Entrevista a la Red de Solidaridad de Seattle (Seattle Solidarity Network, SeaSol), 2010

¿Puedes explicarnos brevemente qué es la SeaSol?

La Red de Solidaridad de Seattle es un pequeño grupo de apoyo mutuo de trabajadores e inquilinos que se centra en ganar pequeñas luchas contra empresarios y caseros relacionadas con temas como el impago de salarios, fianzas robadas, etc., utilizando acciones colectivas como piquetes y manifestaciones.

¿Cuántos sois y desde cuándo estáis en activo?

Es difícil decir exactamente cuántos somos. Si tenemos en cuenta sólo a sus miembros oficiales -una figura que se ha introducido hace poco-, unos sesenta. A las acciones asisten de manera habitual entre diez y cuarenta personas, pero nuestra lista de contactos es de unas cuatrocientas personas. Calculo que al menos la mitad han participado en una o más acciones o actos de algún tipo. El ‘equipo organizador’ -la gente que ha asumido un nivel de compromiso ligeramente mayor, que son quienes hacen la mayor parte del trabajo diario como encargarse de la ronda de llamadas, responder a las llamadas y reunirse con los nuevos- está formado por unas doce personas. SeaSol empezó a finales de 2007 y aún se mantiene fuerte.

¿Cómo empezó?

Empezó porque un pequeño grupo de nosotros, en su mayoría miembros de la IWW[1] y anarquistas de Seattle, estábamos frustrados con nuestra falta de actividad. El sindicato de oficios varios (la rama general) de la IWW de Seattle era demasiado pequeño y carecía de los recursos para intentar organizar cualquier centro de trabajo, y lo mejor que podíamos hacer era ofrecer apoyo y formación a los trabajadores que se nos acercaban interesados en sindicalizar su centro de trabajo, algo que, de hecho, ocurre con escasa frecuencia y todavía no se ha traducido en una fuerza organizativa. Mi propia perspectiva tenía como motivo la frustración con luchas simbólicas e inefectivas como las luchas contra la guerra o antiglobalización, así como los grupos de propaganda anarquista que tenían una relevancia limitada para la vida de la mayoría de la gente, incluida la mía.

SeaSol empezó a partir de una serie de ideas como crear un piquete solidario itinerante o un grupo de acción directa personalizada a la manera de OCAP (Ontario Coalition Against Poverty – Coalición contra la pobreza de Ontario). Algunos miembros tenían alguna pequeña experiencia con reclamaciones salariales. Por ejemplo, en el caso de una amiga que había sido contratada por un día en un restaurante y luego le dijeron que no la necesitaban más y que no le iban a pagar ese día porque era un “dia de formación”, al final consiguieron que el dueño le pagara presentándose en grupo en el restaurante. Otro miembro tenía una web y una lista de correo electrónico sobre noticias de huelgas en Seattle, así que le dimos un nuevo uso y nos quedamos con el nombre que tenía.

Al principio no teníamos muy claro qué era lo que íbamos a hacer, pero decidimos centrarnos en apoyar a trabajadores e inquilinos en lucha, de manera que pudiéramos obtener victorias inmediatas en lugar de empantanarnos en campañas interminables. También de manera que pudiéramos beneficiarnos nosotros mismos si alguna vez teníamos un problema con nuestro jefe o nuestro casero. Así que hicimos dos carteles: “¿Problemas con tu jefe?” y “¿Problemas con tu casero? Llámanos”. Pegamos estos carteles por todo Seattle, nos llamaron algunas personas, y ¡así es como empezó esto!

¿Por qué no eran apropiadas otras organizaciones más tradicionales (como los sindicatos, por ejemplo)?

Queríamos hacerlo nosotros mismos, no mediante otra organización. Convencer a algún otro grupo de asumir esta forma de funcionar relativamente desconocida habría sido una pérdida de tiempo. Tenía sentido crear SeaSol como una organización diferente de la IWW por varios motivos: no estaríamos sometidos a las leyes contra las huelgas y acciones de solidaridad, no todos los miembros que la iniciaron eran miembros de la IWW, y nos permitiría ser más flexibles. Además, las ONG y sindicatos burocráticos eran demasiado lentos para tomar la iniciativa o incluso para sumarse a ella cuando se trata de pequeñas luchas laborales o por la vivienda.

