El Sabotaje

Autor: Émile Pouget. Précipité Editorial/Solidaridad Obrera. Publicado en 2001. Libro accesible en la biblioteca del Local Anarquista Magdalena.

Desde el momento en que un hombre tuvo la criminal ingeniosidad de sacar provecho del trabajo de su semejante, desde ese día, el explotado ha buscado, instintivamente, dar menos de lo que exigía su patrono”.

Sabotaje, esa palabra tan manida en estos días por medios de comunicación y politicuchos/as.  Inmorales, desalmados/as, vándalos… son las otras palabras que acostumbran a acompañar a sabotaje en los diarios o en las ruedas de prensa, siempre con la clara intención de denostar protestas sociales o laborales como pudieron ser el caso de los conflictos en torno al  Metro de Madrid o a los centros educativos de nuestros barrios. Pero dejando de lado la “objetividad” de los/as que mandan y tratando de ir un poco más allá, ¿A qué nos referimos con sabotaje? ¿Qué se pretende conseguir con estas prácticas? ¿Es de verdad un ataque “a la moral y la decencia”? Puesto que este tema me parece de especial interés, aquí os dejo un texto que aclara muchas dudas, aporta un trabajado análisis sobre el tema y, lo que es más importante, llama a gritos a la acción.

El ensayo que aquí se presenta (algo corto, que se lee en una o dos tardes) se compone de una serie textos escritos por el sindicalista francés Émile Pouget entre finales del  siglo XIX y principios del siglo XX. Ya, ya, de primeras uno piensa que 100 años son bastantes para que lo que este señor cuente (más aún sabiendo el carácter eminentemente práctico del tema) se haya quedado del todo obsoleto. Pero ciertamente no me lo parece, más allá de las sonrisas que te arranca leer acerca de telégrafos o locomotoras de vapor, el análisis que se encierra tras estas páginas no ha perdido ni un ápice de fuerza en estos años, y las conclusiones y posicionamientos siguen estando vigentes. No seré tan estúpido de afirmar que nuestras condiciones materiales, sociales, económicas o tecnológicas son similares a las de hace ya más de un siglo, pero tampoco obvio que el marco de fondo que nos impone el capitalismo sigue ahí, casi imperturbable. Seguimos siendo explotados/as, mano de obra mejor o peor cualificada pero que sigue viéndose obligada a subsistir a través de vender su fuerza de trabajo. La sociedad de clases sigue presente y sus contradicciones se extienden transversalmente a lo largo nuestro día a día, y todo esto es algo que este libro pone en relieve. Del mismo modo, también nos queda claro como las tácticas y formas en que políticos/as, empresarios/as y medios de comunicación atacan los conflictos laborales y sociales tampoco han variado tanto.

Y es en el seno de este status quo que se nos presenta el sabotaje y el boicot como dos herramientas colectivas en manos de los/as trabajadores/as, dos herramientas instintivas, que van de la mano de un sistema de dominación, como método de defensa. Los dos aspectos en los que creo que este libro da en el clavo al abordar este tema son, primeramente, la capacidad del autor para otorgar al sabotaje una justificación, no sólo práctica (a la hora de inclinar la balanza de un lado u otro en una lucha), sino moral. El autor diferencia en este aspecto el sabotaje que realizan los/as trabajadores/as (sobre infraestructuras, herramientas, calidad y cantidad de trabajo; en suma, sobre el capital, no directamente sobre el/la consumidor/a) del que se aplica desde arriba (y que no es otro que los “daños colaterales” del sistema: accidentes laborales, paro, miseria…).

El otro punto de especial interés radica en que el texto está jalonado de ejemplos de conflictos obreros de la época resueltos utilizando el sabotaje y el boicot como una más de las herramientas, y son varias las formas de sabotaje que se explican (“a mala paga, mal trabajo”, “boca abierta” o “huelga de celo”) y que se sitúan en su contexto, con sus pros y sus contras.

Lo dicho, un texto de interés que te deja un buen regusto tras su lectura. Y más aún, permite abrir un debate que queda lejos del sindicalismo que impera hoy día. Las preguntas nos las da el sistema, pero las respuestas son cosa nuestra.

Comparte y difunde
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad