¡Qué tarea tan inmensa, combatirlos a todos/as!

Vuestras guerras, nuestros/as muertos/as

La noche del 13 de noviembre nos acostamos con la noticia de los salvajes atentados de París. Más de 150 civiles muertas/os bajo el fuego de kalashnikovs como respuesta a la participación francesa en la Coalición Internacional contra el Estado Islámico (ISIS), una organización fundamentalista que ha prosperado gracias al vacío de poder que ha dejado Occidente en Oriente Medio (y a una “errónea financiación de los rebeldes sirios”, según la Secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton) en el intento occidental de derrocar las dictaduras laicas de Bashar Al-Asad (Siria), Muamar El Gadafi (Libia) y Sadam Hussein (Irak).

Las reacciones al acto no se hicieron esperar: Francia bombardeó presuntos bastiones del ISIS en Siria (se desconoce el número de muertos/as, pero ya se ha informado sobre la muerte de decenas de civiles) y en el interior de sus fronteras declaró el estado de emergencia por un periodo de tres meses. Durante este tiempo planea poder efectuar detenciones de sospechosos/as sin cargos concretos, ceder el control de las calles al ejército, suspender algunos derechos constitucionales, autorizar a la policía a efectuar entradas en viviendas sin autorizaciones judiciales, aumentar la plantilla del cuerpo policial y su presupuesto en un 17% e instalar controles fronterizos, entre otras medidas.

Estas palabras del escritor Servando Rocha (miembro de la editorial La Felguera) resumen a la perfección nuestro sentir al respecto: “Una masacre terrorista es respondida con otra masacre terrorista. Doscientas masacres terroristas son respondidas con doscientas masacres terroristas. Una muerte exponencial. Unos aseguran hacerlo en nombre de un Dios que no puede existir de esa manera (no hay neolengua que lo soporte. Un creador que destruye es un anatema, algo contra la misma creación). Veo hombres-guerreros espeluznantes en el papel de sus vidas y que se atribuyen hacerlo por un fin superior, una hombría que es cobarde. Son bastardos. Otros afirman que matarán en nombre de la democracia. Hay ruido en aquellos lugares en que la tristeza se hace universal y se llora en ceremonias retransmitidas. Hay silencio, un fundido en negro, en aquellos otros donde las personas no existen. Allí se mata a fantasmas de carne y hueso. Todo cambia cuando la guerra empieza a mostrar su rostro atávico y la muerte llega en directo. En medio, nosotros, como rehenes de los terroristas que gobiernan el mundo y dicen actuar en nuestro nombre. Ellos se preparan para la guerra, para mantener un negocio que siempre estuvo ahí y en ese tránsito evitar que nadie levante la voz, que ninguna persona se atreva a cuestionar la conveniencia del totalitarismo. Saben que fracasarán, pero eso no importa, porque cuando pasen las tropas de estos Genghis Khan modernos jamás volverá a crecer la hierba. Esta imagen representa estos días de sobresaturación de imágenes, bravatas y cinismo. Así, negro sobre negro. Ellos, armándose para la guerra. Nosotros, preparándonos para el totalitarismo que ya está aquí. Unos y otros nos han condenado. No podemos estar ni con unos ni con otros, porque ellos no están con las víctimas sino por sus intereses. Y esos intereses, nunca serán los míos. ¡Qué tarea tan inmensa!: combatirlos a todos”.

Muertos/as de segunda y tercera

Paradójicamente, el mismo día de los atentados de París el ISIS perpetró otro atentado en Beirut (Líbano), que dejó tras de sí 43 muertos/as y 250 heridas/os. Nadie dice nada. No existen, al igual que los/as palestinos/as que mueren a diario en Israel. Muertas/os de primera y de segunda. Nous sommes Paris, sí, pero nadie es Beirut.

Pero si las/os libanesas/es son muertas/os de segunda, los/as refugiados/as que acuden a Europa lo son de tercera. ¿Recordáis los vídeos de parisinos/as huyendo horrorizados/as y despavoridas/refugiadosos por las calles de su ciudad? Pues ahora imaginad que al final de la calle hay una valla. Esa es la realidad de los/as sirios/as que huyen de la guerra que está arrasando su tierra, que al llegar a Europa se encuentran con las fronteras cerradas y que mueren ahogados/as intentando llegar a las costas de Grecia.