¿Con qué problemas os enfrentasteis al principio? ¿Cómo los superasteis?

Como he dicho antes, al principio no teníamos una idea muy clara de qué íbamos a hacer, se fue cristalizando a medida que empezamos a hacer cosas. Al principio yo era bastante escéptico respecto a la idea de que los carteles dieran lugar a campañas válidas en las que pudiéramos implicarnos, pero funcionó. Una de las primeras llamadas que recibimos fue de un trabajador del astillero que estaba cabreado con sus malas condiciones y la complacencia de su sindicato en su curro, así que nos juntamos con él e hicimos varios panfletos para que los repartiera en su curro. Desgraciadamente, esto no funcionó; no había mucho interés por parte de sus compañeros y todo lo que conseguimos fue la llamada de un representante sindical muy cabreado. Realmente no teníamos un plan coherente para afrontar esta campaña. Con el tiempo hemos desarrollado una serie de tácticas y maneras de hacer las cosas. Según íbamos improvisando y ganando algunas luchas, ganábamos aliados y el reconocimiento de otros grupos, algo de lo que carecíamos al principio.

¿Qué problemas habéis tenido todo este tiempo?

Mantener la implicación de la gente que se acercó a nosotros en busca de apoyo ha sido a menudo un problema. Siempre dejamos claro que SeaSol no es una organización de caridad o de trabajo social; es una red de apoyo mutuo, lo que significa que esperamos que si te ayudamos en una lucha, tú ayudes a otros en otras luchas. A menudo la gente se implica y participa en unas pocas acciones que no sean la suya propia durante un mes o dos, pero luego no vuelves a oír de ellas. Sin embargo, otras personas que inicialmente se acercaron a nosotros buscando apoyo en su lucha han adoptado un papel más activo y se han unido al equipo organizador, y muchos que no lo han hecho han seguido participando durante meses después de ganar su lucha. Con la introducción de la figura del “miembro formal”, y una mayor claridad de lo que significa ser parte de SeaSol, parece que estamos empezado a conseguir que la gente se implique más. De todas formas, tengo claro que siempre va a haber gente que se marche una vez que su lucha se ha ganado, pero eso no debería descorazonarnos.

Otro asunto que apuntó un antiguo organizador es que existe una “disparidad demográfica” entre el equipo organizador y la gente que a menudo se nos acerca para que les ayudemos en sus luchas. Es decir, el grupo duro de activistas son en su mayoría blancos, mientras que la gente que tiene los problemas suelen ser de minorías étnicas. Esto puede ser un obstáculo para que algunas personas se impliquen más en el grupo. No hay mucho que podamos hacer, excepto seguir luchando, y mientras crecemos nuestra organización atraerá gente de ambientes más variados. Esto parece que está ocurriendo según vamos incorporando a gente de las luchas en las que nos implicamos.

Un problema del que nos hemos dado cuenta en las luchas en los centros de trabajo es que algunos empleados, si, por ejemplo, se enfrentan a un piquete fuera del restaurante en el que trabajan, se tragan la versión del empresario de que nuestra presencia hace que vaya menos gente y que por tanto pierdan parte de sus propinas. Hemos empezado a luchar contra esto, con bastante éxito, haciendo una colecta entre los manifestantes para compensar las propinas perdidas, y explicar claramente a los trabajadores que no estamos contra ellos sino contra sus jefes. Necesitamos seguir haciendo esto y empezar a comunicarnos con los trabajadores antes de empezar una campaña.

¿En qué momento empezó a despegar SeaSol?

