Gas Natural instalará un gasoducto en Doñana

El 15 de enero de este año, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente otorgó a la compañía Petroleum Oil Gas-España, filial de Gas Natural-Fenosa, la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) requerida para llevar a cabo un proyecto para la extracción y acumulación de hidrocarburos en el entorno del parque nacional andaluz de Doñana. En otras palabras: el gobierno central ha dado el visto bueno a la construcción de un gasoducto en Doñana (Huelva).

No es la primera vez que el parque de Doñana se ve amenaza por un proyecto similar; las prospecciones, los gasoductos y los proyectos desarrollistas de extracción de hidrocarburos no suponen ninguna novedad para este parque. En 1995, por ejemplo, Repsol trató de crear un gasoducto en el parque, pero su Patronato tumbó este proyecto en lo que entonces se vivió como una gran victoria.

¿Por qué Gas Natural sí y Repsol no?

En Diciembre de 2009, el expresidente del gobierno Felipe González sustituyó al biólogo Ginés Morata como presidente del Consejo de Participación del Espacio Natural Doñana, nuevas denominaciones acuñadas por la Junta de Andalucía para el Patronato y para el parque, tras la aplicación de la sentencia del Tribunal Constitucional que transfería las competencias de parques nacionales a las Comunidades Autónomas. De acuerdo con la prensa, “la dimisión de Morata se produjo tras la agria discusión vivida en el Consejo por el trazado del oleoducto de la refinería Balboa”, la cual finalmente se descartó. Morata, al cual se le tachaba de ser demasiado “riguroso”, discrepaba con la Junta de Andalucía (que le había nombrado), la cual apoyaba el proyecto, a pesar de que en un primer momento aseguraban que “el Gobierno andaluz no dice ni sí, ni no”.

La Junta apoyó el nombramiento de González arguyendo su prestigio internacional, que podía redundar de forma positiva en el conocimiento de Doñana en el extranjero. José Juan Díaz Trillo, consejero de medioambiente andaluz, aseguró que Doñana era “el mejor embajador que Doñana podía tener”.

En Octubre de 2010 se aprobó en el entorno de Doñana, a 300 metros al norte del espacio protegido, un gasoducto de 18 kilómetros y cinco pozos de extracción de gas, por parte de la empresa filial de Gas Natural, la ya mencionada Petroleum Oil & Gas España. A pesar de las demandas de distintos grupos ecologistas en su momento, el Consejo de Participación no emitió ninguna opinión o informe sobre aquel proyecto con la excusa de que ni siquiera tocaba los límites del parque natural, aunque afectaba a zonas igualmente protegidas por la Unión Europea.

En diciembre de 2010, a los tres meses de aprobarse ese proyecto, Felipe González fue fichado como consejero de Gas Natural Fenosa con un sueldo de 126.500 euros anuales. Pero oigan, seguro que esto es una casualidad que nada tiene que ver con la aprobación dos meses antes de ese proyecto, ¿verdad?

En diciembre de 2011, las organizaciones ecologistas presentes en el Consejo de Doñana pidieron que González dimitiera por no asistir a las reuniones y en diciembre de 2012, el expresidente del gobierno presentó su dimisión como presidente del Consejo de Participación, “por falta de tiempo”.

Es evidente que, aunque el expresidente del gobierno dimitiera de Doñana hace un par de meses, este nuevo proyecto se ha tramitado bajo su mandato, mientras era de forma simultánea consejero del parque y accionista de la empresa matriz de la solicitante. Este proyecto se autoriza además dentro de los límites del denominado Espacio Natural Doñana, razón por la cual se había rechazado el proyecto similar de Repsol en 1995.

Las consecuencias del proyecto

Un mes después, en enero de 2013, el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente capitaneado por Arias Cañete, emitió la Declaración de Impacto Ambiental a favor del proyecto de extracción y almacenamiento de gas en el interior del Espacio Natural Doñana, que incluye la construcción de siete pozos y 24,5 kilómetros de gasoductos y líneas eléctricas acompañantes. El proyecto se enclava en los pinares de la zona norte del Parque Natural de Doñana, una de las zonas de cría y dispersión más importantes de lince ibérico, una de las especies más críticamente amenazadas. De hecho, precisamente por motivo de los linces y las águilas imperiales se nombró el parque de Doñana zona protegida.

Las consecuencias más evidentes de la construcción de dicho proyecto serían la “contaminación del subsuelo, acuíferos y pérdida de biodiversidad, en muchos casos de especies amenazadas”, de acuerdo con distintas organizaciones ecologistas, amén de “múltiples impactos imposibles de cuantificar en estos momentos”.

Más allá de Doñana: el gasoducto andaluz

El año pasado, Petroleum Oil Gas-España obtuvo un permiso del Ejecutivo andaluz para investigar la posibilidad del almacenamiento subterráneo de gas en una zona de 89.596 hectáreas de las provincias de Cádiz y Sevilla. De acuerdo con el diario El País (29 de enero de 2013), “esta empresa prevé invertir 2,2 millones de euros para establecer las infraestructuras necesarias” para llevar a cabo el mismo proyecto que en Doñana. Teniendo en cuenta que éste, valorado en unos 200 millones de euros y con una capacidad de almacenamiento de 10.000 gigawatios, un tercio del que existe ahora en España, parece que los 126.500 euros anuales al Sr. González les han salido baratos.

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