Celebrado el Congrés de Habitatge de Catalunya

El pasado 16 y 17 de noviembre tuvo lugar uno de los eventos del movimiento por la vivienda más importantes que se recuerdan, el Congrés de Habitatge de Catalunya. El Congrés es la culminación de más de un año de trabajo colectivo por parte del cosmos de colectivos en torno a esta lucha. Todo comienza en Junio de 2018 cuando lo que eran debates en pequeños círculos militantes pasa a ser un debate entre los colectivos que comparte un mismo análisis de la coyuntura del movimiento, tras años de luchas de defensa era momento de repensar la ofensiva. Tras años de luchas locales, más o menos coordinadas, era necesario dotarse de una proyección territorial y catalana para comenzar a ser una fuerza social y popular a gran escala. Varias de las estructuras existentes habían encontrado límites a su acción, ya fueran sindicatos locales de barrio o estructuras más desarrolladas como grupos de la PAH o el Sindicat de Llogaters. Todas compartían la necesidad de pasar de la atomización a ser un movimiento, y ser un movimiento no es solo declarar serlo, es dotarse de una serie de acuerdos comunes, de estar en una misma sintonía política, de desarrollar una acción colectiva coordinada y de socializar entre si herramientas y conocimientos.

Un proceso colectivo más allá de la vivienda

Este proceso de más de un año comienza repensando la lucha por la vivienda y entre medias se dan debates que van más allá. Y es que la cuestión de la vivienda no es entendible por si sola. Los dramas en torno a la vivienda no se entienden sin la precariedad laboral o la falta de comunidad vecinal. De ahí que en multitud de colectivos de vivienda hoy se estén llevando a cabo iniciativas que van desde escuelas populares, centros sociales o clubes de boxeo. La lucha por la vivienda es una lucha en defensa de las condiciones de vida, y si queremos asegurarnos los medios de vida debemos construir un movimiento que se piense más allá de lo concreto y busque alternativas integrales. Sin la existencia de este congreso no hubiera habido la posibilidad de que ideas que han estado siempre en el ambiente tomaran cuerpo en forma de debates y acuerdos. Se ha dado un paso hacia el pensar estructuras populares que permitan realmente materializar otras formas de vida y lucha. Entre los objetivos del Congrés estaba el dar un sentido político a las prácticas que ya se están realizando como los bloques okupados en lucha o las negociaciones con bancos y fondos de inversión. Una apuesta política de base como esta lo que busca es construir un futuro desde las luchas existentes, nunca al revés.

Hacer movimiento

Estamos acostumbrados a hablar de “movimientos sociales” como una amalgama variada de colectivos, iniciativas, espacios… que comparten de una forma difusa una serie de luchas comunes. Por lo general esa cuestión difusa es fruto de la incapacidad de construir un común en una misma lucha, la falta de visión estratégica o la falta de ideas acerca de qué es y como es transformar el mundo. La revolución es, entre otras cosas, una transformación radical de las relaciones sociales y sus estructuras, es decir, es otra forma de organizarnos. Los movimientos populares que conocemos y admiramos a lo largo del mundo no son una amalgama difusa de iniciativas inconexas, son conjuntos de grupos organizados y enraizados en los territorios. Desde el Movimiento de los Sin Tierra de Brasil, a los bachilleratos populares de Argentina, el Confederalismo del Movimiento de Liberación de Kurdistán o, yéndonos al pasado, el Movimiento Libertario ibérico o el Movimiento de Liberación negro encarnado en los Panteras Negras. Todos ello eran conjuntos de grupos estructurados, con una identidad común, con una misma visión del mundo, con formas de intervención diversas en las vidas de las personas que caminaban de la mano de una estrategia y de algún tipo de programa político hacia objetivos concretos. Todos ellos generaban una práctica que contagiaba, estar dentro del Movimiento era más beneficioso a nivel personal y colectivo que estar fuera. Tu vida era mejor en común. El Congrés es un primer paso hacia la constitución de un sujeto colectivo, una fuerza social, que vaya desde la problemática de la vivienda a constituir nuevos frentes de lucha.

Una victoria para el movimiento

Todo lo anterior muestra al Congrés como una auténtica victoria de un movimiento que además sirve como ejemplo para otros territorios. El Congrés ha conseguido juntar a activistas desde Carabanchel hasta el Cabanyal o Coruña. Las expectativas eran muy altas, pro primera vez en mucho tiempo un movimiento llevaba a cabo una reflexión colectiva, estructurada con voluntad de dar un paso adelante. Otros movimientos que han tenido esta capacidad y visión podrían ser el feminista a través del 8M o el ecologista con la federación de decenas de grupos hace 20 años que dio lugar a Ecologistas en Acción. Y de esta victoria, que ha juntado a más de 600 personas venidas de toda Cataluña, surgen las conclusiones a futuro. Cuatro han sido los acuerdos colectivos: Stop desahucios, pinchar la burbuja del alquiler, expropiación de pisos a bancos y fondos, construir movimiento popular. Y un enemigo identificado, el fondo Divarian, propiedad del BBVA. Ahora continua el proceso a través de toda una serie de comisiones que permitirán seguir construyendo algo nuevo y a la altura de la situación en la que nos encontramos.

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