Nos llevó cuatro meses desde que empezamos a poner carteles. Nuestra primera lucha real fue tras contactar con una gente que vivía en el Motel Greenlake. Este “motel” era en realidad una residencia a largo plazo, que había que pagar cada semana, para aquellos que no tenían las referencias necesarias para conseguir alojamiento de mayor calidad y más barato, por ejemplo por tener antecedentes penales, un mal historial de crédito o de alojamientos, o porque no se podían permitir los habituales meses de fianza y por adelantado de una casa en alquiler. Total, que habían visto nuestro cartel y se quejaban de las terribles condiciones que soportaban: hongos, grietas, calefacción rota, etc. Después de ir un poco puerta por puerta para evaluar la situación, algunos miembros de SeaSol e inquilinos hicieron una carta de reivindicación con una lista de las reparaciones que había que hacer. Juntamos a una docena de personas y junto con uno de los inquilinos (por desgracia, el resto tenía demasiado miedo de ser desahuciado) fuimos al hotel más respetable de los dueños y le dimos la carta al perplejo recepcionista.

Unos días más tarde, los caseros pasaron por cada piso e hicieron las reparaciones necesarias, mientras advertían a los inquilinos de que no hablasen con “esos comunistas”. Éste fue nuestro primer éxito importante. La historia del Motel Greenlake no acaba aquí, unos meses después nos llamaron de nuevo, el motel había sido denunciado por el Departamento de Salud. Los inquilinos, puesto que técnicamente era residentes de un hotel y, por tanto, no tenían los mismos derechos que los inquilinos normales, se enfrentaban a un desahucio inmediato. Estaban más dispuestos a luchar como grupo esta vez y consiguieron asistencia para el realojo (tres meses de alquiler para cada uno) para encontrar sitios mejores.

¿En qué luchas habéis estado implicados?

Desde principios de 2008 hemos empezado al menos 21 luchas y hemos ganado 17 de ellas. Los motivos de las luchas han ido desde impagos salariales hasta desahucios injustos. Para una lista exhaustiva, en nuestra web aparecen casi todas las luchas en las que hemos participado -menos un puñado que nunca llegaron a empezar o que fueron resueltas antes de tuviéramos que llevar a cabo acciones.

¿Qué tipo de acciones habéis llevado a cabo?

Todas las luchas empiezan con una “entrega de reivindicaciones”. Nos presentamos un numeroso grupo en la oficina o negocio del jefe o casero, y la persona que tiene el conflicto le entrega a éste una carta de reivindicaciones diciendo lo que tiene que hacer, con un plazo límite de una o dos semanas. Esto es básicamente una demostración de fuerza – el trabajador o inquilino cuenta con el apoyo de un gran grupo de gente – y una advertencia. El jefe o casero puede ceder ahora, o tendrá problemas después.

Si tenemos suerte, cederá antes de la fecha límite. Si no, empezamos una campaña que va intensificándose. Empezamos con poco, luego aumentamos la presión con acciones de más tipos, más frecuentes y de mayor tamaño. Nuestra acción fundamental es un piquete de unas doce personas en la puerta del negocio del enemigo. Si es un restaurante o una tienda, esto suele serle muy perjudicial económicamente, ya que reduce las ventas a la mitad o más durante el tiempo que estamos allí. Otras técnicas que solemos usar son campañas de propaganda con carteles para prevenir a posibles caseros, campañas para avergonzar públicamente al jefe repartiendo panfletos en su iglesia o en su barrio, interferir con los proveedores o socios de la empresa, acciones a través del teléfono o internet, y cualquier otra cosa que se nos ocurra. Intentamos ser bastante imaginativos.

¿Qué contactos tenéis con otros grupos de trabajadores? (de otros sectores, otros países, otros grupos políticos, etc.)

A veces cooperamos con el comité de defensa trabajadora de Casa Latina, la sección más orientada a la acción directa de una ONG local. Nos apoyamos mutuamente en nuestras campañas y a veces hacemos acciones conjuntas. También hemos apoyado huelgas, por ejemplo participamos en los piquetes de la última huelga de Coca Cola. Estuvimos planeando apoyar una campaña de la sección militante del sindicato de fontaneros para reducir los tipos de interés de las hipotecas, pero nunca llegó a hacerse. Trabajamos con el IWW siempre que es posible, la última vez llevando a cabo una acción en solidaridad con el recientemente formado Sindicato de Trabajadores de Jimmy Johns.

