No pagues sus guerras. La Objeción Fiscal al Gasto Militar

En las últimas semanas hemos asistido a una nueva escalada de acciones de guerra y bravuconerías varias entre quienes tienen el poder de destruir nuestro planeta con solo apretar un botón. Después de que Trump lanzara en Afganistán, la llamada “madre de todas las bombas”, el proyectil no nuclear más potente de su ejército, en una competición para ver quién la tiene más grande, Putin anunció que disponen del “padre de todas las bombas”, con una potencia cuatro veces superior a la estadounidense. A esa pelea de gallos se sumó Corea del Norte, avanzando que podía lanzar una bomba nuclear que alcanzaría territorio de EEUU.

Aunque pueda parecer que los conflictos bélicos que se extienden por todo el mundo nos son algo lejano, el país en el que nos ha tocado vivir tiene una gran responsabilidad en ello. Sin ir más lejos, el último bombardeo estadounidense contra el ejército sirio, en respuesta a los ataques con productos químicos que algunas partes atribuyen al gobierno sirio y otras a los “rebeldes”, en su mayor parte yihadistas, fue realizado por dos destructores que pertenecen a la base de Rota. Es importante también la participación española en la guerra en Yemen, donde una coalición liderada por Arabia Saudí está masacrando a la población para evitar un gobierno cercano a Irán: el Estado español realizó ventas de armamento por valor de más de 500 millones de euros sólo en el primer semestre de 2015.

El gasto militar en el Estado español.

Uno de los trabajos que realizan anualmente los colectivos antimilitaristas es bucear dentro de los Presupuestos Generales del Estado para poder averiguar cuál es el gasto militar real en el Estado español. Una operación que debería ser tan sencilla como observar la partida destinada al Ministerio de Defensa, se vuelve más complicada porque, como denuncia el colectivo Utopía Contagiosa, cuatro de cada cinco euros destinados a lo militar, se encuentran escondidos en otras partidas presupuestarias ajenas a este Ministerio. De los datos de este colectivo, se puede extraer que en 2015 el Ministerio de Defensa gastó 17.465 millones de euros, un importe tres veces superior al presentado en los Presupuestos y que el 81,49% de los gastos militares se escondían en 12 de los 13 ministerios. El gasto militar en ese año fue un 121% más de lo presupuestado inicialmente, 47,8 millones cada día, que resultaría una media a pagar por cada habitante al año de 376 euros, pero sumando lo destinado a control social (cárcel y policía), la media por persona llegaría a 718,76 euros.

Este mismo colectivo ha analizado los Presupuestos de este año, recién presentados, observando que el gasto militar había alcanzado los más de 33.000 millones de euros, un 9% más de lo presupuestado para el año anterior. Con esas cifras, se supera altamente el 2% del Producto Interior Bruto.

Teniendo en cuenta que España es el sexto mayor mayor exportador de armas del mundo, nos demuestra que la guerra es un gran negocio para este país.

La Objeción Fiscal al Gasto Militar

Con el lema de “desobedece a las guerras en tu declaración de la renta”, los colectivos antimilitaristas animan a practicar la desobediencia civil contra el gasto militar, a través del descuento de las cantidades que corresponden a este gasto en el pago del IRPF. Como señalan en la página web de la campaña, “La Objeción Fiscal al Gasto Militar es la no disposición a colaborar con el Estado en los gastos de preparación de guerras y mantenimiento de la estructura militar, el ejército y otros cuerpos armados, desobedeciendo activamente en el momento de realizar la declaración de la renta (IRPF). Consiste técnicamente en desviar una parte de estos impuestos a un proyecto que trabaje en la defensa de un progreso social solidario

Básicamente, se trata de no confirmar el borrador que Hacienda elabora anualmente con la declaración de la renta, para poder descontar del pago lo que se considera que es gasto militar. La cantidad a objetar puede ser cualquiera, pero se suele tener en cuenta que el gasto militar por persona y año se estimaba en 718 euros. Desde los colectivos impulsores, hacen hincapié en la naturaleza de desobediencia civil del acto, por lo que recomiendan que la acción debe ser visible, dándosele publicidad y reconociendo ante el Ministerio de Hacienda que se ha realizado la objeción y los motivos que nos llevan a hacerlo. Desde el Grupo Antimilitarista Tortuga, han editado una guía en la que explican detalladamente el porqué de este tipo de desobediencia y cómo poder realizarla, así como de las posibles repercusiones sancionadoras que puede llegar a sufrir quien opte por objetar.

Si bien el dinero desviado puede destinarse a la financiación de cualquier proyecto que luche por la justicia social, la paz o la defensa del medio ambiente (en años anteriores ha servido para financiar a sindicatos alternativos, colectivos antimilitaristas, publicaciones, etc.,) desde los impulsores de la campaña cada año recomiendan un proyecto en concreto al que apoyar económicamente. Este año, se pretende impulsar el “Encuentro Internacional de Ciudadanía en movimiento contra la guerra en las Fronteras” organizado por Ca-minando fronteras, un colectivo de activistas que trabajan en la Frontera Sur desde 2002 con las comunidades migrantes en tránsito, en países de origen y destino acompañándoles en su lucha.

El año pasado, cerca de medio millar de personas realizaron la objeción fiscal, desviando más de 57.500 euros a 88 destinos alternativos, para no contribuir al gasto militar.  El proyecto más beneficiado por el dinero retirado a la industria de la guerra fue Stop Mare Mortum, que “lucha por los derechos de las personas que han dejado sus países de origen, sin hacer distinción entre persona migrante y persona refugiada, dado que todas ellas se ven obligadas a abandonar su país, sea para salvar la vida que una guerra o persecución ha puesto en peligro o sea para huir de una situación económica que también pone en peligro la propia subsistencia.”

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