Tres días de huelga general, años de prisión

29-S, 29-M, 14-N. Para la mayoría no significará nada y a otros/as nos recordarán las tres huelgas generales celebradas en 2010 y 2012. Pero, para multitud de huelguistas, estas fechas siguen suponiendo la carga de la amenaza, en algunos casos ya cumplidas, de muchos años de prisión.

Según el informe realizado por CC.OO., que sirvió como base a la campaña Huelga no es delito, más de trescientos/as sindicalistas han sido juzgados/as o están a la espera de juicio por su participación en distintas huelgas en los últimos cinco años. Estas cifras sólo tienen en cuenta a afiliados/as de este sindicato y de UGT, por lo que deja a fuera a decenas de militantes de los movimientos sociales o de sindicatos minoritarios.

A denunciar estos casos y a dar voz a los/as represaliados/as por pelear unas condiciones laborales más decentes dedicaremos las siguientes páginas.

Riot police officers protect a shop from demonstrators during the general strike to protest against the government's tough new labor reforms and cutbacks, in Pamplona, northern Spain, Thursday, March 29, 2012. Pictured Corte Ingles

El plomo es la mejor alimentación para los huelguistas… La prisión y los trabajos forzados son la única solución posible a la cuestión social. Es de esperar que su uso se extienda” Chicago Tribune, 1886.

Paradójicamente, muchos/as de los/as encausados/as lo están por vulneración de los derechos de los trabajadores, en aplicación del artículo 315.3 del Código Penal, que castiga a “Quienes actuando en grupo o individualmente, pero de acuerdo con otros, coaccionen a otras personas a iniciar o continuar una huelga con la pena de prisión de un año y nueve meses hasta tres años.

Los ocho de Airbus

… pero no, hice lo que debía y volvería a hacerlo, era mi obligación. José Alcázar, bajo una petición fiscal de condena a 8 años y tres meses de prisión.

Entre las decenas de detenidos/as de la huelga del 29 de septiembre de 2010, que protestaba contra la reforma laboral de José Luis Rodríguez Zapatero, podemos destacar a los ocho trabajadores de la empresa Airbus que se encuentran en estos momentos a la espera de juicio. En los piquetes en el polígono industrial de Getafe, plagado de policías antidisturbios, hubo varias cargas contra los/as trabajadores/as que intentaban paralizar la actividad de la zona. Empujones, lanzamiento de conos de tráfico, insultos a los/as esquiroles/as que pretendían romper la huelga… nada fuera de lo común hasta que un policía decidió sacar su arma, pegar siete tiros al aire y dar la excusa a la Fiscalía para solicitar ocho años y tres meses de prisión a los ocho sindicalistas detenidos. Se da la casualidad de que algunas de las personas imputadas lo fueron por acompañar a uno de sus compañeros a prestar declaración al Juzgado y otras tras examinarse la lista de trabajadores que pasaron por la enfermería de la empresa el día de la huelga.

8 de Airbus

Barcelona, 29 de marzo de 2012

La huelga general del 29 de marzo, en protesta contra la reforma laboral del Partido Popular, que continuaba la senda abierta por la realizada por el Gobierno del PSOE dos años antes, finalizó con 176 detenidos/as, siendo especialmente combativa en Barcelona.

Como nos cuentan desde la web creada en apoyo a los/as huelguistas detenidos/as ese día, www.lavagaquevolem.wordpress.com, “El pasado 29 de marzo de 2012 tuvo lugar una huelga general en todo el estado español en respuesta a la reforma laboral impulsada ese mismo año por el gobierno y la patronal. En Barcelona se organizaron numerosos piquetes al margen de los sindicatos pactistas (CCOO y UGT) que prácticamente paralizaron algunos barrios, así como una gran manifestación por la tarde, en la que confluyeron multitud de luchas y asambleas libertarias, y que mantuvo un tono especialmente contundente. El resultado fue una jornada de lucha que desbordó el inmovilismo de los sindicatos oficiales y que puso de manifiesto la capacidad de respuesta de la Barcelona anticapitalista y revolucionaria.

Sin embargo, en el propio transcurso de la huelga, los políticos de la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona, de la mano de los grandes medios de comunicación, se afanaron en condenar y criminalizar las protestas. Tildaron de violentos y antisistema a los participantes que optaron por mantenerse al margen de CCOO, UGT y otros sindicatos que, recordemos, utilizaban ese día como excusa para l29M-Barcelona-624x416egitimar su estatus de subvenciones y privilegios dentro del movimiento obrero. En esta línea, la represión no se hizo esperar, y a las personas detenidas el propio día 29 se sumaron a posteriori muchas más, resultado de las investigaciones de la Brigada de Información de los Mossos d’Esquadra.”

