
Primero, bombardeó Gaza hasta no dejar una piedra sobre otra. Después, bloqueó el acceso de alimentos y medicamentos a la Franja, provocando que millones de personas entraran en fase de hambruna o catástrofe humanitaria. Cientos de niños murieron de inanición durante los meses de marzo a mayo de 2025. Luego, autorizó el reparto de algo de ayuda humanitaria a través de una ONG chusca que sirve sus intereses, mientras el ejército israelí dispara a civiles desarmados que se encuentran en las colas del hambre (alrededor de 700 gazatíes han muerto por estos ataques y 4.000 han resultado heridas). Y ahora, Benjamin Netanyahu propone construir un campamento sobre las ruinas de Rafah en el que albergar 600.000 personas.
Por mucho que Israel se empeñe en bautizar esta iniciativa como la construcción de una “ciudad humanitaria”, la realidad es que estamos hablando de un gueto en toda regla, en el que se concentrará a la población por su origen, estará fortificada y ampliamente vigilada por el ejército. Nada que envidiar al Gueto de Varsovia, que albergó a 400.000 judíos en condiciones de hacinamiento entre 1940 y 1943.
El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, reconoció el pasado 7 de julio que lo que buscan con la creación del Gueto de Rafah es fomentar que la población palestina “emigre voluntariamente” fuera de la Franja de Gaza. Unas horas después de las declaraciones de Katz, Netanyahu se reunió con Trump en la Casa Blanca para hablar sobre un posible alto al fuego en la región. Durante el encuentro, el Carnicero de Gaza comunicó al presidente que le había nominado al premio Nobel de la Paz, por el improvisado plan para expulsar a las palestinas del enclave y convertirlo en un resort para ricos que anunció a finales de enero de este año.
Los datos del genocidio
Las autoridades sanitarias palestinas señalan que la cifra oficial de asesinados por la guerra genocida israelí contra la Franja de Gaza supera los 56.500. Sin embargo, diferentes estudios sugieren que los números reales podrían ser notablemente mayores. Ya en enero de este año la revista The Lancet afirmaba que había que incrementar los datos oficiales en un 70%. Y, recientemente, una investigación del profesor de la Universidad de Londres, Michael Spagat y el politólogo palestino Jalil Shikakiindica, apuntó que el número de muertos sería de casi 100.000 personas desde el 7 de octubre de 2023.
Por otro lado, un nuevo informe publicado en el Harvard Dataverse, realizado por el profesor israelí Yaakov Garb, concluye que al menos 377.000 personas han sido desaparecidas por el ejército israelí en la Franja de Gaza. La mitad son niños y niñas.
En otras palabras, llevamos 21 meses presenciando una masacre en tiempo real, lo que Naomi Klein denomina un “genocidio ambiental”, porque han querido que lo normalicemos como si fuera un mero ruido de fondo. Es la primera vez que somos testigos de algo así y no podremos alegar en el futuro que no sabíamos nada.
El plan para construir el gueto
Israel Katz explicó en su rueda de prensa del 7 de julio que si se logra un acuerdo con Hamás para la liberación de rehenes y una tregua de 60 días, Israel mantendrá su presencia en el conocido como corredor Morag, al norte de Rafah. Pero también, que aprovecharían esos dos meses de alto el fuego para empezar con las obras de su “ciudad humanitaria”. La mayoría de las gazatíes se encuentran entre Rafah y la costa de Mawasi, sobreviviendo como refugiadas, desde que Benjamin Netanyahu rompiera el alto el fuego y reactivara el genocidio sobre Gaza.
En la futura “ciudad humanitaria”, las y los palestinos solo podrían entrar tras haberse registrado. Además, serán investigados por las autoridades israelíes, como método para evitar que accedan Hamás. Si consiguen el visto bueno, podrán empezar a vivir en el campamento que se construya sobre las ruinas de Rafah, pero ya no podrán volver a salir. Además, la zona estará custodiada, desde una cierta distancia, por las fuerzas militares israelíes. En cuanto a su gestión, dependería de organismos internacionales y contaría con cuatro nuevos puntos de distribución de ayuda humanitaria.
Concentrar y encerrar a la población gazatí en un gueto es el penúltimo paso de un plan preconcebido de limpieza étnica. Bastará con hacer que las condiciones de vida sean tan insoportables, que el pueblo palestino decida emigrar a terceros países. Y una vez que esto ocurra, el Gobierno sionista habrá culminado su proyecto de creación del Gran Israel, un etnoestado colonial judío libre de palestinos.