México, el genocidio oculto

Las lágrimas de Carlitos se quiebran en la acera donde yacen muertos sus padres y su hermana. Casquillos de una ametralladora regados por el suelo les robaron la vida. Mientras, la gente observa lo sucedido. Se hace destacar la voz de doña Juana, vecina de Carlitos:

–Esos soldados de pie en la esquina son los que dispararon sus grandes armas. Ellos dicen que esta pobre familia eran narcotraficantes; yo sé que sólo vendían pan en las avenidas para sobrevivir.

–¡Qué van a andar siendo narcotraficantes! Es porque no quisieron pagar la cuota a los verdaderos narcos, y aparte andaban quejándose del gobierno; por eso los mataron –añade Don Chuy, con los puños cerrados tragándose el coraje y el llanto.

–¡Estamos hartos, lárguense militares! – gritan por ahí entre la multitud.

–¡No nos dejan vivir, nos están matando! –reclama Diego de once años, amigo de Carlitos –A mi hermano mayor se lo llevaron junto a otros diez amigos, fueron unos hombres armados y no hemos sabido nada de él.

–Sí, estamos cansados, nos vamos a levantar en armas como los de la ciudad de al lado –empieza a gritar la gente. Mientras tanto, Carlitos en los brazos de doña Juana pide por favor que su mamá despierte.

Este es uno de los muchos panoramas que se ven en México día a día. La agenda de los grandes poderes económicos mundiales para con este país ha provocado una situación en la que se han producido más de 150 mil muertos y alrededor de 27 mil desaparecidos (uno cada 1h. 52 min.) en los últimos años. Son cifras oficiales; no obstante, otros estudios indican números mucho más altos. Por su parte los medios de comunicación globales ocultan la verdadera situación, dejándonos ver sólo una mínima parte del problema social, achacándolo completamente al narcotráfico o los fallos del gobierno mexicano. Pero la verdad es que el problema es bastante más amplio, delicado y aterrador. México es hoy el tercer país con más muertes violentas después de Siria e Irak.

Un salvaje necro–capitalismo impera hoy en este país, llevándolo al igual que a algunos otros un paso más allá en las estrategias de terror contra la población. La necesidad de abarcar completamente los recursos naturales (gas natural, petróleo, minerales, etc.) y obtener una mano de obra aún más barata y esclava (70 millones de los 120 millones de mexicanos actuales se encuentran bajo el umbral de la pobreza) son algunas de las razones más visibles de esta estrategia, pero no las más importantes. El motivo primordial de lo ocurrido en este país también tiene que ver con lo ocurrido en el resto del mundo. Estamos viendo cómo el capitalismo mundial está en un afán de dominar y controlar aún más la vida de las personas; por lo tanto, la necesidad de poseer aquellos recursos humanos y naturales no es sólo por ambición económica, sino que también es una vía que permite tener el control absoluto de cada individuo a nivel mundial. Ciertamente hay países en los que esta necesidad es prioritaria y tiene que ser más acelerada; por ejemplo, México posee bastos recursos y se encuentra junto a Estados Unidos, por eso –como sucede con otros países– es necesario desestabilizar la región con una guerra contra la población. Una de las estrategias que hoy vemos es la creación de enemigos públicos para justificar este tipo de guerras, tal es el caso de Estado Islámico en zonas árabes, así como el narco–paramilitarismo en México.

La estrategia de terror en este país detonó en 2006 cuando el presidente en curso Felipe Calderón declaró la guerra contra el narcotráfico. Paradójicamente desde ese momento se crearon 80 nuevos cárteles (grupos) de la droga. Curiosamente esta nueva línea de cárteles no sólo se dedican al comercio de la droga, sino a cobrar también en muchos lugares a cada persona dinero por la vivienda, el negocio, etc. Despojan de sus tierras a los campesinos, dejando el camino libre a las grandes empresas y asesinan a los opositores a éstas; pero no sólo a ellos, sino a la población en general. Lo importante es causar terror. Muchos de los cabecillas de estos cárteles son instruidos por países como Israel, Francia o EEUU. Al mismo tiempo se militarizaron las calles y se reforzó a la policía, dotando a cuerpos militares y policiales de un poder sobre la población jamás antes visto. Desde entonces es habitual ver al ejército en las calles poniendo retenes a la población civil; camiones de guerra llenos de soldados por las avenidas de los barrios obreros; comandos armados pidiendo cuotas a la gente humilde, al comerciante ambulante, a la caseta de la esquina… Todo con total impunidad. Tiroteos en las plazas principales, cuerpos despedazados en los bares y gente colgada de puentes en las avenidas, mientras los policías violan a las mujeres, usan la tortura en la mayor parte de las detenciones y desaparecen estudiantes. En los últimos años entre ejército y policía han cometido 70 mil ejecuciones extrajudiciales. Por otro lado hay pueblos que han quedado sin jóvenes por que muchos han sido reclutados por los comandos, pues si se niegan los matan. Los más afortunados han logrado huir. En México las mujeres tienen que ser más fuertes que nunca pues se enfrentan a uno de los países con más feminicidios a nivel mundial (7 por día).

La represión a los luchadores sociales también se ha incrementado dramáticamente: la policía ya no duda en disparar incluso en las universidades. Obviamente durante las protestas ya son una constante los asesinatos, las desapariciones y la tortura. Estas acciones suelen ser atroces como lo pudimos ver con el asesinato de Julio César Mondragón, al que desollaron vivo, cuando se produjo la desaparición de los 43 normalistas.