Nuestro último proyecto conjunto es con el IWSJ (International Workers and Students for Justice – Trabajadores y Estudiantes Internacionales por la Jusiticia), un grupo de trabajadores y estudiantes de la Universidad de Washington centrado en una asamblea de base de conserjes. Están interesados en hacer acciones tipo SeaSol, en torno a las comunidades de inmigrantes mal pagados con las que tienen buenas conexiones, y a nosotros nos interesa aprender de grupos formados en el lugar de trabajo como ellos. Ya veremos cómo funciona esto.

Estamos intentando apoyar y animar la formación de redes de solidaridad por todo el mundo, como son las de Olympia, Tacoma y Glasgow. Ofrecemos apoyo y formación a los nuevos grupos siempre que podemos. También hemos estado en contacto con centros de trabajadores que tienen algunas similitudes con la SeaSol, como es el Centro de Trabajadores de Lansing, y estamos interesados en aprender más sobre las ventajas de y las diferencias con este tipo de organizaciones.

Personalmente, yo he estado intentando convencer a grupos e individualidades anarquistas de que es útil crear este tipo de redes de solidaridad…

¿Cómo responderías a las críticas que dicen que estas pequeñas victorias están bien, pero que no son un modelo para crear el cambio social en la situación en la que nos encontramos de brutal ataque al empleo, vivienda, servicios públicos, etc. en todo el mundo?

Como tú has dicho, nuestras luchas son más bien a pequeña escala, en torno a conflictos que sólo afectan a una persona, una familia o un pequeño grupo de trabajadores o inquilinos, que frecuentemente han dejado su antiguo empleo o alquiler. Ésta es la principal limitación de nuestro método de organización actual. Sin embargo, no vemos esto como un gran obstáculo porque no pretendemos limitarnos para siempre a estas pequeñas luchas. Las vemos, por el contrario, como primeros pasos hacia proyectos más ambiciosos. Según vayamos adquiriendo experiencia, confianza, número de militantes, una base de apoyo, contactos, reputación, etc., pretendemos extendernos hacia otras formas de organización, como por ejemplo ayudando a grupos de inquilinos o de lugares de trabajo a establecerse y continuar – los primeros pasos en esta dirección ya se están dando. Estamos comprometidos con un enfoque flexible y experimental. Yo veo estas pequeñas luchas como un entrenamiento para la organización de la lucha de clases, desde el cual podemos avanzar hacia proyectos mayores, más colectivos y de mayor duración. No son un modelo para el cambio social como tal, pero contienen un ingrediente clave para el cambio social a gran escala – la acción directa de las personas resolviendo sus problemas ellos mismos.

SeaSol es en cierto sentido una adaptación a las condiciones actuales de precariedad y de lugares de trabajo pequeños – como ha dicho uno de nuestros miembros, nosotros “organizamos al trabajador, no el lugar de trabajo”. Cualquier trabajador que se una a SeaSol tras un problema en su antiguo empleo está mucho mejor preparado para luchar si se encuentra problemas en su nuevo trabajo. Es una organización de militantes que se extiende a lo largo de diferentes situaciones laborales y de vivienda. Obviamente, sigue siendo fundamental la organización en los centros de trabajo y barrios concretos.

También podrás comprobar que muchas de las luchas que llevamos a cabo sólo tratan de corregir un incumplimiento de la ley por parte del casero o jefe. Esto es porque se trata de un punto de partida fácil, y a menudo la persona que tiene el conflicto sólo quiere que se resuelva este incumplimiento. Sin embargo, ya hemos ganado varias luchas en las que las reivindicaciones iban más allá de simplemente hacer que se cumpla la ley, y consistían en lo que el inquilino o trabajador, y el grupo en su conjunto, consideraban una resolución razonable y factible del conflicto. Debemos ir – y lo estamos haciendo – más lejos en esta dirección de imponer nuestra voluntad sobre los jefes y caseros, hasta que “lo que es razonable” cambie completamente, y una sociedad totalmente diferente sea imaginable e incluso lógica.