Y eso por no hablar de los/as miles de kurdos/as que son masacrados/as por Turquía mientras combaten en primera línea de fuego contra el ISIS, liderando la mayor resistencia (y la más eficaz) contra la organización fanática.

Érase una vez un pasaporte ignífugo

Francia no ha sido el único Estado que ha reaccionado al atentado. Aprovechando que cerca del lugar en el que se perpetró uno de los atentados supuestamente se halló un pasaporte sirio con un sello griego, lo cual supuestamente demostraría que los autores del mismo se habrían introducido en Europa en calidad de refugiados, países como Polonia y Hungría les han cerrado sus puertas.

Polonia tiene una de las tasas de inmigración más bajas del continente, pero el discurso xenófobo (junto con otros discursos, como el homófobo) del partido en el gobierno, Ley y Justicia (PiS), va en aumento. El 11 de noviembre, como todos los años, el colectivo de extrema derecha Renacer Nacional Polaco (NOP) celebró su “Marcha Patriótica”, batiendo todos sus récords con más de 70.000 personas desfilando por las calles de Varsovia bajo el discurso “Polonia para los Polacos, Polacos para Polonia”.

Tampoco se quedan cortos en EEUU, donde los/as gobernadores/as de más de 20 Estados han anunciado que tampoco acogerán a refugiados/as de estos países tras el atentado de París. El millonario y candidato a presidente Donald Trump definió a los/as refugiadas/os sirios/as como “un caballo de Troya” y anunció que si gana las elecciones generales dentro de un año no permitiría que entrara ni uno/a. Además, sugirió la idea de crear una base de datos para monitorizar a los/as musulmanes y cerrar todas las mezquitas a fin de combatir el terrorismo islamista. Otro candidato, Ben Carson, comparó a los/as refugiados/as con perros rabiosos de la siguiente manera: «si hay un perro rabioso merodeando en tu vecindario, probablemente no vas a esperar nada bueno de ese perro. Y, probablemente, vas a poner a tus hijos a salvo. Eso no significa que odies a todos los perros«. Por su parte, Ted Cruz y Jeb Bush se mostraron partidarios de acoger solamente a sirios que prueben su fe cristiana.securite

Ante la abominable falta de solidaridad con las personas que huyen del terror más extremo, celebramos el desarrollo de iniciativas populares como la Red Solidaria de Acogida (www.bienvenidxsrefugiadxs.info) que gracias al apoyo mutuo y la autogestión facilitan la entrada de migrantes en nuestra tierra.

Todxs somos refugiadxs. Derechos para todxs”, por la Red Solidaria de Acogida)

La denominada crisis de los refugiados ha generado en nuestras sociedades una toma de conciencia no sólo por las terribles consecuencias que millones de personas sufren por el conflicto armado en Siria y por otros tantos conflictos olvidados; también por las nefastas consecuencias de las políticas migratorias de control de la UE y de algunos estados miembros, que arrojan a las mafias, cuando no a la muerte, a cientos de miles de personas que huyen de sus países en busca de protección y de seguridad en Europa.

Se ha generado un sentimiento de acogida que ha desbordado Europa. La ciudadanía hemos abierto nuestras casas, nuestras mesas, nuestras familias y nuestros corazones a quienes no son sino víctimas de este sistema de injusticia que también nos afecta.

Entretanto, nuestros gobernantes siguen estando muy por debajo de las expectativas, manteniendo además discursos y alarmas que no hacen sino alimentar los sentimientos racistas y xenófobos en nuestro continente. Nos alarman con el reparto de unas decenas de miles de refugiados y refugiadas, cuando hay que recordar que el 80% en el mundo se ubican en países empobrecidos.

El conflicto Siria ha generado ya 4 millones de desplazamientos, que se agolpan mayoritariamente en Turquía -1.800.000-, Líbano -1.200.000, lo que supone una cuarta parte de su población- y Jordania -600.000 aproximadamente-. A estas cifras se suman 8 millones de desplazamientos internos.

Hoy, aquí, no queremos mirar sólo hacia las vallas de Hungría, hacia las costas griegas o hacia las fronteras de Bulgaria, Serbia o Croacia. Pedimos atención también hacia nuestra frontera, la frontera sur española. Denunciamos los discursos gubernamentales que incitan a la hostilidad y al miedo, así como los enormes vacíos y deficiencias de que hace gala nuestro país en cuanto a la acogida e integración social de las personas migrantes.