De entre todos los episodios represivos de ese día de huelga, podemos destacar el caso de los llamados 3 del Vendrell, Pere, Jaime y David, que se encuentran en este momento a la espera de la sentencia que resolverá sobre la petición fiscal de seis años y medio de prisión y la multa a cada uno y la multa de 8.700 euros por la imputación de desórdenes y daños, y el de Isma y Dani, dos estudiantes detenidos tras los piquetes en la Universidad, acusados de desórdenes públicos y de lesiones a policías por los que les solicitaban ocho años y nueve meses de prisión y de los que fueron absueltos tres años después. Hay que hacer especial mención a que estos jóvenes cumplieron treinta y cuatro días de prisión preventiva y durante la mayor parte del tiempo desde la libertad y el juicio, tuvieron prohibido acudir a manifestaciones.

Dada la cercanía del juicio que se celebrará los días 12 y 13 de enero contra Quique, miembro de Acció Llibertària de Sants y de la CNT-AIT de Barcelona, acusado de daños y desórdenes públicos, y al que se le pide una pena de prisión de cinco años, más el pago conjunto, con otro compañero detenido, de 8500 euros a El Corte Inglés en concepto de responsabilipegatina-boicot-cast1dad civil, se ha lanzado la campaña La vaga que volem (La huelga que queremos). Con ella se pretende Evidenciar la represión y persecución a las personas que participaron de forma activa en la huelga general, generar un debate sobre el modo en que los movimientos revolucionarios afrontamos los procesos penales y reivindicar la huelga como herramienta de lucha esencialmente confrontativa. En el texto que reproducimos en la siguiente página nos hablan a favor de una huelga que haga temblar el capitalismo y en su web podemos leer el porqué de la campaña de boicot a El Corte Inglés para que renuncie a exigir la responsabilidad civil, y, en caso de no lograr ese objetivo, la determinación de no pagarla, pese a que eso puede conllevar una pena de prisión mayor.

Los compañeros de Radio Cabezas de Tormenta dedican su último programa a analizar este caso, puedes escucharlo en www.cabezasdetormenta.org/2015/12/108-la-huelga-que-queremos/

La huelga del 14 de noviembre de 2012

Convocada en el contexto de una huelga general europea, en el Estado español se saldó con 155 detenidos/as. Entre ellos/as, destacamos el caso de los represaliados de Logroño, tres personas que se enfrentan a una petición de siete años de cárcel en una jornada marcada en esa ciudad por la alta participación y movilización de los huelguistas y la brutalidad policial que se saldó con dos heridos graves, uno con pérdida de visión parcial permanente  en un ojo y otro con un fuerte golpe en la nuca que estuvo ingresado varios días. Puede seguirse la actualidad del caso en la web www.stoprepresionlarioja.wordpress.com

Ese mismo día, Alfon fue detenido en Vallecas acusado de portar un artefacto explosivo que su entrono siempre ha negado que llevara. Tras un juicio en el que se denunció la existencia de un montaje policial y de persecución política, fue condenado a cuatro años de prisión. Este mes se cumple medio año desde que fue encarcelado tras ser detenido rodeado de los/as suyos/as, gritando ¡No tengáis miedo!

Foto segunda página

¿Cuál es la huelga que queremos?

La huelga es necesaria porque golpea al adversario, nos estimula, nos educa, nos guerrea, nos fortalece por el esfuerzo dado y sostenido, nos enseña la práctica de la solidaridad y nos prepara para futuras luchas”. Víctor García, “Antología del anarcosindicalismo”, Ediciones Ruta, 1988

La huelga es una herramienta tan vieja como el propio movimiento obrero. A lo largo de la historia, la huelga ha servido para mejorar condiciones laborales y de vida, comenzar insurrecciones y hasta poner en marcha procesos revolucionarios. Ejemplos históricos de la huelga como herramienta fuera del trabajo productivo son la huelga de alquileres de Barcelona al 1922 o la huelga de vientres donde las mujeres se negaban a tener más hijas que eran utilizadas para trabajar y beneficiar a empresarias. No obstante, a día de hoy también hay iniciativas que utilizan la huelga como herramienta de lucha fuera del ámbito laboral, como es el caso de La Vaga de Totes (“La vaga de todas”), que busca reivindicar el trabajo reproductivo o de curas. A pesar de esto, actualmente la huelga en el ámbito del trabajo productivo o remunerado, a día de hoy ha perdido parte de su sentido. Durante los últimos años hemos vivido varias huelgas generales, las cuales se han saldado, en todos los casos, con aplastantes derrotas. No hemos conseguido nuestras reivindicaciones, las cuales eran, en la teoría, la paralización de las medidas de austeridad promocionadas por los diferentes gobiernos en el contexto de la crisis económica. Estas derrotas estaban anunciadas de antemano, pues convocaron huelgas controladas, que el sindicalismo oficial ha intentado manejar, aunque no siempre lo ha conseguido. Se anunció que intentarían frenar al gobierno, pero sólo legitimaron a los interlocutores válidos. Sin embargo, en todas las convocatorias participamos organizaciones y personas que teníamos otro punto de vista sobre la huelga. No queríamos dejar morir la herramienta y tensamos la cuerda hasta donde pudimos, convirtiendo simples jornadas de protesta en verdaderas jornadas de lucha en las calles.