¿Crees que existe el riesgo de que el grupo sea visto como, o se convierta en, algún tipo de organización caritativa radical, dependiente de voluntarios que básicamente ayudan a otra gente, como tú mismo?

Como dije antes, intentamos dejar claro que SeaSol no es ninguna ONG o servicio social. Ofrecemos solidaridad, no caridad. La persona o personas que tienen el conflicto deben estar dispuestas a llevar la iniciativa en la lucha -ellas son las que entregan las reivindicaciones al jefe, participan y ayudan a planear las acciones de la campaña- y acceder a apoyar las luchas de otras personas. Si esperan que nosotros hagamos todo el trabajo por ellos y dejan de asistir a las reuniones o a las acciones (sin un buen motivo), acabaremos por abandonar esa lucha. Esto es lo contrario a una ONG o servicio social que simplemente hace cosas en nombre de un receptor pasivo.

¿Hasta qué punto está SeaSol abierta respecto a su política? ¿Sois abiertamente anarquistas?

Como miembro individual yo soy abiertamente anarquista dentro de SeaSol (como muchos otros). SeaSol no es una organización anarquista, pero se basa en los principios de apoyo mutuo, acción directa y democracia directa. Aunque todos los fundadores eran anarquistas o muy cercanos al anarquismo, muchos de sus miembros no tienen por qué serlo. Sin embargo, SeaSol es un ambiente en el que casi todo el mundo está abierto a las ideas anarquistas, porque son una extensión lógica de lo que hacemos -luchar unidos contra los jefes y los caseros, planificando las cosas en colectivo, poniendo en común nuestros recursos, dándonos cuenta de que juntos tenemos fuerza-.

¿Tienes alguna anécdota o recuerdo favorito relacionado con la organización?

Ha sido divertido ver la angustia de los jefes cuando las cosas no van como ellos quieren. A menudo quedan decepcionados cuando una llamada a la policía no consigue que desaparezcamos, porque no estamos haciendo nada ilegal. Me gusta ver la cara de confusión y de pánico cuando un gran grupo de gente invade de repente su espacio privado. Un recuerdo especialmente gracioso es cuando el subalterno de un dueño de un hotel me amenazó con un bate de béisbol y después decidió llamar a la policía para echarnos. Acabó reconociendo ante la policía un delito de intento de ataque con arma mortal…

¿Qué has aprendido de tus experiencias en el grupo?

Muchas cosas. Sé que en cualquier futuro trabajo estaré mucho más seguro a la hora de luchar contra la gerencia. Me siento más capaz de organizarme en el trabajo, mientras que antes no habría sabido por dónde empezar. Ha sido muy satisfactorio aplicar las ideas anarquistas de acción directa y solidaridad y verlas funcionar. He aprendido a ver las cosas táctica y estratégicamente. He aprendido a investigar objetivos, a comunicarme mejor y a construir lazos con la gente. He probado el poder colectivo. Creo que ha sido una experiencia muy enriquecedora para muchos de nosotros en SeaSol, y espero que así continúe…

¿Qué lecciones crees que pueden aprender otros trabajadores de tu organización?

La más importante es que incluso en esta era de derrotismo imperante y depresión o crisis económica, sigue siendo perfectamente factible luchar y enfrentarse a los ataques y vencer. Que las ideas y prácticas anarquistas funcionan en el mundo real. Que la acción directa colectiva enfocada a resolver pequeños conflictos es un punto de partida útil de cara a una lucha futura a una escala mayor.

En la primavera de 2012, la Editorial Klinamen publicará un libro sobre la Red de Solidaridad de Seattle


[1] NdT: Industrial Workers of the World (Trabajadores/as Industriales del Mundo) es un sindicato  federalista con aspiraciones revolucionarias que reivindica la autogestión y autoorganización obrera. Se fundó a principios del s. XX en EEUU y se ha extendido por todo el mundo anglosajón.

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Un comentario en «Entrevista a la Red de Solidaridad de Seattle (Seattle Solidarity Network, SeaSol), 2010»

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