Autogobierno y resistencias

Hijos de la madre tierra / Nuestros cantos, nuestros rezos Se van elevando al cielo / Pa que escuchen nuestros sueños Ya se despertó mi pueblo / Saliendo a encender el fuego La semilla va creciendo / La esperanza está creciendo – Juchari Uinapekua (Nuestra fuerza) himno p’urhépecha.

A pesar de que todas estas amenazas persistentes contra la población llevaron a ocasionar toques de queda en los pueblos y ciudades, desde hace unos años se está viviendo una sublevación en gran parte del pueblo. Aunque hay desde hace muchos años comunidades armadas, en estos últimos años se han incrementado notablemente: jovencitas, niños y abuelos en armas por la expulsión de los narcos o en otros lugares por la absoluta autonomía de los municipios que luchan por liberarse del Estado y sus asesinos (cabe mencionar que el Estado ha usado varias tácticas para desestabilizarlas, cuestión que es conveniente estudiar más a fondo). Mientras tanto se observan también importantes, constantes y multitudinarias manifestaciones, huelgas laborales, boicots, quemas de palacios de gobierno, barricadas en las entradas de los pueblos, así como la expulsión de gobiernos municipales y policías en algunos poblados.

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Aunque algunos sectores de la población todavía abogan solamente por la expulsión del Ejecutivo actual, muchos otros están observando el panorama de forma más amplia, en el cual es sumamente evidente cómo todo el peso del Estado con sus armas más sanguinarias, legales e ilegales, sirve para el genocidio de la población; han optado por desacreditar y hasta oponerse a la autoridad misma. Estas reacciones antiautoritarias o antiestatistas se presentan en la cotidianidad de muchos barrios donde la gente reniega del parlamentarismo y se enfrenta constantemente a la policía y al ejército. Se perciben también cada vez más luchas por la autonomía, sobre todo por parte de la población indígena; uno de los ejemplos que se siguen es la autogestión conseguida con la lucha activa que llevó el municipio de Cherán cuando expulsó a las grandes empresas y a las autoridades estatales. Otro ejemplo libertario de lucha contra el Estado y el capitalismo es el pueblo de Eloxochitlán de Flores Magón (Oaxaca), cuna de los luchadores libertarios Flores Magón, precursores de la revolución mexicana. Una de la acciones muy claras del pueblo de México que dejó ver su incredulidad al sistema parlamentario fue el boicot a las pasadas elecciones, donde sindicatos, movimientos sociales, pueblos en resistencia (policías comunitarias) y grupos de gente organizada o no quemaron sedes y boletas electorales, cerrando también autopistas y bloqueando pueblos con barricadas.

México vive una coyuntura que marcará el devenir de su historia: por un lado el necro–capitalismo ejecutando sus tácticas de terror más letales para apoderarse completamente de esta región, y por otro lado el contra peso de la parte valiente del pueblo.

El capitalismo globaliza la opresión. Así pues es nuestro deber globalizar la resistencia aprovechando y respaldando la rebeldía de los pueblos que aparcan el miedo tras la rabia, y siguen luchando por la vida, por la memoria que abraza a los caídos/as, por la libertad, por todos.

Cherán, tierra para soñar

La misma gente determina qué se hace y qué no se hace en la comunidad. Los partidos políticos no hacen eso, ellos son lo que determinan qué hacer y qué no. Entonces pues, ahora se maneja que la Asamblea es la máxima autoridad y es donde uno puede hablar y puede ser escuchado por los demás y por las mismas autoridades. [Eso] no lo hacíamos antes.

Quizás uno de los casos más conocidos en los que la resistencia al narco, al Estado y a sus representantes políticos ha dado lugar a formas tradicionales de autogobierno es el pueblo p’urhépecha de Cherán. Se trata de uno de los principales municipios indígenas del centro del estado de Michoacán, al oeste de México, que cuenta con 18.000 habitantes y que, frente a las incursiones del crimen organizado que buscaba expoliar sus recursos naturales con la complicidad de las autoridades estatales, desde 2011 instauró un esquema de autodeterminación política y autodefensa comunitaria.

Distintos documentales han abordado la realidad de este pueblo desde que declaró su independencia de los partidos políticos, como Cherán, tierra para soñar, Partidos ojetes, Cherán no es un juguete y Resistencia de Cherán, los cuales recomendamos para ampliar información, junto a su blog y radio comunitaria gestionada por sus habitantes.

Jornadas México, el genocidio oculto

El sábado 6 de febrero, las autoras de este artículo visitarán La 1314 Okupada, en c/ Párroco Don Emilio Franco nº 59, <M> Nueva Numancia, para relatarnos la situación de este país. Os dejamos el programa de actividades:

17h, Charla: Feminicidios y movimientos feministas en México

18:30 h, Proyección del documental: Cherán, tierra para soñar

19:30, Charla para entender la violencia en México: la respuesta social, la lucha y la resistencia.

Tras esto, habrá un cenador mexicano y fiesta en el que el dinero recaudado, se destinará a un grupo de mujeres autónomas de Oaxaca, que tienen un proyecto ambicioso: La creación de un Centro Social para mujeres en el que se impartirá autodefensa femenina, además de la realización de talleres de otro tipo para el empoderamiento femenino, frente al acoso y los asesinatos que padecen de los narcos y su cómplice, el Estado.

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