Crónica de un conflicto. Primera semana de clase, primera semana de paros

Todo tiene un porqué

El pasado mes de julio, la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid enviaba a los Institutos de Secundaria las nuevas instrucciones para el curso 2011/2012. La puesta en práctica de dichas instrucciones implicará el despido de más de 3000 trabajadores/as, la supresión de tutorías y clases compensatorias, la eliminación de desdobles, la impartición de asignaturas por profesores/as de otras especialidades, etc.

Esta significativa reducción en el número de profesores/as, de clases de apoyo y de medios, evidentemente, tendrá importantes consecuencias en la educación pública.

Desde un primer momento, tanto la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, como la Consejera de Educación, Lucía Figar, han tratado de desviar el problema, intentando que la opinión pública creyera que los/as profesores/as se movilizaban porque tienen que trabajar dos horas más (al observar las reivindicaciones del colectivo de trabajadores/as es evidente que el motivo principal que impulsa las protestas es la preocupación por el progresivo deterioro de esta institución). La mentira más descarada y la provocación han sido una constante en estas semanas, lo cual ha caldeado aun más el conflicto.

Comienza la respuesta. A por la huelga

Los sindicatos mayoritarios en la enseñanza organizan una primera asamblea el 20 de julio con una considerable asistencia, donde la idea de comenzar el curso con un paro empieza a cuajar. Durante estas primeras semanas se suceden las reuniones, concentraciones, actos informativos, etc.

Tras el parón de verano, vuelve a celebrarse una multitudinaria asamblea en el local de CCOO el 31 de agosto. Según la plataforma SoyPública, la asamblea se trató de una charla informativa donde los sindicatos subvencionados han impuesto su calendario, hicieron caso omiso a las intervenciones, han obviado deliberadamente el poder de decisión que debe tener toda asamblea de trabajadores y desmoralizaron al personal docente. La indignación que genera la asistencia a una asamblea donde las decisiones están pactadas de antemano y elocuentes liberados sindicales copan las intervenciones, provoca que se organice una primera asamblea autónoma.

A su vez, se realiza una encuesta entre el profesorado para evaluar qué respuesta quieren dar. La gran mayoría se posiciona en contra de la propuesta inicial de los sindicatos mayoritarios de convocar un día de huelga, apostando por la fórmula de los tres días de paros a la semana.

Finalmente, las asambleas de profesores y los sindicatos alternativos (CNT, CGT y Solidaridad Obrera) convocan paros para los días 20, 21 y 22 de septiembre. Ante la clara voluntad por parte de los/las trabajadores/as de dar una respuesta contundente a la Consejería de Educación, los sindicatos mayoritarios deciden convocar también para los dos primeros días, pero la mayoría de ellos no convocan para el tercero. Mientras tanto, se celebran asambleas de institutos y asambleas de zona, y la protesta en la calle se intensifica: hay encierros en algunos centros educativos, se organiza una acción simbólica en una oficina del INEM, concentraciones, y el primer día de clase, decenas de miles de personas recorren el centro de Madrid.

Comienzan los paros

En los dos primeros días de paro, la mayoría del profesorado de Secundaria secundó la huelga, aunque los institutos no llegaron a cerrar porque los servicios mínimos fijados por la Consejería obligaban a los directores y tutores a acudir a los centros educativos. El jueves, hubo un seguimiento menor aunque muy desigual, hubo centros que prácticamente pararon por completo, mientras que otros, apenas notaron la jornada de paro.

La protesta se extiende

No sólo son los niveles de Secundaria los afectados por la política educativa de la Comunidad de Madrid (por ejemplo, en la etapa de Infantil se ha incrementado la presencia del sector privado). Por ello, durante estos meses se han multiplicado el número de plataformas y asambleas que engloban a trabajadores/as de áreas específicas (Infantil, Conservatorio y Enseñanzas Artísticas, interinos/as, etc.).

Alguna reflexión para finalizar

Una vez más, los sindicatos mayoritarios han mostrado su intención de encauzar el conflicto anteponiendo sus propios intereses a la voluntad del profesorado. Por ello, animamos a los/las trabajadores/as de la enseñanza a seguir creando estructuras organizativas basadas en la autonomía y el asamblearismo. Además, es vital romper el asilamiento y tender lazos tanto con el resto de profesores/as como con los/as estudiantes.

Por último, creemos que en todo conflicto contra el Poder pueden crearse nuevos espacios de encuentro y de comunicación que pueden ser útiles para desarrollar ideas que profundicen en el análisis y en la crítica de la actual situación política, económica y social. Por ello, a nosotros/as, como anarquistas, nos gustaría que el profesorado no sólo ponga en cuestión los procesos de privatización y deterioro de lo público sino también, entre a analizar el papel de la enseñanza estatal. Por ejemplo, el conflicto educativo en Chile ha dado lugar a interesantes experiencias donde profesores/as, familias y alumnos/as, no se han limitado a criticar la política educativa de su gobierno sino que han construido nuevos espacios educativos al margen de los poderes públicos y privados, poniendo en práctica procesos de enseñanza alejados de valores autoritarios y competitivos.

También, desde estas líneas, animamos a la clase trabajadora a involucrarse en este conflicto y a buscar la forma de tender puentes entre diferentes sectores laborales para hacer frente de forma colectiva a las políticas de recortes y privatizaciones.

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