras hacía botellón allí con sus amigas, celebrando su decimoquinto cumpleaños.

¿Os imagináis? ¿Los chavales, las chavalas, bebiendo, fumando, de noche, de juerga… en las vías del tren?

La respuesta institucional fue contundente; “¡Vallas más altas! ¡más control! ¡más límites!”

En esta sociedad todo lo resolvemos con vallas más altas, como queriendo ocultar el problema. Pero yo seguía cabezón; “La chavalada del barrio no tiene espacios”.

Crear espacios se convirtió en mi obsesión; ¿Dónde? ¿Cómo? ¿Qué excusa utilizar? Y poco a poco entendimos que la excusa podía ser cualquiera, nosotras usamos el boxeo, pero también podría haber sido “la bachata”, los grafittis, el breakdance…

La “Asociación vecinal la Unión de Hortaleza” nos dejó un local genial, pero yo seguía obsesionado en no convertirlo en una actividad más de tantas otras asociaciones más: “Debemos aceptar a los chavales y chavalas que son expulsadas de todas partes, incluso expulsadas de otras asociaciones y ONGs. No podemos hacer que la muchachada del barrio se adapte a nuestras necesidades como asociación, fundación, ONG, coordinadora, ateneo… ¡¡Somos nosotras las que tenemos que adaptarnos a sus necesidades!! (Y no al revés) El boxeo solo puede ser la excusa para encontrarnos, porque no se trata de reinsertar al otro, sino de encontrarse con el otro, con la otra”

Así que el boxeo fue la excusa. La excusa que nos llevó a acercarnos a la muchachada de nuestro barrio y a sus necesidades reales. Y dejando la actividad gancho (el boxeo):

Acabamos tratando temas de drogas, mediando en conflictos, conflictos en la calle, en las familias, en los institutos… acompañando a las madres a las prisiones (de adultos y de niños), a las comisarias…, tratando la violencia, el machismo…, ante nuestra sorpresa nos dimos cuenta que en nuestro barrio había niños viviendo en la calle inhalando pegamento ¡¡niños de la calle en Madrid!! ¡¡Invisibles a todos, a todas!! Comenzamos a tratar con ellos. Debido a los problemas de nuestros chavales con la ley comenzamos a coordinamos con abogados, penales, laboralistas, de civil, de extranjería… acompañándoles a juicios, apoyando psicológicamente a las familias (desbordadas por las situaciones), mediando con los servicios sociales, haciendo informes para que a una madre sin recursos no le quiten a sus hijos, acogiéndoles en casa, sacándoles del barrio, del ghetto, a la montaña, al rio, a jornadas con otras asociaciones fuera de Madrid…

Así que cuando me enteré que el IVIMA (Instituto de la vivienda de Madrid) quería y quiere derribar nuestro local donde nos encontramos con la chavalada, pensé; “Qué maravilla hubiese sido que antes de pensar en el derribo (sin darnos una alternativa real) se hubiesen pasado a visitarnos, a ver lo que hacemos, a conocer a las chicas, a los chicos, a los monitores, el barrio… porque seguro que piensan que les cobramos, que los monitores tenemos un sueldo, que solo hacemos lo mismo que cualquier academia o gimnasio; actividades de ocio y tiempo libre”

Y así lo dijo uno de mis chavales hace poco; “Si los hijos de los funcionarios del IVIMA viniesen al proyecto seguro que ni se les pasaría por la cabeza tirarlo”.

Si nos hubiesen visitado se habrían dado cuenta que no van a derribar el local de una asociación (o de varias) para uso de actividades sin más, sino que van a tirar el poco espacio que se ha creado para estos chicos, estas chicas… y con ello (nosotros los adultos) les estamos volviendo a enviar a las vías del tren. Como a Marina.

Extraído de www.juliorubiogomez.wordpress.com 

 

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