Hemos externalizado nuestras fronteras, con acuerdos económicos y de cooperación policial con países que no garantizan el respeto a los Derechos Humanos de las personas en tránsito hacia nuestro país.

La situación de los y las migrantes del África subsahariana en Marruecos continúa siendo igual de dramática que el año pasado, aunque ya no aparece en los medios de comunicación. Miles de personas migrantes siguen siendo hostigadas por las fuerzas auxiliares marroquíes en los campamentos cercanos a las fronteras de Ceuta y Melilla, donde viven en condiciones inhumanas y sufren de una continuada violencia policial. A estas personas España les niega el derecho de asilo. “Han decidido correr ese riesgo”, en palabras de la jueza que ha archivado recientemente la causa por las muertes en Tarajal hace un año. Ese riesgo que han construido nuestros gobiernos: material antidisturbios a uno y otro lado de esas vallas, repletas de concertinas, de fosos y de elementos punzantes . Si arriban a nuestro país se enfrentan a la posibilidad de un procedimiento de rechazo, creado en abril 2015 con el objetivo de intentar legalizar las llamadas “devoluciones en caliente” y cuyo contenido, seis meses después, aún no ha sido clarificado por el Gobierno.

Cientos de familias, mayoritariamente de nacionalidad Siria, a quienes se les supone el derecho de acceder a las oficinas de asilo ubicadas en los puestos fronterizos -negado a las personas subsaharianas-, están bloqueadas en la ciudad de Nador. Escasamente a unos cuantos se les permite acceder diariamente a estos puestos por parte de la policía marroquí. Todos ellos deben pagar grandes cantidades a “pasadores” o mafias como las llama el Gobierno español. Con frecuencia, se ven obligados a separarse de sus hijos e hijas o a pagar sumas desorbitadas para recuperar sus pasaportes, vitales para alcanzar protección internacional.

Pero eso no es todo, las personas que llegan a Ceuta y en mayor medida a Melilla, son confinadas en estas ciudades en los Centros de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), en condiciones inaceptables. La ocupación del CETI de Melilla – unas 1.600 personas- triplica su capacidad. En los CETI no existe un servicio de orientación jurídica ni reciben información concreta y personalizada de la protección que les brinda España y del marco europeo de tramitación de solicitudes de asilo. Durante meses no se les permite su paso a la península. Los CETI funcionan, “de facto”, como un tapón o embudo que ignora las obligaciones de recepción y protección de las personas refugiadas conforme al marco legal europeo y español.

Así, van llegando a la península con cuentagotas, tras pasar periodos que van entre 45 dias y varios meses en Melilla y Ceuta para ir a parar a recursos públicos que no siempre son Centros de Acogida de Refugiados, que abandonan mayoritariamente en pocos días. Para todos ellos, España no es un país de acogida.

Así, llegan a nuestras fronteras y son recibidas las personas migrantes, a las que acompañamos, con quienes compartimos su sufrimiento, mientras nuestros gobernantes, ante un innegable clamor social, nos hablan cínicamente de acogida.

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Por todo ello, exigimos a nuestro gobierno:

  1. Garantizar los derechos de las personas migrantes a uno y otro lado de la frontera.

  2. La desaparición del confinamiento forzoso de personas migrantes en Ceuta y Melilla. Suscribimos las recientes recomendaciones del ACNUR y de Defensor del Pueblo de que la estancia en los CETI se reduzca a días y que estos centros se reconfiguren como meros sitios de identificación y derivación inmediata a la península.

  3. La derogación de la Disposición Adicional Sexta de la LSC, por la que se intentó legalizar las devoluciones en caliente en Ceuta y Melilla.

  4. Medidas concretas y urgentes de acceso legal y seguro a España como cupos de visados humanitarios, facilidades de reagrupación familiar, cupos de visados para estudios y cupos de reasentamiento.

  5. El desarrollo de un plan nacional de acogida e integración de las personas migrantes para los próximos años, con competencias y financiación de la AGE, CC.AA y Ayuntamientos, que convierta a nuestro país en un verdadero espacio de acogida y hospitalidad.

  6. La aprobación del Reglamento de Asilo.

  7. La puesta en marcha de políticas que aborden las causas de las migraciones forzadas en su origen, que centren sus esfuerzos en las causas y no en la contención y control policial y militar de los flujos migratorios”.

La guerra es terrorismo con un presupuesto mayor.

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