Encasa Cibeles, capitalismo sin edulcorantes

Macroeconomía

En 2013, el IVIMA, Instituto de Vivienda de Madrid, ahora rebautizado como Agencia de Vivienda Social (AVS) tras los múltiples escándalos de los últimos años, vendió 2.935 viviendas, y un buen número de trasteros, garajes y locales, a Encasa Cibeles, una empresa instrumental creada para la ocasión por Azora y Goldman Sachs. Esta operación ha tenido como resultado que las condiciones y derechos de las personas a las que les fue concedida una vivienda de titularidad pública haya variado de forma sustancial. Según datos de la PAH y otros colectivos en lucha contra los desahucios, más del 70% de las personas han abandonado la vivienda que les fue concedida tras el cambio de propietario, debido a que los alquileres se han incrementado entre un 100% y un 600%. Además del incremento del alquiler, dichas familias han perdido la posibilidad de acceder a las ayudas económicas del IVIMA para poder hacer frente a la renta.
Dicha operación se encuentra siendo investigada por el juzgado de instrucción número 48, y según las últimas noticias encontradas en la prensa, la investigación está paralizada desde hace meses a la espera de que Hacienda nombre los peritos necesarios para evaluar si existió alguna irregularidad en la concesión y adjudicación de dichas viviendas. Aun así, ya han sido imputados varios responsables políticos, como Juan Van-Halen Rodríguez, que en su momento ocupaba el puesto de Director General de Vivienda de la Comunidad de Madrid, y Ana Gomendio, exdirectora general del IVIMA. Además, se abrió una comisión de investigación en la Asamblea de Madrid.
Aunque describir la actividad del comprador de las viviendas, el fondo Goldman Sachs, nos obligaría a dedicar páginas y páginas de este periódico, sí que se hace necesario dar unas pinceladas para entender en manos de quién han puesto un paquete importante de la vivienda de la Comunidad de Madrid que se construyó con un objetivo social y público. Una empresa que cuenta con un alto cargo presidiendo el Consejo Económico Nacional de Donald Trump, y más personas que han trabajado allí ocupan puestos importantes dentro del Gobierno yanki, como el Secretario del Tesoro o miembros del Consejo de Seguridad Nacional; y dentro de la Unión Europea cuentan con personajes como Mario Draghi, Durao Barroso o Romano Prodi. Además, Goldman Sachs estuvo involucrada directamente en el estallido de la crisis de 2008 por el fraude de las hipotecas subprime o en la crisis griega al esconder el déficit en las cuentas del gobierno derechista de Karamanlis.

Microeconomía

Samira vivía en Vallecas, donde nació y donde ha pasado toda su vida, hasta que hace unos años, por fin, le fue concedida una vivienda en un régimen de alquiler social, es decir, con una renta asequible a sus ingresos, pero en la otra punta de la ciudad, en el barrio de Sanchinarro, en Hortaleza. Aun así, no tenía muchas más opciones, por lo que se trasladó con sus hijas a estas promociones recién construidas. Tras la compra por Encasa Cibeles de las viviendas de la zona, una supuesta trabajadora social de la empresa le hizo una visita donde le indica que su alquiler casi se duplica, pero sin recibir nada por escrito. Samira paga cada mes la nueva renta pues todavía puede hacer frente a esa cantidad aunque implique recortar de otros lados. Pasa el tiempo y Encasa Cibeles vuelve a contactar con ella para informarle de que adeuda unos cuantos miles de euros, pues el alquiler realmente ascendía a una cantidad muy superior, por lo que todo lo que había pagado hasta ahora no servía para nada. Encasa Cibeles la denuncia para iniciar el procedimiento de desahucio por impago.
Samira durante este tiempo ha visto cómo otras muchas familias de dichas promociones han abandonado poco a poco las viviendas, pues el objetivo único de Encasa Cibeles es la especulación y obtención del máximo beneficio por cada piso. Sanchinarro es una zona que se ha revalorizado fuertemente por la construcción de urbanizaciones enfocadas a jóvenes familias de rentas altas, por lo que personas como Samira y tantas otras no son más que un estorbo.
Samira acudió a la Oficina de Apoyo Mutuo de Manoteras pues una de las mujeres con las que cada día se encuentra en la puerta del colegio llevaba yendo desde hacía meses. Desde entonces, se ha comenzado a buscar una solución que paralice el desahucio y le permita recuperar las condiciones anteriores. Tras una serie de llamadas en las que no se concreta nada y cansadas de promesas vacías edulcoradas, la OFIAM acude a la oficina para conseguir una fecha de reunión con la estrategia ya clásica de “de aquí no nos movemos hasta que nos deis una reunión”. A una oficina sin rótulo, sin nada identificativo de Encasa Cibeles, ni el nombre en el buzón, como si supieran de sobra lo que hacen y prefieran mantenerlo en secreto. En esta primera visita se produce una situación de tensión que da comienzo con el empujón de una trabajadora de Encasa Cibeles a un compañero de la OFIAM. Aun así se consigue una reunión, pero a la que no se presentan poniendo como excusa lo ocurrido la anterior semana. Por ello se organiza otra visita en la cual llaman a la policía para vaciar la oficina, generando una espontánea concentración a las puertas. Y en este punto se encuentra la lucha a día de hoy. Lo irónico del asunto es su constante intento de deslegitimación de las reivindicaciones tildando a las vecinas de “violentas”, pero como dice el propio comunicado de la OFIAM: “aquellos que quieren desahuciar a Samira y a su familia, nos llaman violentas. Aquellos que han comprado vivienda social para especular con ella, nos llaman violentas. Aquellos que utilizan el dinero de grandes fortunas para seguir enriqueciendo estas cuentas, nos llaman violentas. Aquellos que tienen decenas de procesos abiertos de desahucio por toda la Comunidad de Madrid, nos llaman violentas. Aquellos que representan el capitalismo más salvaje que nos llevó a esta crisis que pagamos las mismas de siempre, nos llaman violentas.”
Este es sólo el primer capítulo de una historia que no termina aquí. Otros colectivos, especialmente la PAH de Parla, llevan meses y meses frenando desahucios de Encasa Cibeles, realizando una inmensa labor que ha conseguido romper el silencio frente a esta realidad. Seguid el camino diario de estos colectivos y poned en práctica la solidaridad de clase, de calle, de barrio, tan necesaria cuando nos encontramos ante monstruos tan gigantes.

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2 comentarios en «Encasa Cibeles, capitalismo sin edulcorantes»

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