En ese intento de dar sentido a la salida de la clase trabajadora a las calles para impedir el normal desarrollo de los acontecimientos, el Estado ha mostrado su cara menos amable. La represión ha sido finamente calculada. En lugar de alarmar a la población con detenciones masivas, deportaciones o muertos (como se paraban las huelgas en otras épocas), se ha seguido un plan de cirujano, haciendo trabajar a la brigada de inteligencia y deteniendo a quienes consideran cabecillas de los sucesos en la calle. Se trata de procesos largos, en los que se busca por un ladomartillo-def-castellano evitar que se organice la respuesta colectiva, desgastando a los grupos de apoyo con el paso del tiempo, y por otro, minar la moral y desactivar a las afectadas. Precisamente esta cuestión nos interesa mucho.

Y es que hay que reconocer que se hace terriblemente difícil ganar una huelga hoy en día, sea del tipo que sea, teniendo en cuenta las limitaciones legales que comporta. La huelga está regulada por la ley, de tal manera que se hace obligatorio avisar con anterioridad de su convocatoria, garantizar el cumplimiento de unos servicios mínimos y respetar lo que se ha dado en llamar el “derecho al trabajo”, que no es otra cosa que permitir a los esquiroles acceder a las empresas. Ya de por sí esta regulación minimiza el daño que podemos causar a las empresas parando su producción. Las huelgas son enfrentamientos de desgaste, nosotras paramos la producción para cortar el flujo de riqueza a los capitalistas, pero de la misma manera dejamos de cobrar el salario que nos permite cubrir nuestras necesidades. En esta situación la regulación de la huelga, al limitar el daño a las empresas, hace que el desgaste sea mayor del lado de los

Pero, ¿debemos dejar de lado esta herramienta, que se ha demostrado efectiva a lo largo del tiempo, porque la legislación nos ponga trabas? ¿Buscaremos ajustarnos a la legalidad o romper con ella? Y a la hora de afrontar la represión, ¿fomentaremos las soluciones individuales o plantearemos el apoyo a las compañeras desde los colectivos implicados? Esta campaña trata en parte de responder a esas preguntas y generar un debate que esté presente en la calle y en el movimiento libertario, que sirva para afrontar con más fuerza si cabe lo que venga en adelante.

Llegados a este punto, las trabajadoras deberíamos hacernos varias preguntas: ¿por qué hemos llegado a esta situación? ¿Qué papel debemos jugar en las futuras huelgas que nos afecten, ya sean generales o de empresa? Y sobre todo, ¿qué tipo de huelga Cada vez se tiende a aumentar la regulación que la afecta, a la vez que se recrudece la represión a las huelguistas. El objetivo del Estado y el Capital es situar las prácticas de acción directa de los trabajadores en la ilegalidad, y convertir la huelga en un instrumento de reivindicación inocuo, una forma de expresar una opinión, pero sin generar pérdidas o daños a las empresas capitalistas.

Frente a esto nosotras reivindicamos el papel genuino de las huelgas, el cual es enemigo de la regulación y las limitaciones legales. Las huelgas se hacen o no en base a la capacidad y fuerza del momento. Con la huelga se busca arrancar algo al enemigo. Se trata de unos eventos difíciles de afrontar, en los que la tensión recorre nuestros cuerpos y las emociones están a flor de piel. Pero también son momentos dulces; nos encontramos con oprimidas con quienes nos reconocemos, nos apoyamos en la lucha y combatimos juntas. Nos hacemos fuertes en colectivo, nos hacemos mucho más fuertes que ellos…pero nos falta un poco más de constancia y convicción.

Ahora bien, mientras no contemos con la fuerza para poder realizar nuestras propias convocatorias de huelga general, con una expectativa de victoria seria, y con un contenido honesto y dirigido hacia la transformación social, nuestro papel no es otro que transformar las llamadas “huelgas generales” en jornadas de lucha especialmente intensas. Debemos desbordar las convocatorias de los sindicatos pactistas, generalizar las acciones de desobediencia y los piquetes, paralizar las ciudades. Debemos conseguir que estas jornadas de lucha sean indeseables para las empresas y para el estado, porque en este factor reside su efectividad.

Y por último, lo que nunca podemos permitir es que se neutralice una herramienta como la huelga. Que se la vacíe de contenido. Que acabe siendo un mero ejercicio de protesta en manos de sindicatos domesticados al frente de un movimiento obrero rendido y derrotado. La huelga es la vida de este movimiento, es la esperanza de cambio. Es la manifestación más clara de la lucha de clases y es por ello que debe generar respeto y admiración para las trabajadoras, y debe hacer temblar de miedo a los capitalistas.

Más información en www.lavagaquevolem.wordpress.com

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